El sonido de una  piña tropical

Para Mauricio Álvarez, uno de los DJ que integran Cero 39, el sonido del colectivo musical es producto de la experimentación con músicas colombianas. En su más reciente trabajo quisieron complicar las armonías básicas del reguetón.

El Espectador
24 de marzo de 2017 - 11:07 p. m.
Cero 39, el colectivo musical que creó Mauricio Álvarez, estará este año en el Festival de Música de Glastonbury. / Mauricio Alvarado
Cero 39, el colectivo musical que creó Mauricio Álvarez, estará este año en el Festival de Música de Glastonbury. / Mauricio Alvarado
Foto: MAURICIO ALVARADO

¿Cómo empezó la banda?

En Cali, en una residencia artística que teníamos con mi amigo Esteban García. Venía de hacer música experimental y le dije que tenía ganas de hacer un proyecto con el número cero, porque es casi la nada. Cuando llegué a Bogotá salía con una chica que me presentó a un DJ con el que hicimos una fiesta a la que le pusimos Cero 39 y así empezamos a presentarnos en Candelario, donde poníamos música latinoamericana, cumbias villeras, reguetón, mambo y demás, y como a la quinta fiesta pensé en componer algo tropical. Y así, de repente, toda esa experimentación se dio.

¿Cómo define la música de la banda?

Creo que es una experimentación en la que no hay una línea de ritmo que se siga sino todo el tiempo. Es una búsqueda, pero no queriendo hacer un hit. Es música que hacemos para bailar y gozar, independientemente del género que estemos tocando.

¿Por qué la imagen de Cero 39 es una piña?

Al principio nos enfocamos en tener una estética de caseta costeña que son muy coloridas y le ponen mucha vida a las frutas algo que, creo, viene de los programas de televisión ochenteros. La piña apareció porque en esa época había unos daneses que estudiaban formación de empresas creativas y nos dijeron que teníamos que escoger un símbolo. Les pregunté que para ellos qué era Latinoamérica y me contestaron que una ananá. Por esa época le propuse a un amigo que me ayudaba con las comunicaciones de la banda hacer una piña con unas gafas y tenis, y me dijo que le dijera a Esteban García, un gran amigo. Se lo encargué y me la mandó. Me pareció excelente y a todo el mundo le gustó.

¿No han sentido la necesidad de incluir una voz en el grupo?

Al comienzo entró una cantante barranquillera con quien trabajamos tres canciones en el primer disco, “Móntate en el viaje”, y un cantante del Magdalena Medio, pero en ese momento la música no estaba tan fortalecida como ahora. Luego de volver de una gira de Alemania conocí a Víctor Carrascal, que es quien prácticamente hizo todo el disco de “Moni moni”, pero él vive en Sincelejo y tuvo un percance y no pudo seguir con nosotros. Preciso teníamos una gira y con mi compañero, Darío, decidimos que seríamos un dúo, como lo fuimos en un principio.

Usted hizo un viaje por el Magdalena. ¿Eso influenció la música que hace?

Mi familia materna es del Magdalena y mis abuelos son ribereños, de Barrancabermeja y . En una visita decidí irme a conocer a los músicos del río, pero más que tener un registro era para compartir con ellos su vivencia cotidiana. Sentía que necesitaba compartir con ellos su música y de ahí pasé por muchos pueblos. A los 17 años ya había hecho viajé por el río, buscando un aprendizaje más vivencial. Cuando volví ya no era el grupo ya no era sólo un experimento musical, sino todo lo que había vivido con los músicos. Se puede decir que así nació el Cero 39.

¿Qué música los influencia?

Tratamos de escuchar de todo Ahora estoy muy pendiente de lo que está pasando en el mundo musicalmente. A veces me siento a sacar canciones de Wganda Kenya, y hay días en que me siento a tocar partituras de Gentil Montaña. Así, todo el tiempo voy de un lado a otro y al final simplemente hacemos música. De hecho, alguna vez alguien que escuchó “Ginza”, de JBalvin, me dijo que pensaba que esa pista la había hecho yo. Nunca me lo tomo como que voy a cambiar el mundo, pero sí creo que tenemos la posibilidad de mostrar todas las facetas de la música.

¿Para dónde cree que van las nuevas músicas latinoamericanas?

A la cumbia ya le hemos dado un resto de mate. Pienso que de eso queda una experiencia, y la música ha evolucionado. De hecho, hace poco viajé a Santo Domingo y entendí más del denbow de la isla y llegué con otra visión del reguetón. Conocí a las chicas de Mula, con las que hicimos una canción de reguetón.

¿Esa combinación es lo que viene en el nuevo disco?

Nuestra intención es que la gente baile y tenemos la idea de hacer cool el reguetón. No a lo JBalvin, sino a un nivel un poco más espectral. El género tiene unas armonías básicas que se pegan rápido pero ¿qué tal si hacemos unas armonías que no sean tan fáciles y mezclamos con mucha más estructura? Eso fue lo que entendí en República Dominicana y eso es lo que traemos en el nuevo disco.

Por El Espectador

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