“Creía que siempre estaba en el lugar equivocado”

Laura Londoño interpreta a Julia Escallón en “La ley del corazón”. Tras vivir una larga temporada en el exterior, decidió regresar a Colombia para echar raíces y contar historias que la apasionen.

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15 de febrero de 2017 - 09:09 p. m.

Su educación no fue convencional, ¿qué recuerda de esos años?

Estuve siempre rodeada por naturaleza y arte. Viví en una finca que mi familia tenía en Girardota y más adelante entré al colegio Isolda Echeverría, que tiene una pedagogía con un enfoque artístico y espiritual muy fuerte. Estuve allí hasta que cumplí 13 años y fue un período en el que aprendí a relacionarme con el mundo desde la sensibilidad. Después vine a vivir a Bogotá.

¿La marcó su paso por el colegio?

Definitivamente. De mi salón salieron actores, un torero, médicos acupunturistas y arquitectos. Creo que para cada uno de nosotros el colegio sirvió para desarrollar sus inclinaciones y marcó el modo en que concebimos la vida hoy en día. A mí, por ejemplo, me encanta la naturaleza y los animales y, de hecho, es una de las cosas que más extrañé cuando llegué a Bogotá.

¿Cómo fue su llegada a la capital?

El cambio fue muy drástico. Para mí significó un choque cultural muy fuerte justo en el momento en el que iba entrando a la adolescencia. Llegué a un colegio mucho más tradicional y dejar Medellín también implicó dejar por un tiempo mis clases de música y de ballet.

¿En qué momento apareció la actuación?

Una prima hacía obras de teatro infantil. Mi mamá me llevaba a esas obras y de ahí viene el primer recuerdo que tengo del teatro. Tengo muy presentes a los actores en zancos y el colorido de los decorados y el vestuario de esas obras. Gracias a eso empecé a tomar clases de actuación muy temprano.

¿Por qué decidió estudiar arquitectura?

Después de pasar un tiempo en Bogotá, empecé a tomar cursos de música en la Universidad Javeriana y seguí haciendo mucho ballet. La actuación se fue quedando a un lado y en mi último año de colegio, aunque me moría por retomar la actuación, pensaba que era mejor empezar a estudiar una carrera un poco más tradicional.

¿Qué la hizo dejar la universidad?

Hice un casting para una escuela de actuación pero, como no me dieron respuesta, me metí a la Universidad de los Andes en arquitectura, una carrera que aún hoy me sigue gustando porque mezcla la creatividad con las matemáticas. Después de mi primera clase, que era sobre matemáticas fractales basadas en Esher, me llamaron a decirme que había ganado el casting.

¿Cuál fue la reacción de su familia?

Era un momento en el que sentía que no me podía quedar con la duda de la actuación, porque era algo que me gustaba mucho, que me hacía vibrar y que, además, había estado muy presente en mi vida. Aplacé el semestre y les dije a mis papás que me iba a poner a estudiar actuación. Ellos me dijeron que escogiera lo que me hiciera feliz, pero que tenía que ser la mejor.

¿Cómo fue esa etapa de formación?

Fue en una escuela que tenía el Canal Caracol y en la que todas las clases eran dictadas por actores de teatro. A la semana de haber entrado me salió un casting para Las profesionales del servicio, con un personaje que estaba de principio a fin. Hice el proyecto mientras seguía estudiando. Alcancé a hacer dos novelas mientras estudiaba.

Después de su tercera novela hizo una pausa, ¿qué pasó?

Después de Sin tetas no hay paraíso pasé una temporada de seis meses en Australia. Allá me dediqué a viajar y a hacer manillas. Después de entrar en contacto conmigo misma me di cuenta de que quería seguir estudiando actuación y me fui a Nueva York durante tres años. Fue una época muy bonita en una ciudad llena de arte y movimiento.

¿Por qué regresó?

Llegó el momento de empezar a echar raíces. Creía que siempre estaba en el lugar equivocado y que todo estaba pasando fuera del país. Tuve que dejar de ver las cosas través de mis prejuicios. Ahora tengo claro que lo importante es contar historias que me apasionen y a veces esas historias pueden estar en cualquier país y en teatro, cine o televisión.

¿Cómo ha sido interpretar a un personaje tan fuerte en “La ley del corazón”?

Las mujeres no siempre tenemos papeles así. Muchas veces nos toca ser la novia, la amiga o la esposa de un personaje masculino. Mónica Agudelo, la guionista de la serie, escribía para mujeres y las hacía como son: profundas, raras y difíciles de comprender. Para mí eso fue clave para aceptar el papel.

El personaje, como su madre, es abogada ¿ella le ayudó a prepararlo?

Julia, mi personaje, es abogada de familia. Esa no es la especialización de mi mamá pero ella me puso en contacto con una amiga que me dio unas clases exprés. Para mí había una división muy clara en Julia: a nivel profesional tiene muy claro cómo resolver problemas mientas, a nivel personal, no todo le funciona tan bien.

¿Quién es su personaje en la obra de teatro “Toc toc”?

Es una mujer que tiene ecolalia. Es un síndrome en el que la gente repite todo lo que dice. La comedia lleva varias temporadas y es un proyecto al que me acabo de montar. También me tiene muy entusiasmada una película que hice con Sebastián Eslava e Iván López. Está en posproducción y se va a llamar El juego del amor. Trabajar en ella fue muy chévere, porque la hicimos entre amigos.

 

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