Lisa Kelly, la estrella de marchas kilométricas

Hoy se estrena la nueva temporada del programa de History Channel. La “Camionera del hielo” mostró en su casa en Wasilla (Alaska) qué es lo que realmente acelera su corazón.

Juan Carlos Piedrahíta B. *
02 de septiembre de 2015 - 03:32 a. m.

 

Lisa Kelly se sube por el mismo lado a la moto y al caballo. A la máquina le saca el mayor provecho, mientras que el animal extrae de ella su faceta más espontánea. Con ambos, eso sí, mantiene una relación estrecha, prolongada y duradera, porque antes de convertirse en una de las figuras insignias de las vías internacionales, gracias a su participación en el programa Rutas peligrosas, ya tenía años de experiencia sobre las dos ruedas y también se había acostumbrado a desarrollar su pasión por los mejores ejemplares equinos.

Con la moto es exigente, con el caballo es amorosa. Para cada ritual tiene el atuendo apropiado y con su comportamiento en ambos escenarios se puede identificar que no es un aprendiz en la materia y que su versatilidad va mucho más allá del simple deseo de sorprender a los demás. El aparato está listo, solo requiere de gasolina y de la disposición natural de su propietaria, que ya hizo la tarea de acondicionar una pista para la práctica del motocrós. El lugar designado para su ruidosa actividad es algo así como el jardín exterior en la casa de Lisa Kelly en Wasilla (Alaska).

Pone el motor a andar y empieza a dar vueltas como quien espera el momento adecuado para lanzar una frase contundente. La moto se aleja y se acerca con la misma practicidad con la que la estrella rubia de las carreteras del mundo habla de su oficio detrás del timón de una tractomula. Ella solo acelera y después de algunos minutos toma la decisión de saltar, y lo hace. Algo similar ocurre cuando deja su huella en los asfaltos, en las nieves o en los caminos más rústicos del planeta. Se apodera del vehículo de grandes dimensiones, ve pasar paisajes a un lado y al otro de la cabina mientras el kilometraje aumenta sin pausa. Ella piensa en todo y en nada.

Con el caballo la situación es distinta. Le dedica horas enteras a entrar en contacto con el animal. Cepillos especiales para las crines y la cola; pasabocas con los que lo mantiene estático y una charla íntima en volumen y en jerga amenizan el momento previo al paseo. Sillas especiales, coches de todas las medidas y, sobre todo, una incondicionalidad asombrosa proporcionan calor a un marco caracterizado por montañas verdes con picos blancos. Ahí, Lisa Kelly recorre Wasilla sin afán. A veces no tiene rumbo fijo y le gusta sentir el aire frío en sus mejillas, eso la despierta, la despoja de la timidez y la aleja de la sensación de los motores encendidos.

En el coche con su caballo, en la moto o en uno de los tantos camiones que ha manejado desde que dejó atrás el transporte escolar para dedicarse de lleno a la carga, la denominada Camionera del hielo sabe que existe una manera femenina de hacer las cosas. No tiene muy claro si eso está relacionado con términos como suavidad, generosidad materna o delicadeza. Más bien cree que hace referencia al compromiso y al deseo de sacar adelante cualquier proyecto. Ser camionera, transportadora o como quieran llamarla es una labor, es una condición mecánica a la que ella le ha puesto corazón y voluntad hasta convertirla en su principal sustento. Sin embargo, insiste en que es un trabajo. Nada más.

A partir de esa actividad que hoy realiza casi sin exigirse y con la misma facilidad con la que se encariña con los animales que va encontrando durante su camino, Lisa Kelly ha recorrido escenarios naturales que jamás pensó conocer. Se apropió de Alaska porque aunque nació Míchigan se trasladó con todo a la porción de tierra más al norte del continente americano, donde aumenta su destreza para conducir sobre el hielo.

Ella se hizo célebre manejando por el Himalaya y también dejó huella en los Andes, donde rescató a una de sus mascotas. De su paso por América Latina conserva, además, un par de cuadros con parajes peruanos, el gusto por la música de esta parte del continente y por eso en su casa en Wasilla hizo la tarea de buscar una estación de radio en la que transmiten por igual canciones de Shakira, Maná y Juanes. Le hubiera gustado aprender más palabras en castellano durante su periplo, pero la única que se le quedó y que repite con bastante frecuencia es mosquiro (mosquito).

Para Lisa Kelly, la única diferencia entre manejar en el hielo, en el Himalaya o en los Andes es de tipo técnico y prefiere no extenderse demasiado en una explicación que no es capaz de superar una serie de comportamientos absolutamente prácticos que ya hacen parte de su interior. Opta más bien por consentir a su pony, Rocky, con quien tiene montado un sketch en el que el animal da pasitos, baila y juega con un balón de fútbol americano. También prefiere construirles un laberinto a sus gatos y buscar sus videos favoritos en plataformas como Youtube.

Así, sencilla, tranquila y tímida es Lisa Kelly, la “Conductora del hielo”, la “Reina del camino” o la “Estrella de las marchas kilométricas”. En su casa en Wasilla se muestra de forma transparente, sin aditamentos y sin pretensiones. Cuando se sube al camión y cierra la puerta está dispuesta a lo que venga. El mundo pasa ante sus ojos y ella, con la experiencia que tiene, se sigue dejando sorprender.

* El periodista viajó a Wasilla (Alaska) por una invitación de History Channel.

 

Por Juan Carlos Piedrahíta B. *

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar