Su más reciente disco ‘Un pokito de rocanrol’ salió hace muy poco. ¿Cómo lo siente después de la emotividad del lanzamiento?
Estoy muy feliz porque fue un trabajo muy interesante que me representó mucho esfuerzo. Lo importante es que quedé muy satisfecha y agradezco mucho haber encontrado a un equipo de músicos tan buenos.
¿Cuál es la diferencia entre ‘rock and roll’ y ‘rocanrol’?
El rocanrol es como yo lo siento. Muy cercano, muy familiar, y por eso le quito todas esas arandelas extrañas.
Este disco es más rockero que los demás. ¿Cómo llega a establecer que ése es el sonido que quiere experimentar ahora?
Desde hace mucho tiempo quería ponerme rockerita y por eso busqué un formato más contundente. En los primeros discos el proceso de trabajo era mucho más programado, pero aquí quería que fuera orgánico y real. Yo quería tener la energía de los músicos tocando, con baterías muy fuertes y yo descargando.
¿Cómo fue el proceso de selección de las canciones?
Yo tenía casi todo el trabajo hecho. Solamente me tocó dejar por fuera una canción porque no se ajustaba a las demás y preferí cambiarla por Yo fumo, que entró al final. Antes de empezar el disco dejé establecido que estaría integrado por once canciones.
¿Y qué va a pasar con esa canción que dejó por fuera?
No la voy a descartar. Aparecerá en un disco siguiente, pero ahora mismo no la siento.
¿Cuál fue el momento personal que rodeó este disco?
Es un momento muy positivo. Tengo mucha energía y mucha fuerza, porque el hecho de haber sido mamá me ha renovado. Tengo una hija preciosa, y cada día que me levanto a su lado siento que la deuda que tengo con el mundo se incrementa.
¿La maternidad cambió su sensibilidad artística?
Lo que cambia con la maternidad son las prioridades de la vida. De un momento a otro adquirieron importancia algunas cosas que antes no representaban nada para mí. Creo que eso se refleja en mi disco.
¿Hay algún hilo conductor entre sus discos ‘Pafuera telarañas’, ‘Y.’ y ‘Un pokito de rocanrol’?
Yo los siento como historias totalmente aparte, pero el punto de conexión soy yo. Los discos son como capítulos de mi vida y las canciones subcapítulos.
Ya que las prioridades han cambiado para usted, ¿qué es lo prioritario en el momento de la composición?
Yo sólo escribo pensamientos y lo hago en cualquier momento del día. Lo que más me gusta es cuando van tomando forma y los puedo moldear.
¿Ya ha tocado ‘Un pokito de rocanrol’ en vivo?
En París, hace unas semanas, pero la respuesta es que no las he tocado en vivo. Yo creo que las canciones existen cuando son tocadas en vivo, antes no. Lo que una vez uno escribe con un sentido, al escucharlo en concierto puede cambiar. La lectura cambia constantemente.
¿Cómo es su atuendo rockero?
Es con camisetas enormes, faldas, botas. Lo principal son las piernas al aire porque debo estar cómoda y poder bailar, menearme y saltar, porque el rocanrol es mucho salto.
Usted influye en todo el proceso de sus discos. ¿Cuál es la etapa que más disfruta?
Lo que más gozo es el proceso creativo. Ya lo que pase después con el resultado viene por añadidura. Sin embargo, ahora me ha tocado escuchar mucho Un pokito de rocanrol porque lo estoy estudiando.
¿Con qué siente incompatible su música?
No soy incompatible con muchas cosas. Soy muy abierta y no me muevo por la música que hagan los otros. Los estilos son solamente etiquetas, pero a la hora de la creatividad no hay estilos.
Usted también es actriz. ¿Es más fácil para una actriz volverse cantante o viceversa?
No es fácil ni difícil. Yo creo que si las cosas nacen y fluyen, eso quiere decir que están muy bien. No es una diferencia abismal la que hay entre una labor y otra.
¿Tiene abandonada la parte de la filmografía?
Lo que pasa es que he estado concentradita, primero en la música y luego en la crianza. El año pasado me ofrecieron una película muy bonita, pero estaba muy ocupada y no la acepté. A veces me gustaría desdoblarme para estar en muchos lados, pero como no puedo, me toca dosificarme.