'El diseño es natural en mí'

Renata Lozano se inspira en los roles sociales que desempeña la mujer para sus colecciones. / Luis Benavides

¿Quién es Renata Lozano?

Una mujer divertida, alegre, a la que le encanta viajar, disfrutar la vida y que trata de vivir cada instante.

¿Por qué se dedicó a la moda?

Desde chiquita, uno de los referentes grandes fue mi papá, me daba pena porque llegaba a todos los lugares disfrazado de una cosa diferente. Me enseñó que uno se tenía que desprogramar. Además, lo traía en la sangre porque mis abuelos fueron los fundadores de Catalina.spot, que eran los vestidos de baño de las reinas. Siempre estuve entre hilo y telas y la mezcla de todo eso me llevó a hacer lo que hoy en día hago.

¿En qué momento empezó a diseñar, recuerda sus primeros trazos?

Claro, el pupitre de mi salón estaba rayadísimo, a todas mis amigas les diseñé el vestido con el que se iban a graduar. Era muy rebelde con la ropa, entonces siempre tuve eso en mí, no es que dijera quiero ser diseñadora, era algo natural en mí.

¿Cuándo comenzó a estudiar en serio el diseño?

Estando en el colegio, en noveno, decidí estudiar de noche lo que en esa época le llamaban diseño de moda. Aprendí modistería, quería saber si realmente lo que tenía en la cabeza era realmente con lo que me iba a encontrar. Hice dos años de colegio con diseño de modas. Y desde que salí, a eso es a lo que me he dedicado .

¿Qué la inspira?

Todo, en especial la naturaleza, el campo, lo que respiro, lo que veo. Me considero una persona bastante observadora, pero lo que realmente me inspira es el vibrar, el vivir, el respirar.

¿Qué puede encontrar la gente en sus diseños?

Todas las mujeres que hay dentro de Renata: la mujer divertida, la sensual, la atrevida, la espontánea, un poco la mujer loca, la mujer de los pantalones.

¿Qué telas, qué colores son los que más le gusta trabajar?

Sigo siendo rebelde, trato de manejar siluetas muy clásicas. Debe haber un consumidor objetivo, pero mi meta es mezclar telas que no van de la mano. Creo en los matrimonios imposibles, mezclo linos con seda, chifones con algodón y es un poco la exploración que hago. Es buscar la armonía en fibras o texturas que uno creería que no se puede encontrar.

¿Se inspira en la gente del común?

Total, hoy en día me inspira mucho ver a lo que yo llamo la mujer maravilla. Una mujer que tiene 200 roles. Me inspiran los roles y las actividades que desempeña hoy la mujer. Que pueda comunicar a través de la moda, que sea lo que yo le propongo con lo que ella siente.

¿Dónde se siente mejor?

En el mar, en el campo, con la naturaleza.

¿Cine o un buen libro?

El cine me encanta.

¿Qué tal para el deporte?

Buenísima, me encanta. Mis deportes son el trote y la bicicleta. Para pensar en esta colección quise no contaminarme de ninguna información, entonces me dediqué a hacer mucho deporte, todos los días subía en mi ciudad al kilómetro 18 en bicicleta y esa una terapia inspiradora.

¿En este mundo de glamur que tan pendiente está de las dietas?

Cero, como de todo. Soy una exploradora, no soy vegetariana y cuando viajo como lo que me pongan en el plato. Siempre que llego a un restaurante propongo: “Dígame usted qué es lo que yo no tengo que olvidar de este sitio”.

¿Cuál ha sido su principal obstáculo?

Los obstáculos son los que uno se pone en la cabeza y se inventa.

¿Qué le falta?

Muchas más oportunidades, poder seguir mostrando mi trabajo. Quiero dejar un legado grande a nivel de comunicación, de vestirnos, que todo el mundo tenga acceso a algo mío, así esté en la Cochinchina.

¿Sueños cumplidos?

Muchos. Cada vez que me levanto es un sueño cumplido, porque puedo vivir el día.

¿Creyente? ¿A quién se encomienda?

Soy católica y religiosa, mi Dios es lo más importante en mi vida. Leo todos los días El man está vivo, creo en lo que me comunica la naturaleza, de no dañar a nadie.

¿Qué puede encontrar la gente hoy en su pasarela?

Sentir cosas, emociones, vibrar, encontrar a una mujer ahí con la que se identifiquen, ver la versatilidad de las prendas, que uno puede hacer lo que quiere y divertirse. Estoy retornando al natural, he hecho una colección pequeña, muy corta y sustanciosa, porque quiero volver a la pausa. La gente se montó en un ferrocarril y no tuvo tiempo de bajarse, pues me acabo de tirar y ahora voy caminando.