“Las comunidades deben ser agentes de sus cambios”

Daniela Carvajalino es la directora social de esta organización en Colombia. Junto a voluntarios y lideres comunitarios trabaja por combatir la pobreza y adelanta una colecta para construir 500 casas.

Redacción Un chat con
30 de marzo de 2017 - 00:03 a. m.
“Las comunidades deben ser agentes de sus cambios”
Foto: OSCAR PEREZ

¿Qué significa para la fundación haber llegado a su décimo aniversario?

Es la materialización de muchos sueños tanto de los jóvenes voluntarios como de las comunidades con las que trabajamos. Durante este tiempo hemos estado en contacto con cientos de personas que no eligieron vivir donde viven y con quienes trabajamos en equipo, porque sabemos que la pobreza no es una condición, sino una situación que se puede superar.

¿Cómo fue su llegada a Techo?

Arranqué hace un poco más de seis años. En ese momento la fundación tenía una alianza con los encargados de la campaña de responsabilidad de donde trabaja mi mamá. Ella me invitó a una jornada de construcción. Creo que ese día fui la voluntaria que menos aportó, porque me la pasé hablando con la gente de la zona.

¿Qué recuerda de esa primera experiencia?

Nunca olvidaré la familia que conocí esa primera vez. Era una señora que se llamaba Belén y vivía con su nieto, Martín, en una casa con piso de tierra y paredes de cinc. Esa experiencia me dejó ver que la pobreza estaba muy cerca y que muchas veces es invisibilizada.

¿Cuál es la clave para convencer a los jóvenes de aportar su trabajo voluntario?

Uno tiende a tener muchos prejuicios sobre este tipo de organizaciones, pero en mi caso, cuando entré, me pusieron responsabilidades específicas que fueron creciendo poco a poco y me empoderaron. Cuando uno se da cuenta de que se está volviendo un agente de cambio la relación con la fundación se consolida, porque se empieza a entender qué significa ser ciudadano y sentir empatía por los otros.

En 2012 cambiaron su modelo de trabajo, ¿por qué?

Techo ha aprendido mucho con las comunidades en las que trabaja y por eso, hace cinco años, pasamos de limitarnos a construir casas para empezar a enfocarnos en el desarrollo de las comunidades. Creemos que ellas deben ser agentes de sus transformaciones y la organización debe facilitar esos procesos.

¿Qué tipos de proyectos empezaron a desarrollar?

Por lo general se trata de proyectos ambientales y alimentarios, aunque seguimos trabajando en infraestructura comunitaria y mejoramiento de hábitat. También estamos llevando a cabo un programa de educación para la paz que busca que los niños no normalicen la realidad en la que viven y puedan comprender la diversidad y trabajar en equipo.

¿Cómo lograr que lo que hacen no se vuelva asistencialismo?

Todas las semanas la red de voluntarios se reúne con los líderes comunitarios para decidir qué proyectos se van a hacer y cómo se les va a dar seguimiento. El trabajo es horizontal, porque no vamos a hacer caridad, llegamos a la comunidad a aprender cómo podemos trabajar para superar la pobreza conociendo a quienes viven en esa situación.

¿Cuál es el papel de la empresa privada en el trabajo de Techo?

Ha sido fundamental, sobre todo cuando hemos trabajado con organizaciones que han hecho esfuerzos en sus programas de responsabilidad social. La fundación siempre ha recibido personas que se vinculan a través del voluntariado corporativo de los lugares en los que trabajan. También están las empresas que hacen donaciones directas a la organización.

¿Cuál es el aporte que han hecho a la paz del país?

Trabajamos en territorios que han sido configurados por personas que han vivido el conflicto. Las organizaciones comunitarias son escenarios de paz, porque en ellas se reúnen todo tipo de personas para trabajar en conjunto por tener un lugar más digno para vivir. Como organización, uno de nuestros objetivos es fortalecer y facilitar esos espacios.

¿Qué debe hacer alguien que esté interesado en contribuir a la organización?

Estamos en medio de una gran colecta nacional, un evento en el que las personas inscritas por internet pueden visitar las comunidades y conocer las opciones que tienen para contribuir. También, desde el 31 de marzo hasta el 2 de abril, estaremos en las calles dando a conocer la situación de los asentamientos informales del país y recogiendo donaciones para construir 500 viviendas y materializar otros proyectos.

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