Bull Nene: a la diestra de J Balvin

Cinco de las canciones que han hecho José Álvaro Osorio Balvin (J Balvin) y René Cano (Bull Nene): “Ay vamos”, “Ginza”, “Sigo extrañándote”, “Yo te lo dije” y “Bobo”, suman más de tres millardos de reproducciones en YouTube.

Sara Kapkin
16 de diciembre de 2018 - 02:00 a. m.
René Cano, mejor conocido como Bull Nene, comenzó a escribir canciones a los 13 años.  / Cortesía
René Cano, mejor conocido como Bull Nene, comenzó a escribir canciones a los 13 años. / Cortesía

“Estábamos trabajando en la casa de Balvin y todos se acostaron a dormir. Sky y yo nos quedamos haciendo canciones, paramos y como a la 1 a.m. empezamos otra. Mientras Sky hacía la pista, yo estaba atrás pensado sobre qué íbamos a escribir. De repente, Sky paró y textió a su novia y yo me acordé que no había llamado a la mía y dije: ‘Uy, mañana va a ser un problema’. Y ahí empecé la letra: Cuando no la llamo / Siempre me hace reclamos / Discutimos, peleamos / pero llego a casa en la noche / la molesto y arreglamos”… recuerda René Cano, más conocido como Bull Nene, y añade: “Pero Sky me dijo: ese tema no es para José (J. Balvin), no se la mostremos. Y yo coincidí”.

Pero la canción estaba como predestinada para Balvin. Y esa mañana, justo antes de irse al aeropuerto, Fabio Acosta, su mánager, alcanzó a escucharla cuando se despidió de Sky y Bull y antes de salir le dijo a Balvin: “Ellos ya la tienen”.

“Ese día José se despertó ansioso a pedir el tema. Me presionó tanto que me hizo ponérselo. Cuando Sky se sentó a desayunar con nosotros, ya Balvin estaba diciendo que él quería el tema. Y si te pones a ver fue la mejor decisión que pudimos tomar”, recuerda René. El resto es historia. Con “Ay vamos”, J Balvin se convirtió en el primer reguetonero en alcanzar el millardo de visitas en YouTube. La canción, además, fue su primer # 1 en el Hot Latin Songs de Billboard y el primer Grammy para Bull Nene.

Y aunque ellos lo hacen parecer fácil, no lo es. El impacto y la popularidad de la canción resulta de sumar las impredecibles y detalladas producciones de Sky, las composiciones de René y la estrategia de Balvin, que tiene clarísimo cómo es el negocio, socio.

“Ay vamos” atrajo toda la atención inmediatamente fue publicada por la mala ortografía de su nombre. Balvin tenía todo bajo control. En una entrevista explicó: “Yo sé que estaba mal escrito, A – Y, así lo saqué… yo sé cómo un joven va a pensar cómo se escribe porque hay una forma muy genérica errónea del hay, y no saben si es H-A-Y o A-H-I. Entonces dijimos, vamos a ir al slang de una vez, vamos a la calle y a como la gente lo percibe… Y así con ‘Ay vamos’ ganamos un Grammy mal escrito… analizamos las palabras típicas de las relaciones en Colombia. Y uno siempre le preguntaba a alguien: ey, ¿qué más de la novia? Ay vamos. Es el 99 % de las veces la gente responde así… Entonces lo que nosotros hacemos es hablar por el pueblo y no nos complicamos inventando temáticas que no vive la sociedad normalmente”.

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Mencionar a J Balvin cuando se habla de reguetón se ha vuelto inevitable, pero sería insensato pensar que a la cima ha llegado solo. René Cano es uno de los que ha caminado con él. “A nosotros nos tocó… digo nosotros, pero fue José (J Balvin) el que cogió el machete y empezó a hacer camino, y por ahí detrás íbamos muchos. Cuando lo conozco, él me presta otro machete para ayudar”, dice René Cano.

Juntos —René componiendo y Balvin cantando— han hecho de las suyas. Lo dicen las cifras. Y en la era digital donde la música se mide por clics, las de este par son envidiables. Cinco de las canciones que han hecho juntos —“Ay vamos”, “Ginza”, “Sigo extrañándote”, “Yo te lo dije” y “Bobo”— suman 3.347’332.612 reproducciones en YouTube (contando solo los videos oficiales), eso es como 68 veces la población colombiana. Pero la historia de René Cano con el reguetón empezó mucho antes de juntarse con J Balvin. Tenía apenas 13 años.

Como en su casa no había computador, le pidió a su abuelita un CD y ella le consiguió una tripleta pirata con canciones de varios artistas. “Hasta que no me lo aprendí no dejé de escucharlo. Me volví un fanático, adicto a la información que tenía, a la historia de ellos, de donde venían, un groupie. Era increíble, porque el rap americano tuvo mucha influencia en nosotros, en cómo nos vestíamos de niños, en cómo vivíamos por la casa. Cuando llega el reguetón no era rap, pero era como ese estilo y eso nos atrapó, a Medellín se la consumió”.

De inmediato supo que quería hacer reguetón. Estaba hechizado, pero no era el único. Y empezaron a juntarse, primero en el colegio con Ches Tom y Micky, luego se sumaron Kevin ADG y Chan El Genio, vecinos de Envigado. Todo de forma muy empírica e intuitiva, en la sala de la casa de Ches Tom o en el cuarto de Kevin. Juntando plata entre todos para comprar gaseosa y cerveza y trabajar toda la noche. Así pasaron quizá tres años, hasta que pegaron sus primeras canciones en radio, trabajando con Reykon, como su equipo; y vendieron su primer tema a Maluma.

Con dos canciones sonando, Cano dejó la universidad y apostó todo por el reguetón, un género al que no se le auguraba ni mucho éxito ni muchos años. Como insistía con ser cantante, dejó de trabajar con Reykon y se puso en manos de Sky, quien asumió como productor de su proyecto como vocalista. Juntos agrandaron su lista de clientes, pues vender canciones de reguetón se convirtió en su forma de vida y su fuente de ingresos.

En esas estaban cuando, después de mucho insistirle, J Balvin, a quién René había conocido mientras trabajaba con Reykon, fue a visitarlos al estudio. “Él ya estaba pegado en Colombia y casi que no va. Hasta que un día la novia le dijo: ‘Párele bolas a estos manes que la tienen’. Y él, que estaba cerca, llegó. Ese día él conoció a Sky y al otro ya estábamos trabajando”.

Así pasó casi un año. “Hasta que un día estábamos trabajando y José se fue al gimnasio. Cuando volvió yo me tenía que ir y le dije: ‘Ahí le dejé una canción, si le gusta se la doy’. Le dejé ‘Yo te lo dije’. Esa noche Sky me llamó y me dijo: ‘Perro, ese man la partió’. Y así fue, literalmente. “Yo te lo dije” fue la primera canción que hicimos juntos. Con ella abrió fronteras en América, y fue como la primera gotica internacional. En ese momento yo dejé de cantar. Y de ahí para acá nunca paramos”.

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“El reguetón era de puertorriqueños, no de colombianos, entonces éramos muy mal vistos. Para la gente era muy gracioso el hecho de que fuéramos reguetoneros y yo los entiendo, porque ni yo mismo me imaginé a dónde podía llegar todo esto. Incluso me acuerdo que a toda parte donde llegábamos nos decían Daddy Yankee, hasta que Balvin empezó a pegarla y a donde íbamos nos decían: ey, J Balvin, J Balvin”, recuerda René Cano.

Eran tiempos confusos. Pero ahora, cuando los reguetoneros, según las cuentas de Spotify, han puesto al mundo a escuchar aproximadamente 140.000 de “años de reguetón”, solo contando entre 2014 y 2017. Ya nadie duda de quién es J Balvin. Y mucho menos se duda de la creciente audiencia del género, ni de su influencia.

René, consciente de semejantes cifras y de que muchas de esas canciones que se corean nacen de su ingenio, asume la responsabilidad que eso supone y sube su apuesta. Su ambición es proporcional al éxito del reguetón. “Yo escucho mucha música de Facundo Cabral, de Mercedes Sosa, también Nach y Kase O. Por ellos también me siento como en una misión de impactar con el reguetón, porque es lo más universal. Más que Mercedes, más que Facundo, más que el rap español. El reguetón es universal y si yo puedo mezclar el buen mensaje con el buen ritmo puede llevarme a más y creo que esa es la misión”.

Bull Nene ha cumplido el sueño de trabajar con quienes admira. Sus composiciones hacen parte de las discografías de Daddy Yankee, Nicky Jam, J Balvin, Zion y Lenox, Maluma, Karol G, Juanes y ChocQuibTown, por ejemplo.

El éxito de sus composiciones se lo atribuye a la lealtad que mantiene con sus valores. Por eso él, que creció rodeado de mujeres, procura plantear relaciones horizontales entre hombres y mujeres sin dejar de hablar de amores y desamores. Alejándose de aquello que tanto se le ha criticado al reguetón: lo misógino, lo vulgar, lo explícito.

Ha procurado también desmarcarse del discurso maleante. “Mi generación está cansada de las pistolas y de hablar de violencia. Yo no quise ser malo, yo quise ser bueno y evitar esas historias que ya conocíamos”. Así él y sus colegas han encontrado en el reguetón una apuesta tan atractiva como ambiciosa con qué ganarse la vida.

“La historia de donde viene todo ha sido un proceso muy bonito. No solo la mía, sino la historia de todos, de mis amigos. En 2017 estábamos en los Grammy, y yo me volteé a ver con quiénes estaba y todos eran los amigos con los que yo empecé. En Envigado, Medellín, mis amigos, es impresionante”, concluye Bull Nene.

Por Sara Kapkin

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