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Alejandro Sanz, desde la introspección y la catarsis

El artista español publicó recientemente “Sanz”, un álbum de estudio en el que se destacan los sencillos “Bio” y “Mares de miel”. El cantautor habla de su proceso íntimo de creación.

Giancarlo Calderón
05 de enero de 2022 - 01:30 a. m.
Alejandro Sanz asegura que la música es una verdadera tabla de salvación; un refugio desde el cual han podido enfrentar y sortear las dificultades. / Cortesía: Universal Music
Alejandro Sanz asegura que la música es una verdadera tabla de salvación; un refugio desde el cual han podido enfrentar y sortear las dificultades. / Cortesía: Universal Music
Foto: JAUME DE LAIGUANA... - JAUME DE LAIGUANA

“La inspiración existe, pero tiene que encontrarte trabajando”. La apreciación, contundente y mordaz, es del pintor español Pablo Picasso. En ella, el artista plantea que el hecho de “recibir el aliento” (definición etimológica de inspiración) durante un proceso creativo determinado no es contradictorio con el acto de esforzarse, sino que, más bien, ambos resultan ser funcionalmente complementarios. Alejandro Sanz, cantautor español, concuerda con esta idea en la que la mentada circunstancia, relacionada frecuentemente con cierta fuerza sobrenatural o divina y no con la disciplina y el rigor de un método de trabajo, debe estar antecedida por elementos propios del trabajo, como el esmero y la paciencia.

En entrevista con El Espectador, el cantante, nacido en Madrid el 18 de diciembre de 1968, contó cuánto le costó escribir la letra de Bio, uno de los dos primeros sencillos lanzados al mercado que hacen parte de Sanz, su más reciente álbum de estudio. “Estaba muy bloqueado: al principio no conseguía escribir nada. Ese ‘abismo de papel en blanco’ me parecía inagotable y no había forma de que yo pudiera llenarlo de sentimiento y emoción. Finalmente, y después de muchas vueltas, fue como un torrente en el que empecé a escribir casi toda la canción; y eso es lo bonito: que la inspiración llega, pero cuando lo hace tiene que encontrarte con la pluma en la mano”.

Bio es un corte autobiográfico cantado en un poco menos de cuatro minutos. O, más bien, una historia narrada con cadencia, con un tono sereno y rítmico que en cada segundo va ganando en intensidad, y con cierto halo enigmático que la hace interesante y entretenida. Un tema introspectivo: una búsqueda íntima, una catarsis, un intento de síntesis para organizar de algún modo un recorrido de cuatro décadas, no solo profesional y artístico, sino personal: “Una canción tan hacia dentro, tan personal, y que hace tan pocas concesiones: esa canción no tiene ni estribillo ni nada”. El otro sencillo del disco se titula Mares de miel, y es, con relación a Bio, una especie de contrapeso temático.

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Al respecto, el músico comentó: “Pretendía con esta canción traer un poco de optimismo en medio de una etapa tan complicada como la que estamos pasando, y en un disco tan introspectivo como este: era como sacar una pequeña flor en mitad del desierto; que fuera algo más refrescante, por supuesto, y que también estuviera presente esa parte un poco más del flamenco que siempre aparece en mi música. Entonces, a todas luces, parecía que era oportuno sacar esta canción”.

En este álbum, el cantautor sigue la línea de lo que ha sido, desde sus comienzos a finales de los años 80, un trabajo musical serio, intenso en muchos sentidos, comprometido con sus ideas artísticas, tanto en el campo de la composición como en el terreno de lo interpretativo y lo instrumental. Alejandro Sanz, a pesar de tener una madurez artística y una consolidación en el mercado hace mucho tiempo, procura tener una mirada amplia en términos musicales; un constante crecimiento en cuanto a la exploración de sonidos y la mezcla de géneros y ritmos, logrando con esto expandir la gama de sonoridades que ofrece en sus canciones.

Su tema Mares de miel es un reflejo de todo esto: “Cada sonido que intenté conseguir en esta canción era un sonido tradicional, con música analógica, con instrumentos acústicos. Luego, hay una mezcla con sonidos digitales muy modernos, para ello conté con músicos con los que he trabajado toda mi vida, que son músicos ya muy bien experimentados. Así logré construir lo que terminó siendo el lenguaje de Mares de miel, y también del resto del disco, pues era importante conseguir que todo el disco sonara con una sola voz, que fuera un (mismo) discurso el de todas las canciones”.

En Sanz efectivamente hay una especie de hilo conductor, una voz que prevalece. Además de esto, el disco contiene varios momentos acústicos en lo que podría considerarse un homenaje al latin jazz cubano, creando así distintos aromas y distintas atmósferas en el álbum. Sobre esto, apuntó el artista: “Hay diferentes aromas, claro, pero la voz es la misma. Lo difícil de conseguir en este tipo de trabajos es que además del flamenco estén presentes diferentes estilos: el latin jazz, el rock, el pop, conseguir que todo eso esté en un disco y que haya una homogeneidad es lo complicado. Tú puedes contar con recursos diferentes, pero si la voz es la misma se forma un nexo, tiene una coherencia. Eso es lo que necesitábamos hacer y no por eso renuncié a algo que siempre me ha gustado y es la Música con mayúscula; me gusta la música cubana, me gusta el rock, el flamenco, me gusta el pop, todos ellos tienen cabida en mi música”.

Alejandro Sanz, ganador de una buena cantidad de premios internacionales y creador de canciones muy exitosas como La fuerza del corazón (1995), Corazón partío (1997), Cuando nadie me ve (2000), No es lo mismo (2003) y No me compares (2012), entre muchas otras, ha logrado mantener una buena relación con el público, según él mismo cuenta, por la honradez con la que realiza su trabajo. Así, millones de personas han reconocido su esmero profesional y han acogido desde siempre con mucho agrado y entusiasmo su propuesta musical. “Es una cuestión de lealtad, de fidelidad, de saber que no hay dobleces y que, por el contrario, hay una honestidad en esa relación musical que tenemos con el público. Eso es lo más importante: no defraudar a las personas que realmente hacen que tu música se pueda escuchar en el mundo; eso es lo bonito, y por eso es por lo que yo trabajo duramente en los discos, para intentar que siempre haya algo que te toque el corazón, que te mueva, que te diga cosas, que merezca la pena y, sobre todo, no intentar engañar a nadie”, apuntó el músico.

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La música como salvavidas

La música y en general el arte han representado para muchos niños y adolescentes, en diversos contextos, una tabla de salvación; un refugio desde el cual han podido enfrentar y sortear las muchas dificultades que traen ciertas etapas de la vida. Alejandro Sanz no fue la excepción a esta circunstancia, pues reconoce y agradece haber tenido de su parte la pasión por la música. “A mí me salvó mucho ser el músico de la pandilla (del barrio), el que tenía la guitarra, el que salía a cantar, entonces no estaba tan metido en otras situaciones que ocurrían: peleas y ese tipo de cosas. Quizá si no hubiese tenido la música de mi lado, pues me habría visto enredado en estas cosas que por supuesto no eran buenas para mí. Entonces, de un modo u otro, la música sí me sacó del lodo, me sacó de la incertidumbre que se vive cuando uno es adolescente y no sabe qué va pasar en el futuro, si podrá, por ejemplo, ganarse la vida dignamente. La música me ayudó en todo esto”, concluyó el artista.

Por Giancarlo Calderón

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