Patricia Tamayo, bien librada en la comedia

Aunque es bogotana, vivió toda su infancia y adolescencia en Cali, durante una época que estuvo marcada por la violencia, pero en la que logró hallar una escena cultural en la cual crecer.

Un Chat con..
06 de febrero de 2017 - 02:00 a. m.
Patricia Tamayo, bien librada en la comedia

¿Cómo comenzó su vida actoral?

Desde que tuve uso de razón quise ser actriz. Cuando me gradué del colegio en Cali me vine a estudiar dos años a Bogotá y al terminar me devolví para hacer la carrera de arte dramático en la Universidad del Valle. En último semestre empecé a hacer teatro profesionalmente y a la par hice lo primero en televisión, que fue una miniserie de Telepacífico que se llamó Canas al aire, al lado de Helios Fernández, Gerardo Calero y Orlando Valenzuela, y daba clases de teatro en la Universidad de San Buenaventura.

¿Tuvo otra opción de vida a futuro?

Jamás, siempre supe que lo que quería era actuar, ser actriz, por eso no tengo una explicación racional de por qué lo soy. Es parte de mi vida, de quien soy.

¿Qué tan influenciada estuvo por la movida cultural en Cali?

En ese sentido tengo que agradecerle a la Universidad del Valle en donde el ambiente cultural era rico y estimulante, al entrar a estudiar ahí un nuevo universo se abrió para mí. A mi desafortunadamente no me tocó esa Cali rica culturalmente de décadas anteriores, sino la ocupada por el narcotráfico, la del miedo de salir, la de cuentos aterradores de personas cercanas, un tiempo en que la cultura fue reemplazada por la ley de la plata y el poder. Entonces en ese sentido la universidad cobró una importancia muy grande, porque era ese espacio para alimentarse cultural e intelectualmente.

¿Tuvo alguna experiencia con la violencia en Cali?

Me tocó mucho, viví toda esa época en el colegio y parte de la universidad. A mi mamá y a mi hermano los cogió una de las bombas que pusieron en la ciudad, el carro se dañó bastante, pero afortunadamente a ellos no les pasó nada, llegaron llenos de vidrios entre la ropa y con el corazón en la mano, historias de gente cercana, tiempos de no salir por la noche para evitar problemas. El miedo se respiraba en el aire. Vi la transformación de Cali de manera tangible a nivel humano, arquitectónico, cívico, cultural. Fue muy triste esa época. Pero, aunque ha sido un proceso lento, la ciudad ha ido ganando espacios de nuevo, lo cual me alegra por supuesto.

¿De dónde viene su pasión por la cocina?

Cuando empecé a vivir sola me tocó aprender y le fui cogiendo el gusto, en gran parte gracias a los programas de cocina influyeron mucho, y a mi mamá que cocina delicioso. Me gusta probar con ingredientes nuevos y gozármela en la cocina. No siempre tengo el tiempo, pero cuando puedo, me encanta hacerlo para mí y mi esposo.

¿Qué le gusta cocinar?

De todo, a mi esposo le hago cosas con pollo o pescado, ensaladas, pasta, arroces. Soy vegetariana y eso también me ha obligado en un buen sentido a ser creativa, para evitar la monotonía a la hora de comer. Lo que menos hago es carnes rojas y postres, la pastelería me parece una belleza, pero es demasiado exacta para mi gusto.

¿Qué le interesa de “Hello Kitty”?

Me gusta mucho es un gusto que me ha acompañado desde la infancia. Me gusta tener cositas de Hello Kitty en mi casa, ni siquiera me gustan mucho los gatos porque me intimidan, no los entiendo (risas). Así que es simplemente un rezago de mis gustos infantiles que se quedó conmigo hasta hoy.

¿Qué es lo que más la une a Jairo Camargo?

Un amor hondo que va más allá del amor mismo. Un amor vital y transformador.

¿Cómo llegó a “Polvo carnavalero”?

Mientras hacía Las hermanitas Calle me llamaron para hacer la película y a los seis meses volvieron a llamarnos para ofrecernos la serie, una delicia porque por primera vez no tuve que hacer casting (risas).

¿Replanteó algo del personaje de la película al hacer la serie?

Más bien lo alimenté, lo desarrollé, porque mi participación en la película era muy corta, ya que Beatriz Otero, mi personaje, moría. Aquí he podido jugar con ella y su historia, ha sido muy rico. Una oportunidad que raramente se da.

¿En qué se basó para estructurar el personaje de Beatriz Otero?

En lo que en mayor o menor grado siempre me baso para hacer mis personajes: la información que me tira el texto, lo que me dice el director, la observación que es vital para mí, investigación, recuerdos, referencias y la relación con los personajes, entre otras cosas.

¿Se siente cómoda en la comedia?

Me siento cómoda actuando. La comedia me gusta si está bien llevada y dentro de unos límites que no rayen con la parodia o la falta de verdad dentro de la actuación. Creo que es el caso de Polvo carnavalero. Me siento cómoda haciendo mi trabajo sin importar el género, la verdad.

¿Qué viene ahora para usted actoralmente?

En cine voy a participar en una película dirigida y escrita por Andrés Burgos y vuelvo al teatro después de un año con Carta de una desconocida, de Zweig, dirigida por uno de mis favoritos, Manuel Orjuela. Eso me tiene muy contenta, además de las grabaciones de Polvo carnavalero, que termino a finales de marzo.

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