Mejorar la calidad de vida casa a casa

Gohard Giraldo Muñoz, desde que estaba en la universidad, construye residencias para personas que no tienen un lugar donde vivir. Ahora es el director de esta fundación.

El Espectador
15 de agosto de 2017 - 04:34 a. m.
Gustavo Torrijos.
Gustavo Torrijos.

¿Cómo terminó un administrador de empresas construyendo casas?

Cuando estaba en la universidad, hacía voluntariado y trabajaba con mujeres que estaban en condición de alta vulnerabilidad o de prostitución. La mayor necesidad que me manifestaban era la de tener vivienda y de ahí nació el proyecto, buscando cómo podía ayudarles. Trabajamos con mujeres que tenían un terreno en el que podíamos construirles un sitio propio.

¿Por qué crearon la Fundación Catalina Muñoz?

Estaba construyendo dos viviendas en Lucero Alto de Ciudad Bolívar y ese día nos entrevistó Pacheco para el programa de las mañanas de Caracol. En ese momento nuestra presidenta, Luz Dary Gómez, estaba en la clínica con su hija Catalina Muñoz, quien tenía un diagnóstico poco alentador. Los papás hicieron la promesa de que, si Dios les dejaba a la niña, ellos apoyarían a ese grupo de jóvenes que estaban construyendo vivienda.

De ahí viene el nombre…

Sí. Con esa promesa, Luz Dary Gómez comenzó como donante y después decidimos constituir una fundación a la que le pusimos el nombre de su hija. Ella sobrevivió y ahora tiene 21 años.

¿Cómo eligen a los beneficiados?

Buscamos a los líderes comunitarios y las juntas de acción comunal, a través de ellos llegamos a las familias más vulnerables de los barrios, las encuestamos para identificar variables como las condiciones de las viviendas que están habitando, cuántos hijos hay, si hay personas de la tercera edad o con algún tipo de discapacidad, ingresos, situación socioeconómica y legalidad del predio donde se va a construir.

¿Por qué es importante el predio?

Trabajamos con familias que son dueñas de su terreno y que lo pueden demostrar. Si no tienen un terreno, no podemos hacer nada, porque hay alto riesgo. Solo iniciamos de cero cuando participa una alcaldía que aporta un lugar y comenzamos el proyecto; eso pasó en Nariño, Puerto Colombia (Atlántico) y Soacha.

La fundación comenzó en Bogotá, ¿cómo se convirtió en algo nacional?

Comenzamos en Bogotá y nos fuimos expandiendo con los aportes de las empresas, que nos pedían dar este tipo de soluciones en otras regiones. Desde hace diez años entregamos viviendas en otras ciudades, la diferencia es que allá buscamos un aliado local para poder tener la tranquilidad de que las familias cumplan con las condiciones que nosotros exigimos.

¿Qué significa entregar una residencia?

Cuando una familia recibe su casa, está cumpliendo el sueño de tener un lugar propio y digno para vivir. Además, estas tienen una serie de elementos que para ellos eran desconocidos, como tener divisiones, habitaciones separadas, un techo por el que no se entra el agua y piso.

¿Cuál es su objetivo?

Queremos que las familias puedan resolver primero la necesidad de la vivienda para que el dinero que antes destinaban al arriendo puedan utilizarlo para la alimentación y la educación de sus hijos. Les ofrecemos un acompañamiento buscando que concentren sus recursos en otros aspectos que son vitales para su calidad de vida.

¿Tienen otros proyectos?

Trabajamos con las instituciones educativas, tenemos proyectos productivos de huertas urbanas que se hacen en las casas para generar un autoconsumo en las familias y de jabones artesanales que les permiten tener un ingreso.

Por El Espectador

 

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