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Fabio Fandiño, el periodista

El periodista Fabio Fandiño falleció este viernes en Bogotá, víctima de un infarto. Su colega y amigo Jairo Gómez lo recuerda en una semblanza especial para El Espectador, diario del que Fandiño fue editor político.

Jairo Gómez
19 de marzo de 2016 - 03:09 a. m.
Fabio Fandiño, en su época de editor político de El Espectador. / Archivo
Fabio Fandiño, en su época de editor político de El Espectador. / Archivo

Así le decíamos sus colegas. Inteligente y agudo. Un hombre que escribía tan fácil como pensaba. Siempre tenía la palabra justa para el momento justo. Un profesional honesto, solidario y, sobre todo, un lindo ser humano. Ese era nuestro amigo Fabio a quien recordaremos por siempre porque, somos tan frágiles, que la parca se lo llevó de este mundo prematuramente.

En los incontables años, meses y días de convivir en el periodismo, alguna vez le pregunté del por qué había decidido ser periodista y me dijo: “Porque creo que es una manera de ayudar a cambiar nuestra sociedad”. Sobre esos temas merodeaban nuestras conversaciones con los demás colegas con quienes compartíamos la información política y la paz, nuestra pasión en el periodismo. No había tertulia que, a la sazón de unas cervezas, no disertáramos sobre los problemas del país.

Desde el periodismo, pero también desde la cátedra, Fandiño habló de la ética, de la responsabilidad de los periodistas en el manejo de la información, que no dudaba en calificar como un tesoro. Tal vez él, por su lado, y yo, por el mío, nos dimos cuenta de que la realidad en los medios es otra y de que los intereses del poder gravitan como un fantasma en las salas de redacción. Y entonces reconocíamos que éramos muy frágiles y entendíamos que ese poder llegaba como una nube negra para ahogar la fogosidad de nuestros ideales. Absoluta impotencia.

En una de las tantas conversaciones con Fandiño, junto a William Parra, hablamos de la crisis del periodismo en Colombia. De cómo pasamos de una profesión seria y responsable, con muchos matices en el inmediato pasado, a ser botín de la mayoría de medios de comunicación –amén de los dueños- que pactan alianzas estratégicas con el poder económico y político, hasta superar la línea roja y terminar en el publirreportaje, el amiguismo y la desidia informativa, entre otras discusiones, porque esa línea es muy extensa. De las “mesas de trabajo” omnipotentes, cómplices de una puerta giratoria que se le abre a cuanto político varado anda por ahí, desplazando periodistas que se quemaron las pestañas haciendo, eso sí, periodismo.

A Fandiño le dolía el país, como lo atestiguan Eduardo López Hooker, Jaime Orlando Gaitán, William Parra, Hernando Salazar, Bernardo Colmenares, Jorge Cardona, Elber Gutiérrez, Gloria Castrillón, Ángela María Suárez, Yanet Manzano, Ana Lucía Raffo, Aleyda Patarroyo y a la misma Mónica Roa, su exmujer, y muchos otros colegas; porque Fandiño tuvo amigos por todos lados, además de los que dejó en el Canal Capital, en donde, hasta el pasado 31 de Diciembre, fue su director operativo, en compañía del derente, el cineasta Lisandro Duque.

Adiós querido Fandiño, como siempre le dije. Te recordaremos profundamente. Gracias por haber sido nuestro amigo y colega.
 

Por Jairo Gómez

 

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