¿Cuál fue su primer acercamiento a la música?
En el colegio no era una persona muy social. De pequeño tenía unos mundos imaginarios interiores y al tener una familia musical comencé a acercarme al piano y a componer canciones, a crear una realidad más parecida a la que yo tenía en la cabeza.
¿Qué escuchaba cuando comenzó?
Mucho rock y música internacional, pero por el lado de mi padre estábamos rodeados de cumbias y fandangos, ya que él era arreglista y productor de los grupos más emblemáticos de esa época. Escuchaba la orquesta de Lucho Bermúdez, la Negra Grande de Colombia, Escalona, entre otros.
¿Cuál fue su educación musical?
Desde los seis años estudié flauta, entrenamiento auditivo, solfeo y piano. En el colegio fui parte de todas las bandas y también tomaba clases de piano extracurricularmente, y luego en la universidad estudié música.
Usted vivió en Nueva York y París, ¿qué descubrimientos musicales hizo allá?
Yo creo que Nueva York es una ciudad donde todo el mundo confluye y donde además hay grandes productores, una ciudad donde hay jazz y mucha cultura. De Europa me gustan la música clásica y la arquitectura. Son ciudades donde uno se nutre en todos los sentidos.
¿Y en su viaje a Sudáfrica?
Uno lleva lo que tiene por dentro, pero evidentemente encuentra unos sonidos y energías muy diferentes de los de su tierra. Encontré infinidad de ritmos, nuestra música del Caribe viene de África, entonces también fue volver a la raíz y aprender mucho, entender e investigar.
¿Le ha escrito a su hijo?
Sí, por ejemplo, Bonita comenzó siendo una canción de cuna instrumental para mi hijo. Estoy muy contento, porque ahora en el escenario se sienten tres generaciones, con canciones que mi padre me compuso y otras que yo le he hecho a mi hijo.
¿Su hijo se ha interesado por la música?
Ahora está muy afiebrado por el fútbol. Está en clases de teclado y de piano, le gusta y tiene muy buen oído, pero no lo estoy forzando para dedicarse específicamente a eso.
Hoy presentará en Bogotá su espectáculo “Escuchando con el alma”, que recaudará fondos para la fundación Ical. ¿Cómo nació este proyecto?
Mi padre tomó esta iniciativa porque él respeta mucho lo que hace la Fundación para el Niño Sordo (Ical), porque hemos tenido contacto con el director. Conocemos lo que lograron con mi hermano Juan Sebastián Cabas, que es una persona sorda, es un gran artista y pintor. Al principio me dio miedo porque teníamos poco tiempo, pero estuvimos trabajando duro, ensayando todos estos días y creo que también es una cosa muy personal y familiar que tenemos como responsabilidad con estos niños.
¿Qué tienen preparado para la presentación?
Canciones del maestro Eduardo Cabas y mías. Estamos entre todos haciendo los arreglos, a veces cantamos juntos, en algunas cada uno hace sus canciones, entonces se convierte en un espectáculo dinámico y donde posiblemente se muestran dos compositores, que cuentan las historias de manera diferente y que cantan canciones que la gente conoce.
¿Y qué escucha con el alma?
En este período a los niños sordos de Colombia, para mejorar sus condiciones de educación.
¿Qué prepara ahora musicalmente?
Estoy organizando con el equipo para poder lanzar un nuevo sencillo. Tantos viajes, también han sido con el fin de crear nuevas canciones. La gente es muy linda y bella y me piden nuevas canciones y creo que es hora de darles algo nuevo.