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Alberto Montt, un caricaturista hecho en las redes

Es uno de los caricaturistas más importantes de Latinoamérica gracias a internet, donde se dio a conocer con las “Dosis diarias”, dibujos críticos de la vida cotidiana.

Un chat con...
23 de septiembre de 2016 - 03:28 a. m.
Alberto Montt nació en Ecuador, pero desde hace más de 10 años vive en Santiago, Chile. / Cortesía
Alberto Montt nació en Ecuador, pero desde hace más de 10 años vive en Santiago, Chile. / Cortesía

¿Qué fue lo primero que dibujó?

Mas que calcar fue tratar de replicar lo que era para mi importante: superhéroes, los dibujos de Condorito y Mafalda. Todo el mundo comienza copiando y a partir de allí todo se va modificando y siempre termina siendo un poco tuyo también porque le imprimes tus trazos, tus incapacidades, tu forma de ver. Esto que dibujas es una mezcla de lo que estas haciendo y de lo que otra persona creó, pero también de lo que esta siendo me animado por tu cerebro

¿Para usted es más fácil dibujar que hablar?

Lo que pasa es que después de dibujar tanto tiempo, se convierte en un lenguaje interno. Para mí es muy cierto que una imagen vale más que mil palabras.

¿Qué tanto han cambiado sus trazos?

Creo que el trazo es lo que es en el momento. Las características se van afirmando y definiendo con el paso del tiempo, es decir lo que dibujaba hace dos años es muy diferente a lo que hago ahora y espero que lo que haga en diez años lo sea aún más. Lo interesante de la ilustración es la evolución y es ahí donde está el valor.

¿Cuándo decidió vivir en Chile?

En el momento que decido vivir de hacer dibujos. Quito era un espacio muy pequeño, una ciudad con un movimiento cultural muy limitado y necesitaba algo más grande y en ese momento creí que Santiago era ese lugar, porque como tengo doble nacionalidad la idea era probar suerte en otro país. Llegué aquí y me di cuenta de que tampoco fue mucho el cambio, pero fue la mejor idea para desarrollarme.

¿Qué hizo los primeros meses?

Hice de todo. Tomé fotos, diseñé, cargué cajas y todo lo necesario para sobrevivir, y luego le dediqué mucho tiempo a hacer un portafolio y a algo que creía que me podría abrir las puertas. Pasó mucho tiempo antes de que tuviera algo que pudiera presentar y trabajar.

¿Cuál es hoy su relación con Ecuador, su país natal?

Extraño mucho su comida. Hay mucho que dice Ecuador, lo llevo conmigo. En Chile todo el mundo me pregunta de dónde soy y en Ecuador me preguntan lo mismo, entonces ahora vivo como en un limbo, porque soy un tipo que no tiene tierra pero que al mismo tiempo disfruta de ambas.

¿Cuál ha sido la importancia de las redes sociales en su carrera?

Soy lo que soy gracias a ellas. Mi trabajo se dio a conocer por las redes, entonces me construí en función de un público que estaba totalmente conectado conmigo. Esta relación es de oro, porque cualquier persona en el mundo puede ver mi caricatura en cinco segundos. A nivel profesional es mi herramienta más importante para dar a conocer mi trabajo y a nivel de mi carrera facilitó la interacción con la gente que lo consume, sé lo que gusta y lo que no gusta y eso es un buen medidor.

Es muy activo en redes sociales, como administra sus cuentas?

Para mi las redes son libros de notas visuales. No tengo una periodicidad en redes sociales porque pasan tiempos en que no publico porque estoy ocupado pero hay otros días en que las ideas fluyen y bombardeo mis redes con estupideces. Creo que si no fuera así sería muy falso, como si me pusiera a programar o tuviera la necesidad de llenar el espacio eso no iría conmigo.

Como maneja los troles?

Tengo muy pocos y a ratos entró en alguna pelea pero la mayoría del tiempo los ignoro.

¿Cuál es la base para hacer una buena caricatura?

Creo que para cualquier actividad creativa es la observación, conocer lo que hay alrededor tuyo y lo que tú eres. Cuando uno habla honestamente, es cuando más fácilmente la gente se relaciona con su trabajo. Eso habla también de la conexión.

¿Cuál es su relación con la iglesia?

Ninguna. Más que desprecio, menos precio. A veces siento que es una institución anacrónica y dañina en muchos casos y por eso para mí es un espacio terrible.

¿El diablo es tan bueno como lo pinta?

Ni es tan malo como se ve.

¿Hay temas con los que se ha sentido vetado?

No, por lo general hablo de lo que me importa. Hay temas que no he tocado porque no me han interesado, pero por lo general en los medios en que he trabajado me han dado libertad absoluta y me permito hablar de muchas cosas.

¿Tiene algún otro hobby?

En mi tiempo libre me la paso jugando videojuegos. Lo hago desde los cinco años y no espero parar, me gusta de todo desde jugar fútbol hasta matar zombies, hasta los juegos de mesa porque son espacios de comunión con la gente que como evento social es fantástico.

¿El hecho de que combine el humor con la comida tiene que ver con algún gusto?

Para mí es la actividad humana más importante socialmente hablando. Todo lo que hago está relacionado con la comida. Mi autobiografía tiene nombre de condimento, tengo muchos libros de gastronomía en los que he ayudado con las viñetas. En general cuando viajo lo hago en función de la comida, entonces soy un goloso de primera.

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