Wamba regresa a la esencia del tropipop

Con el sencillo “Fue por tu amor”, la banda bogotana regresa a escena. El 28 de agosto, en Gaira Café, será su primer concierto. José Baquero, baterista del grupo, habla de los proyectos y de su próxima gira nacional.

El Espectador
24 de mayo de 2019 - 02:00 a. m.
José Baquero, Miguel Rodríguez, Camilo Salazar “Salo”, Camilo Zapata y Juan Pablo Jaimes son los integrantes de Wamba. / Cortesía
José Baquero, Miguel Rodríguez, Camilo Salazar “Salo”, Camilo Zapata y Juan Pablo Jaimes son los integrantes de Wamba. / Cortesía

¿Por qué decidieron apostarle al regreso de la banda después de cinco años, cuando cada uno había tomado un rumbo diferente?

Se dio naturalmente. Alejo González y yo somos muy amigos y él venía hablando de hacer tropipop de nuevo desde finales de 2017. Empezamos a plantear la idea de hacer un colectivo. Pero, con Wamba desde el año pasado, como desde agosto, empezamos a “coquetear” en nuestro grupo de Whatsapp para ver en qué estaba cada uno y planteamos la posibilidad de hacer canciones. Pero se quedó ahí. Creo que regresamos porque nos hacía mucha falta la música que empezamos a hacer cuando éramos jóvenes. El tropipop fue la forma como nos apropiamos del vallenato y de cómo pensamos que debía sonar para nosotros los rolos. En enero Wamba tomó la decisión de volver, Alejandro ya tenía “Celosa”. Fue algo natural, todos teníamos con qué volver.

¿Cómo fue el “coqueteo” entre ustedes para volver?

Después de la separación, seguimos siendo muy amigos, pero el tema de la música nunca lo tocamos. Terminar una banda es doloroso. El año pasado alguien estaba o tomado o nostálgico y llegan los mensajes de amor, de los amo, quiero verlos. Alguno de nosotros propuso que volviéramos a hacer música y que intentáramos sacar canciones o reunirnos para ensayar. Ahí nació ese coqueteo. Cuando salí de Deezer compré una guitarra, nació mi hijo y compré un teclado, automáticamente comienzo a tocar como antes. Me salieron 12 canciones en un mes. Les dije que tenía la primera canción, se las mostré y todos acordamos en apostarle a este nuevo proyecto. Solo nos queda arriesgarnos. La postura de la gente que nos criticó en el pasado iba a ser la misma, pero creo que a nivel de madurez y de propuesta musical sigue sonando a tropipop, lo de Wamba es tropipop. Pero ya suena a 2019.

Para ustedes ¿fue más fácil arrancar el proyecto en esos 18 o 20 años, sin nada y en el aire, o recomenzar en esta oportunidad?

En ese entonces nos gustaban las mismas canciones, nos podíamos encerrar todo el día a tocar. Y entre ensayo y ensayo surgió la idea de grabar un primer sencillo, luego un disco. Todo se fue dando de manera natural; pero siento que hoy es más fácil. Todos hemos trabajado en la industria y fue más fácil entender lo que necesitábamos para resurgir. Yo lo estoy disfrutando más, antes no entendíamos muy bien lo que estaba pasando. Recibíamos un correo con la agenda y la debíamos cumplir. Ahora nos permite la independencia, porque estamos los cinco poniendo toda nuestra experiencia, haciendo una autogestión muy bonita. Lo que queremos hacer es volver a tocar juntos, estar los cinco es algo que disfrutamos mucho y de ahí lo que venga creo que es ganancia.

¿Cuál es la historia que está detrás de “Fue por tu amor”? ¿En qué se inspiraron?

Cuando salí de Deezer fue un momento muy duro, porque uno queda desubicado. “Fue por tu amor” es una canción que habla de las personas que le han salvado la vida a uno. En mi caso son mi esposa y mis hijos, porque me dieron una luz distinta y todo lo que hago es por y para ellos. Este sencillo sale del agradecer el momento en el que estamos. Es una canción de amor que puede ser hacia una esposa, una novia, un padre, un hijo o hasta el mismo amor que sentimos nosotros como Wamba y vamos a volver por el amor a la música. Me levanté un día con la melodía del coro, porque la noche pasada estaba oyendo mucho vallenato. Le dije a Efraín Ardila, que es el otro compositor del tema, y materializamos la canción.

Este regreso del tropipop ha pasado por tres grandes tarimas: el Festival Vallenato y los conciertos en el Teatro Cafam y el Royal Center, en Bogotá. ¿Cómo ha sido la acogida del público?

Ha sido muy curioso, porque ninguno de nosotros pensaba que el público nos iba a acoger de esa forma. Ver cómo en el Royal Center y en el Teatro Cafam se quedó gente pidiendo boletas afuera nos sorprendió. Es un tema, para mí, de melancolía, sobre todo para la gente de nuestra edad que está llegando a los treinta y les llega como un tema de melancolía. Hay un tema de nostalgia muy importante que hace que el tropipop hoy en día esté en un auge y en un momento muy importante. Estamos muy contentos y muy sorprendidos. Hemos hablado entre todos porque no pensamos que la gente lo fuera a recibir así, pero tenemos claro que el gran reto es volver con canciones nuevas, que ya no sea esa nostalgia, sino que realmente sea lo nuevo de las bandas.

¿Qué palabras utilizaría para describir el tropipop versión 2019?

“Vallenato” sería la primera y lo decimos con mucho respeto. Creo que por ser tan pelados nunca entendimos el valor cultural tan grande que tiene el tropipop y cómo lo destruimos. No entendimos que sí es un hijo digno del vallenato porque nace de ahí, le dimos mucho palo y hoy en día decimos con mucho orgullo y honor: somos tropipoperos. Ya no es la palabra denigrante que antes nos jodía. Carlos Vives fue el responsable de hacernos entender el valor del tropipop. En todo este proceso nos ha dicho que, aunque nadie quiera reconocerlo, tenemos un capítulo aparte en la música nacional.

¿Cuándo será el regreso de Wamba a las tarimas?

El 28 de agosto en Gaira Café. De ahí en adelante vamos a hacer una gira nacional que ya está en un 60 % cerrada.

¿En qué se diferencia el Wamba de hace cinco años a la propuesta que traen hoy?

Sabemos tocar mejor. A los 16 años no teníamos mucha noción del tema. Hoy ya llevamos 15 años tocando cada uno en nuestro instrumento. En estos años que la banda hizo una pausa no hemos dejado de estudiar, por cosas de la vida cada uno seguía haciendo música. Hoy más que nunca entendemos cuál es el sonido de Wamba, y eso se lo debemos a nuestro productor Santiago Deluchi, que nos ayudó a buscar nuestros elementos característicos, ya sabemos cómo imprimirle nuestro sello. No hay, por el momento, alguna idea de volvernos una banda de pop urbano. Queremos proponer desde el tropipop.

¿Por qué nunca contaron la campaña social que adelantaron en esa época con Save The Children y Profamilia?

Porque nos sentíamos oportunistas. Duramos dos años viajando por Colombia, recorrimos 35 ciudades y logramos hablar con 350.000 niños. Llegamos a sitios a donde otras bandas no habían llegado. Una de las cosas por las que, creo yo, se separó Wamba es porque a pesar de que crecimos mucho con el tema social, dejamos un poco de lado la parte musical. Duramos dos años sin sacar una sola canción. Grabamos el tercer disco, se acaba la banda y viene todo ese movimiento en contra del tropipop. Hoy tenemos claro que Wamba no puede existir si no hay trabajo social.

¿Qué les dejó ese paso por la niñez colombiana y por zonas tan vulnerables?

Lo primero es que estamos muy jodidos como país. Ir a esos sitios y ver a niños que no tienen absolutamente nada nos muestra que estamos haciendo algo mal. Nos hizo crecer mucho como personas, valorar lo que teníamos, porque los cinco vivíamos en una burbuja, que es Bogotá. Nos enseñó, además, que los artistas tenemos una responsabilidad y debemos ser muy cuidadosos con lo que decimos, como nos portamos, somos el ejemplo de muchos niños. Es algo que se nos metió en el ADN, Juan Pablo Jaimes y Camilo Zapata siguieron trabajando en temas sociales. Nosotros aprendíamos más de ellos que ellos de nosotros.

¿Alguna anécdota?

Alguna vez fuimos a Buenaventura y debíamos montarnos en una camioneta, durante dos horas, para llegar a un río. Ahí, una lancha nos esperaba para otro viaje de tres horas. Llegamos a una comunidad indígena y el señor que nos recibió nos advirtió que por nada del mundo saliéramos en la noche ni hiciéramos ruido. Pero éramos jóvenes, teníamos celular y no había señal y el único lugar donde la conseguíamos era un palo que quedaba como a trescientos metros. Cuando salimos empezamos a ver pasar muchas lanchas. Al otro día preguntamos y nos dijeron que era la droga de la guerrilla. Otra vez nos explotó un carro bomba a los cuatro minutos de haber pasado por una estación de policía en la misma zona.

¿Tiene algún mensaje para los detractores del tropipop?

No es solo para ellos, sino para todos los que en algún momento hablamos de música buena y música mala. La música es una expresión subjetiva y creo que la gente debe entender que hay gustos musicales. Aquí como colombianos debemos hacernos una reflexión. A lo primero que le tiramos duro es a lo que hacemos o producimos desde acá. En esa época nunca tuvimos ese respaldo que entendiera qué era lo que estábamos haciendo, por qué había pegado tanto y nunca lo vimos como una herencia nuestra. Estamos viviendo un momento histórico en la música colombiana; tenemos artistas, compositores, productores brutales. Debemos apoyarlos.

Por El Espectador

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