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Artbo celebra 10 años

La Feria Internacional de Arte de Bogotá que se lleva a cabo en Corferias, finaliza el lunes. La directora habla de cómo el arte colombiano está luchando por encontrar un equilibrio entre lo académico y lo comercial.

Redacción Un chat con...
25 de octubre de 2014 - 02:29 a. m.
María Paz Gaviria descubrió a los dieciséis años, cuando hizo su pasantía en la galería Ramis Barquet de Nueva York,  que el mercado del arte era menos romántico de lo que pensaba. / Cristian Garavito
María Paz Gaviria descubrió a los dieciséis años, cuando hizo su pasantía en la galería Ramis Barquet de Nueva York, que el mercado del arte era menos romántico de lo que pensaba. / Cristian Garavito
Foto: CRISTIAN GARAVITO/EL ESPECTADOR - CRISTIAN GARAVITO

¿Cuál es el balance que hace Artbo de 10 años de trabajo?

Se ha posicionado como una de las ferias más importantes de la región y la mejor de América Latina, y como el evento anual de las artes plásticas más importante del país, promoviendo el surgimiento de plataformas alternativas y dándole visibilidad a la escena artística local en Colombia y en el exterior.

¿Qué novedades tiene la feria este año?

Diez de las 66 galerías que están en la sección principal llegan por primera vez a la feria, y varias que habían dejado de asistir vuelven este año. Rediseñamos la sección de Articularte y tenemos dos nuevas secciones: Referentes y Libro de Artista.

¿Por qué nace Referentes?

La sección reúne obras curadas desde una mirada a la historia reciente del arte, entre 1950 y 1980. Busca dar visibilidad sin perder la visión de mercado.

¿Ha aumentado o disminuido la venta de obras de arte?

Sin duda, la feria ha sido determinante para el mercado del arte en Colombia, lo que significa que cada vez más artistas pueden vivir de su pasión. En tan sólo un año, las postulaciones de galerías que querían venir aumentaron 30%, y por eso han surgido cuatro ferias paralelas durante el mismo período de tiempo. Hay una demanda importante.

Es directora de Artbo desde 2012. ¿Qué ha cambiado bajo su dirección?

He tratado de ser fiel a la propuesta de excelencia con la que nació Artbo. Mi reto es la democratización del arte y la internacionalización de la escena artística colombiana.

¿Cómo hacer para educar en el arte a las nuevas generaciones?

A través de la experiencia más que de la instrucción, permitiendo que se cree una cercanía con los procesos y conceptos propios del arte contemporáneo por medio de la participación y de la generación de miradas propias.

¿Qué estrategias tienen para hacer que el arte sea más popular?

Artbo se ha preocupado por transcender su modelo comercial e impulsar el desarrollo de artistas jóvenes y el acercamiento de nuevos públicos al mundo del arte. La feria ha tenido desde su primera edición un fuerte componente no comercial que se complementa con la muestra de las galerías invitadas y que ha ido creciendo a lo largo de los años. La sección Artecámara es una de estas apuestas.

¿Cuáles sorpresas se encuentran en Artecámara?

Están La Agencia de Bogotá, La Nocturna de Cali y La Mutante de Bucaramanga: estos espacios son un híbrido que responde a la manera independiente como los artistas han tenido que encontrar formas de creación y circulación, que son diferentes a las comerciales y las institucionales.

¿Cómo está posicionado el arte colombiano?

Está pasando por uno de sus mejores momentos, y creo que no es un fenómeno efímero, porque se trata de una lucha por conseguir un equilibrio interesante entre lo académico, lo comercial y lo institucional.

¿A qué curadores admira?

José Roca, para proyectos en torno al diseño; Jaime Cerón, para las jóvenes promesas colombianas, y Carolina Ponce de León y Santiago Rueda, para los maestros, referentes en el arte.

¿Cómo nació su amor por el arte?

Desde muy pequeña, a través de visitas a exposiciones, talleres de artistas y museos.

Durante la presidencia de su padre, César Gaviria, ¿cuál era su escondite favorito en el Palacio de Nariño?

Me metía en todas partes. Me dicen que, en general, de pequeña me escondía debajo de las camas.

¿Tenía algún lugar de juegos?

La Plaza de Armas.

¿Cuál fue su primera exposición de arte?

Una que me organicé a mí misma a los ocho años.

 ¿Por qué historia del arte y no arte?

En su momento estudié artes liberales en Columbia University en Nueva York, porque para mí era más importante tener conocimiento general del mundo. El oficio se aprende ejerciéndolo.

La mayor enseñanza de la pasantía en la galería Ramis Barquet de Nueva York.

Tenía dieciséis años. Y en plena adolescencia descubrí que el mercado del arte es menos romántico de lo que pensaba.

¿Qué exposición la ha impactado?

Mi primera Bienal de Venecia, en 2001.

Un artista en la historia.

Marcel Duchamp.

Uno contemporáneo.

El que aún no conozco.

Prefiere el arte a la política, pero su familia está dedicada a la segundo. ¿Qué tanto tiene usted de política?

Asumo el reto de acercar el arte a la gente como un hecho político.

Lo más romántico que tiene.

David Barguil.

La mayor lección de su madre.

Se acaba de volver a graduar, de arquitecta de los Andes el 10 de octubre, y ya está lista para ejercer. Nunca es tarde para un sueño.

Por Redacción Un chat con...

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