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De novelas con vampiros a cuentos de hadas

’La princesa y el mago sombrío’ es el nuevo trabajo de la escritora caleña, un cuento infantil que será lanzado el domingo 21 de abril en la Feria del Libro.

El Espectador
19 de abril de 2013 - 09:27 p. m.
Carolina Andújar, además de ser escritora, es apasionada por la homeopatía, carrera que estudió en Estados Unidos. / Gustavo Torrijos
Carolina Andújar, además de ser escritora, es apasionada por la homeopatía, carrera que estudió en Estados Unidos. / Gustavo Torrijos

¿De dónde nace el interés por escribir novela gótica?

Desde la infancia me gustaron mucho los clásicos, son mis favoritos. Releo algunos libros, especialmente los que tienen un poco de misterio, historias sobrenaturales, del siglo XIX. Por ejemplo, Drácula y los libros de Dumas (padre). De él leí hace poco La dama pálida y quedé fascinada.

¿Y la homeopatía?

Yo estudié bioquímica, con énfasis en farmacia, en Estados Unidos. Creo que en Colombia se llama química farmacéutica. Sin embargo, no me satisfizo del todo porque era sólo ‘mercado’ y no me veía con una bata blanca en una farmacia, así ganara buen dinero. Quería algo más humanista, una forma de ayudar realmente al individuo, de sanar, y fue cuando hice el énfasis en homeopatía.

¿Con los libros puede ‘sanar’ igual que con la homeopatía?

Sí, creo que con ambos, de forma diferente. Con la homeopatía se me abrió el mundo, porque era justo lo que buscaba: un balance entre biología, química y psicología. Al escribir libros, igual que en una consulta homeopática, hay que escudriñar en la psiquis, con qué sueñas, qué te gusta, que amas y resulta ser, al final, un acto sanador.

¿Qué porcentaje de tiempo le dedica a una y otra cosa?

Está un poco relegada la homeopatía, porque sí le he dado prioridad a la escritura en los últimos años. Desde que publiqué el primer libro —Vampyr—, cuando aún vivía en la zona rural del Quindío y allí no tenían médico, a los vecinos, que vivían muy lejos, siempre les sucedía algo; los picaba un animal venenoso, alguien se caía por un barranco. Así estuviera escribiendo, ejercía la homeopatía. Desde que me fui a la ciudad, disminuyó mucho esa actividad.

¿Quindío, entonces, es un lugar especial para usted?

Sí, mucho. Allí fue donde escribí mis dos primeras novelas, Vadja: un príncipe inmortal y Vampyr. Este departamento es un lugar mágico porque está aislado y me permitió escribir con tranquilidad.

¿Qué lugares de Colombia la inspiran para escribir historias de vampiros?

Tal vez en una trama contemporánea funcionaría cualquier ciudad, porque si lo ponemos en el siglo XXI, hay forma de adaptar estas historias hasta el trópico, como los vampiros en La Habana. Pero si es decimonónico, no creo, aunque entre más frío y con neblina, como en Pasto o Bogotá, tal vez podría funcionar.

¿Qué encontrarán los lectores en su nuevo trabajo, ‘La princesa y el mago sombrío’?

Esta es una historia de amor muy bonita. Es también el encuentro con nuestros miedos y a cómo través de la aceptación de lo que nos produce tanto susto, como la oscuridad, la noche, aprendemos a conocernos y así encontramos grandes tesoros en eso que nos atormentaba. Es el trasfondo psicológico del cuento. Es una historia dirigida a un público muy joven.

¿Por qué decide dirigirse al público infantil?

Es un público que apenas conoceré. Siempre me ha gustado la literatura infantil, porque soy amante de los cuentos de hadas. Los niños, además, son muy espontáneos y siempre dicen la verdad, de frente.

¿Cree que es un público difícil?

Eso dicen, pero a mí me encantan los niños. No los trato como si fueran brutos, que es un error que cometen muchos adultos, al asumir que el niño no va a entender todo lo que le estás diciendo. Los niños tienen la misma capacidad que yo, y les digo la verdad.

¿Ha pensado llevar sus obras a la pantalla o al teatro?

Me encantaría. Está dentro de mis proyectos. Aunque requeriría mucho tiempo, porque preferiblemente me gusta empezar una historia de cero y no adaptar al guión algo que ya ha sido escrito.

 ¿Cuáles son sus libros y autores de cabecera?

Siempre tengo a Lin Yutang, me fascina, amo su personalidad. Ese hombre me llena de dicha. Y de los clásicos, a Bram Stoker y a las hermanas Brontë.

Por El Espectador

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