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“El Rock no ha muerto”

Presentamos uno de los capítulos del libro “Bogotá: volumen y distorsión, cinco décadas de rock” (Editorial Escarabajo), escrito por el periodista Diego González Rodríguez, quien lo lanzará este viernes 26 de abril en la Feria Internacional del Libro de Bogotá.

25 de abril de 2024 - 06:09 p. m.
Diego González publica su primer libro Bogotá: volumen y distorsión (cinco décadas de rock)
Diego González publica su primer libro Bogotá: volumen y distorsión (cinco décadas de rock)
Foto: Terumoto Fukuda

“Bogotá: volumen y distorsión (cinco décadas de rock)”, editorial Escarabajo, es el primer libro escrito por el periodista Diego González Rodríguez. Es una crónica construida con 156 entrevistas, 13 gigabytes de información, 186 horas de grabación – 8 días continuos de audios – con las que su autor hace un homenaje a quienes, a pesar de tener todo en contra, lograron edificar lo que hoy conocemos como rock bogotano.

Rodríguez presentará su obra en la Feria Internacional del Libro de Bogotá este 26 de abril a las 6: 00 p.m. en el pabellón 6 – Stand 540. Aquí les compartimos uno de los capítulos.

El Rock no ha muerto

Si estás conforme / Ponte el uniforme / Escupe tu odio en contra de la gente / Felizmente / Pensamos diferente / Felizmente / Somos diferentes. “Felizmente”, Felizmente (2015), La Real Academia del Sonido.

Sin los muchachos de los sesenta, no se hubiesen improvisado las primeras guitarras y amplificadores, ni las cocacolas bailables hubiesen dado paso a las discotecas. Sin los setenta, no se tendría la experiencia de los conciertos masivos, liberadores y alucinantes. En los ochenta, cantaron nuestra historia en español. En los noventa, la juventud se tomó los parques y fundaron, entre prueba y error, con ingenuidad y euforia, un evento que se volvió patrimonio cultural de Bogotá.

El rock bogotano germinó como el cactus en el desierto.

Un amigo de verdad / Sincero hasta el final / Un hermano en quién confiar / Un consejo para escuchar. “Vida”, Vida, (2019), Pitbull.

Las bandas van y vienen, los artistas se transforman. 20 años después de su primera presentación, Catedral regresó a Rock al Parque; Sha-i, Ultrágeno, Morfonia y La Rebeca también se reencontraron; Odio a Botero se ha despedido en dos ocasiones; Hora Local y Distrito Especial no se han dado por vencidos.

Las agrupaciones surgen y se apagan, se alían, se fusionan, se detienen, se reencuentran, reconectan y vuelven a rugir. La cochinilla pataleando patas arriba.

El público espera sin remedio. Los puristas coleccionan pasados, mientras los sones se fusionan en el presente. El rock no morirá mientras haya poetas en las urbes.

Basta con encender la radio y escuchar a los que nombran al aire: La Real Academia del Sonido, Diamante Eléctrico, Los Makenzy, Oh’laville, Radio Flyer, Tiempos de Sangre, Aire Como Plomo; son sólo algunos.

Las agrupaciones son trashumantes, inciertas. Cada banda es un resquicio de juventud que impregna los aires por venir.

La Generación Rock no se acaba, no tiene fin, no se detiene. La fuerza infinita, cambiante y renovada de la creación, no tiene pausa. Alguien, justo ahora, está tarareando, tecleando, escribiendo, redoblando, componiendo, imaginando una obra; con la música como único motor, con necesidades apremiantes, con el arte como único incentivo.

En el camino las voces se apagan, pero los músicos vinieron, vienen y vendrán para ofrecer las armonías que habitan sus espíritus, las vibraciones más profundas de su ser. El rock siempre será la banda sonora de nuestra existencia.

Vivir con miedo no es mi elección / Vivir callado no es la solución / Seguir cantando con la frente en alto / Seguir luchando / Seguir soñando.

“Amnesia”, Vivos de Milagro (2020). La Severa Matacera.

El rock no ha muerto. Como no morirán los valses de Chopin. No morirá mientras quede un amigo con quien desentonar.

Resistirá mientras los poderosos ofrezcan futuros insalvables, mientras los jóvenes perezcan insatisfechos y oprimidos.

Es la banda sonora del combate contra la injusticia, el statu quo, la desigualdad. Se nutre del hastío. Mientras alguien tenga ganas de escribir una canción y cuente con lápiz, papel y calor en la sangre, el rock vivirá por siempre.

Si no tienes nada / Si no hay más palabras / Si no encuentras nada que perder / Basta que me dejes / Basta que me sueltes / Que me vuelvas a creer.

Vietato, “Más Palabras” (2004).

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