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¿La comunidad del silencio?

La misteriosa muerte de la cadete Lina Zapata estaría relacionada con una supuesta red de prostitución homosexual en el interior de la Escuela General Santander.

Alejandra Rodríguez Camacho / Especial para El Espectador
16 de febrero de 2014 - 02:00 a. m.
Enero de 2006: Lina Zapata, cadete de 19 años, apareció muerta en un alojamiento de la Escuela General Santander con un disparo en la cabeza. / Colprensa y cortesía
Enero de 2006: Lina Zapata, cadete de 19 años, apareció muerta en un alojamiento de la Escuela General Santander con un disparo en la cabeza. / Colprensa y cortesía

“Fue el 25 de enero de 2006. Entró una llamada al teléfono fijo… Fríamente me dijo: —¿La mamá de Lina? Sí señor. —Su hija se suicidó”. Así empezó el calvario de Adiela Gómez, quien hoy, ocho años después, está segura de que a su hija la asesinaron en la Policía.

Lina, una cadete de 19 años que se estaba preparando para ser oficial de esa institución, apareció en uno de los alojamientos de la Escuela General Santander, en Bogotá, con un disparo en la cabeza. Según informaron ese día los altos mandos de la Escuela, Lina sufría por una decepción amorosa y había decidido quitarse la vida.
Pero esta teoría hoy por hoy no es tan sólida. Después de ocho años en que el caso había quedado archivado, la Fiscalía decidió revisar nuevamente las pruebas que la familia ha recolectado y que demostrarían que Lina no se suicidó.

“Si Lina se hubiera disparado, su cuerpo debería haber quedado en otra posición. Pero ella fue encontrada con su sable encima del cuerpo… si ella cayó, no era lógico que éste cayera a un costado de la cadete?”, explica el abogado Jesús Vergara, apoderado del caso.

Además, según consignaron los investigadores de la Sijín que hicieron el levantamiento del cuerpo, las machas de sangre estaban en lugares distintos a donde fue encontrado el cuerpo y algunos elementos de la escena del crimen, como el sable y la goleana, nunca aparecieron. Nadie escuchó el disparo ni vio nada.
Pero allí no terminan las averiguaciones de la familia. Las manos de la cadete fueron analizadas y nunca se encontraron rastros de pólvora. Es decir, Lina no pudo haber disparado un arma.

Con los años, otros testigos cercanos a la Escuela General Santander se han acercado a la familia para denunciar sobre presuntas irregularidades en ese proceso.
Es el caso de uno de los investigadores que para la época llevó a cabo la investigación disciplinaria en el interior del alma máter de la Policía. “Sólo tuve que confrontar algunos testimonios para darme cuenta de que alguien estaba mintiendo. Había muchas contradicciones en los testimonios que entregaron los cadetes que supuestamente la encontraron”, dijo.

Otro de los cadetes de la misma compañía de Lina asegura que esa misma noche fue testigo de algo muy grave: “La ropa de Lina, con la que murió, fue incinerada en su totalidad por orden del director de la Escuela, Álvaro Caro Meléndez. Cuando digo la ropa, hablo del uniforme de dril y hasta la ropa interior”.
Estos testimonios aún son materia de investigación y serán escuchados, si la Fiscalía lo considera pertinente. La misma familia de Lina reconoce que nunca les entregaron la ropa de su hija.


“De la Policía sólo recibimos las botas del uniforme. Pero ya estaban superlustradas”, asegura Adiela, la mamá de Lina.

 

¿Quién quería matarla?

Según la familia, Lina, antes de su muerte, había señalado que varias cosas en la Policía no eran como parecían y que por esta razón quería abandonar la Escuela.
“Ella antes de morir me había dicho que se había enterado de cosas, pero que no quería meternos en problemas. Que la Policía era una manzana podrida”, recuerda Adiela. Después de su muerte, Adiela Gómez segura que recibió algunas llamadas anónimas por parte de varios cadetes de la Policía que aseguraban que detrás de la muerte de la cadete había un tema más grave.

Al parecer, Lina se enteró a través de uno de los jóvenes con quien sostenía una relación pasajera, que en el interior de la Escuela existía una red de prostitución homosexual, denominada “Comunidad del anillo”. Varios cadetes señalaron ante la Procuraduría en el año 2007 que el coronel Jerson Jair Castellanos era la cabeza visible de dicha red.

Según los testimonios, el coronel les ofrecía regalos y dinero a cambio de sostener relaciones sexuales con ellos. Algunos denunciaron ante las directivas de la Escuela, pero no pasó nada.

John Cifuentes, un cadete muy cercano a Lina Zapata, relató en una de las entrevistas ante la Procuraduría: “Él me insinuó algo que él llamaba el negocio. Que si lo íbamos a hacer había una motocicleta BWIS, después también me hablaba de dos mil dólares. Yo interpretaba por la forma de la propuesta que se trataba de tener relaciones sexuales con él y a cambio recibiría la moto y el dinero”.

La supuesta comunidad habría funcionado entre los años 2004 y 2006. “Sacaban a los cadetes irregularmente de la Escuela y los llevaban a lugares donde les hacían propuestas altísimas de dinero”, agregó el abogado Jesús Vergara.

Sin embargo, el coronel nunca aceptó estos hechos y el proceso fue archivado para la época, porque ninguno de los cadetes, según la Procuraduría, aportó pruebas.
Castellanos se retiró de la Policía ese mismo año por razones personales. Se dedicó a los negocios personales en Yopal, Casanare, e incluso hace unos meses fue designado gobernador encargado.

Nuevos testimonios

hora otros testigos ratifican que a cambio de sexo recibieron regalos y grandes sumas de dinero por parte del coronel. “La propuesta él me la viene a hacer a los ocho meses de estar saliendo... él me dice: ‘ acompáñeme un momento a la habitación...’. Ya cuando estamos adentro dice: ‘bueno llegó el momento en que usted tiene que reinar”, asegura un excadete .

Según el testigo, tuvo relaciones sexuales con el coronel, porque lo amenazó con sacarlo de la Escuela si no accedía a sus pretensiones.

Este y todos los testimonios relacionados con la “Comunidad del anillo” y la muerte de la cadete Lina Zapata serán analizados en el proceso que ahora tiene en sus manos la Fiscalía. Será el ente investigador el que reúna todas las piezas de este rompecabezas para determinar si Lina se suicidó o si, por el contrario, fue asesinada.

Si la supuesta Comunidad estuvo relacionada con su muerte, será el último eslabón de la investigación, que hasta el momento no ha logrado vincular formalmente a ningún miembro de la Policía.

* Esta noche, en ‘Séptimo Día’, después del noticiero de las 7:00 p.m., todos los detalles y lo que responderá el coronel Jerson Jair Castellanos.

Por Alejandra Rodríguez Camacho / Especial para El Espectador

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