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De las tablas a las aulas

SanArte es un programa de bienestar creativo que busca formar actores bajo la guía de expertos en teatro, televisión y cine. La actriz se unió para enseñar las técnicas que aprendió en Francia.

Redacción Un chat con...
11 de octubre de 2014 - 02:41 a. m.
Para la actriz Margalida Castro, sus anillos son una representación de sus hijas y por eso siente que las lleva siempre con ella. / Cristian Garavito - El Espectador
Para la actriz Margalida Castro, sus anillos son una representación de sus hijas y por eso siente que las lleva siempre con ella. / Cristian Garavito - El Espectador
Foto: CRISTIAN GARAVITO/EL ESPECTADOR - CRISTIAN GARAVITO

¿Cuál es el concepto que maneja el centro creativo SanArte?

Esta es una escuela integral que forma actores para que se defiendan en cualquier campo de la actuación y puedan interpretar un personaje por medio del conocimiento de sí mismos.

¿Qué actividades realiza usted allí?

Les enseño a los alumnos a buscar su musicalidad interior y a estudiar un libreto a través de los colores. El ejercicio se llama le drap y consiste en que cada uno maneje una tela de un color especial para transmitirlo al personaje.

¿Cuál es el color más difícil de interpretar?

El rojo, puede relacionarse con la agresividad y el amor.

¿Y lo más difícil de ser maestra?

La docencia es un don, no le veo cosas difíciles. Estoy contenta de poder compartir con los alumnos lo que aprendí en la escuela de Francia.

Si durante 13 años estudió flauta clásica, ¿por qué no fue una artista de este género?

Quería ser solista por el mundo entero, no quería estar tocando con una orquesta de planta.

¿Se arrepiente de esa decisión?

No. La actuación me ha permitido entrar en muchos corazones solitarios, llevándoles un poco de compañía, alegría y consuelo por medio de la televisión. Amo esta profesión y agradezco mucho haber dado este giro.

¿Qué es lo que más le gusta interpretar en la flauta?

Todos los clásicos: la Sonata de Bach y los conciertos para flauta de Mozart, sobre todo el Concierto Nº 1.

También estudió arquitectura, ¿por qué no termino esa carrera?

Iba para séptimo semestre, pero me casé y me fui al teatro.

¿Y en qué momento estudió fotografía?

Al terminar mis estudios de teatro y música experimental en Francia, fui a vivir a Zúrich (Suiza), a estudiar fotografía porque me encantan las cámaras.

¿Cuál fue la última vez que hizo un papel que no estaba hecho para usted?

Tuve la fortuna de que casi todos los personajes que interpreté los escribieron para mí.

Su trabajo literario ha estado inspirado en sus vivencias. ¿Eso lo volveremos a ver en el último trabajo, ‘A ti, María, que tomaste mi vida por asalto’?

Sí. Mis libros son pura certeza, alegría y esperanza, porque todo en la vida se puede.

¿Por qué terminó su matrimonio de seis años con Carlos Perozzo?

Tengo un problema muy grave, sufro de celos enfermizos y eso daña a la otra persona, a los hijos y a uno mismo.

¿Con qué reemplazó a su marido?

Me volví a casar por segunda vez con un hombre 10 años más joven que yo, pero no funcionó por la edad, y por los celos lo tuve encerrado seis años.

¿Por qué le gustan las armas?

En mi casa siempre hubo armas y pistolas de la época, porque mi hermano y papá cazaban, así que por ellos es que me gusta la fuerza.

¿Cuál es el mayor milagro que ha presenciado?

El que la Virgen se manifieste frente a mis compañeros, los llene de escarchas y toque corazones frente al público.

Y el avistamiento de un ovni, ¿cómo fue?

Una noche, mientras grababa Paquita Gallego en las montañas de Nemocón, estaba sola en el bus rezando el rosario, cuando de pronto vi unas luces por el vidrio, era una grande y dos pequeñas. Pensé que iba a haber un accidente aéreo, que era un Black Hawk, pero las luces llegaron abajo y volvieron a subir, como una nave madre y dos pequeñas.

Una anécdota divertida.

Uso gafas porque un día una señora en la calle me pidió una fotografía y por taparme un poquito las arrugas le pedí sus gafas. Pero resulta que eran formuladas y apenas me las puse noté que podía ver todo mejor. De inmediato se las compré por $100.000 y la dejé ciega pero con plata (risas).

¿Qué lleva siempre con usted?

Los anillos que me regalaron mis hijas, es como si las llevara conmigo, y el escapulario de la Virgen del Carmen.

Un dicho.

“Que la pases bomba”. Se lo aprendí a Carolina Gómez.

Autor favorito.

Vargas Llosa. Cada uno de sus libros parece escrito por una persona diferente.

Un pecado gastronómico.

Amo el dulce. El cortado de Cúcuta, que es hecho con leche de cabra: no hay igual en el planeta.

Por Redacción Un chat con...

 

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