Concierto Radiónica: un espacio que rompe barreras y fronteras

La novena edición del certamen se propuso contar historias. Así, el evento se consolidó como uno de los pocos espacios en el país que congrega a los seguidores de todo tipo de música, en un proyecto que también ha sido aplaudido en Cali, Medellín y Barranquilla.

Liliana Gómez Montoya. / Felipe García Altamar.
05 de septiembre de 2017 - 01:55 a. m.
Dilson Díaz, vocalista de la legendaria banda La Pestilencia, y Ali AKA Mind, el rapero de mayor relevancia hoy por hoy de Bogotá, quienes con sus shows se encargaron de cerrar el evento. / Daniel Alvarez - Shock. / Tomada de Radiónica.
Dilson Díaz, vocalista de la legendaria banda La Pestilencia, y Ali AKA Mind, el rapero de mayor relevancia hoy por hoy de Bogotá, quienes con sus shows se encargaron de cerrar el evento. / Daniel Alvarez - Shock. / Tomada de Radiónica.

Los conciertos suelen ser experiencias alucinantes para los amantes de la música, no solo por tener la posibilidad de escuchar en vivo esas canciones que han movido hasta lo más profundo del ser, sino por las sorpresas que trae consigo cada uno. El Concierto Radiónica, en su novena versión, fue una edición llena de sorpresas, de experiencias nuevas y muchos recuerdos que de seguro irán directamente a la memoria de los asistentes. En el escenario se presentaron ocho artistas: ocho historias, objetivo de este año del certamen, con miles de sensaciones que hicieron que la Media Torta saltara, vibrara, gritara y cantara. El sábado, en Bogotá, se vivió una conexión mágica y se rompieron varias barreras y prejuicios en un espacio creado para sentir el amor por la música.

Lianna, El otro grupo, Los Elefantes, Eruca Sativa, La Vida Bohème, Izal, Ali A.K.A Mind y La Pestilencia, fueron los encargados de encender el alma del público. La voz mágica de Lianna abrió el espectáculo con su rap fresco entre notas de soul y R&B. La artista paisa y su despliegue de energía y romance representó a la poderosa generación que está revolucionando el rap paisa; incluso, estuvo acompañada por Gambeta (1/3 de Alcolirykoz, banda que lidera esa transformación en el hip-hop de Medellín), con quien interpretó “Coctel espacial”. La voz más dulce de Medellín también salió al escenario con Judateka (voz líder de la rebelde Real Academia del Sonido), quien la secundó en varias canciones.

La presentación de El Otro Grupo fue una de las que tuvo al público más atento por su sonido, clasificado por ellos mismos como "pop con ruido". Llegaron desde el caribe y con energía se apoderaron la atmósfera y los corazones de todos, invitándolos a soñar y seguir sus metas, así como ellos lo hicieron iniciando su historia hace cuatro años en ese mismo escenario. Los Elefantes continuaron con la fiesta, una banda nacional que puso a todos a bailar y saltar con su energía proyectada desde sus instrumentos, retornando a más de uno a su adolescencia y reafirmando su apuesta por el ska y el jazz, géneros dejados un poco en el olvido a pesar de su intensa influencia en gran parte de los bogotanos.

Eruca Sativa, desde Argentina, presentó su música imposible de encasillar en un género específico o categoría, tocando desde hard rock hasta pop rock con toda la sensualidad y fuerza que las caracteriza, pusieron a "mover la melena" y cantar desde el corazón.

Desde Venezuela, La Vida Bohème, una banda que cautivó con su presentación a quienes no los conocían, y terminó de enamorar a quienes esperaban todo su repertorio, así “Lejos” haya sido la canción más sentida de toda la presentación. Puede que conocer de primera mano el conflicto que vive su país sea lo que influye para sentirla como una banda diferente, y a la vez tan propia. Asimismo, ver a Henry D'Arthenay daba la impresión, por algunos instantes, de estar viendo a Jorge González, vocalista de la legendaria banda Los Prisioneros: puede que hayan sido sus gestos, sus expresiones, la forma de moverse en el escenario o su carisma.

Cruzando el Océano Atlántico, desde Madrid, llegó una vez más Izal, agrupación catapultada a nivel nacional por la emisora que se ha encargado de llevar a los oídos de sus oyentes propuestas musicales revolucionarias y de todos los géneros. La locación permitió que el público, ya excitado, devorara la presentación, cantando, escuchando y sobre todo disfrutando al igual que la banda misma cada acorde. Mikel Izal, el vocalista, bajó del escenario para ser uno mismo con el público y se podría decir que fue el primer clímax de este encuentro, rompiendo las barreras entre artista y fans.

Las fronteras de la música fueron destruidas por Ali A.K.A. Mind, un rapero bogotano que no dejó apagar la llama encendida por sus colegas de tendencias más rockeras, con sus rimas y cercanía inyectó su energía en cada asistente para ponerlos a cantar, y hasta llorar, debido a su alta dosis de verdad y sentimiento con grandes homenajes a Bogotá y Colombia. También protagonizó uno de los momentos más eufóricos de la noche cuando invitó a un mito de la música de Bogotá: Doctor Krápula, poniendo a rapear a Mario Muñoz sobre las pistas que sin problema fueron adornadas con bajos y guitarras.

La Pestilencia fue el broche de oro para cerrar una jornada de entusiasmo desmedido, cantando verdades de una nación y un mundo doliente y celebrando 30 años de historia en la escena nacional y con amplio reconocimiento internacional, muchos no habían vivido la experiencia de ver a esta banda en vivo y la disfrutaron durante una hora y media con canciones que han sido la banda sonora de muchos durante su juventud como "Que buen ciudadano soy", "Soldado mutilado", "Soñar despierto" y Nada me obliga, entre otras, convirtiendo estos en los momentos más alucinantes de todo el espectáculo, con los gritos desgarradores del público se sentía el cariño infinito por la banda, el odio y dolor que suelen ocasionar la verdad y la crudeza de sus letras y la unión de Colombia al corear fervientemente estos himnos del rock nacional.

Su receta

Pocas veces Colombia ha visto en un mismo cartel a artistas como La Pestilencia, Monsieur Periné (en el caso de Cali, el día anterior) y Ali A.K.A Mind. Tal vez ninguna. Lograr que música tan diversa como rock, pop, punk y rap confluya exitosamente en un mismo espacio es un ejercicio que en el país solo ha sido exitoso con los festivales mejor elaborados.

Concierto Radiónica es un ejemplo de ello. El certamen, que cumple este año su novena edición, ha presentado en Bogotá, Cali, Medellín y Barranquilla, a decenas de los mejores artistas independientes del momento, producto de su infalible fórmula para armar sus carteles. La curaduría del evento se hace en torno a una temática y al éxito de cada artista en la programación semanal, que emiten cada semana en uno de los escalafones musicales más esperados: el Radiónica Top 25.

“El Concierto Radiónica es un espacio de inclusión, de diversidad, de multiculturalidad y de convivencia. Desde que se creó, ha demostrado que el que le gusta el punk, el metal, el rock, el ska o la electrónica, pueden cohabitar un mismo espacio. Es una de las maravillas de la radio pública: crear escenarios sonoros donde todos existen y se respetan sus diferencias”, sostiene Álvaro González, coordinador del conglomerado de estaciones de radio, sobre el evento.

El propósito del evento, al menos este año, más allá de ofrecer todo un menú musical fue relatarles historias a los asistentes, y así lo hizo al llevarles no solo todo un compendio musical sino un testimonio desde la diversidad sobre cómo se realiza un festival en el que las crestas, las snapbacks (gorras planas) y los dreadlocks se abrazan bajo un mismo cielo.

Por Liliana Gómez Montoya. / Felipe García Altamar.

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