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"El estrés es el capital del periodista"

Con el humor y la ironía que lo caracterizan, espera que en ‘De anonimato nadie ha muerto’, su diario de ‘jubilado, mas no retirado’, sus “desocupados lectores” encuentren lo que él: “que ejercer el periodismo es mejor que comer con los dedos”.

El Espectador
09 de mayo de 2013 - 09:57 p. m.
Óscar Domínguez Giraldo  dice, con ironía, que como jubiliado ha disfrutado más el oficio de periodista. / Cortesía Andrea Domínguez Duque.
Óscar Domínguez Giraldo dice, con ironía, que como jubiliado ha disfrutado más el oficio de periodista. / Cortesía Andrea Domínguez Duque.

En su experiencia, ¿cree que el periodista se hace mejor a pulso que en la academia?

Los hay buenos, excelentes y malos en ambos bandos. Como empiezo a ser de la vieja guardia, confieso que me he sentido bien como tegua del oficio. Eso sí, me habría encantado meterle más academia al asunto.

¿Qué les hace falta a las facultades de periodismo para “parir” buenos periodistas?

Teoría y práctica desde el primer día de clases; es un matrimonio indisoluble. Y ojalá le metieran taquigrafía. A veces el trabajo de los reporteros lo hace la grabadora.

¿Prefiere su vida “a 14 cuadros por segundo, o sea, con lentitud de feliz pensionado”, o la agitada vida de periodista de hace un tiempo?

Como empiezo a respirarle en la nuca a la setentena, me toca optar por los 14 cuadros. Pero siempre viví estresado y no me aburrí un segundo. El estrés es el capital del periodista, diría, parodiando a un cómico alemán.

¿Cómo ve la transición que ha tenido el periodismo en los últimos años, con el uso cada vez mayor e imprescindible de internet?

No hay que dar coces contra el aguijón. Internet llegó para quedarse. Toca adaptarse. Todo sea por el oficio de informar mejor, más rápido, más ética y estéticamente. No estamos en 1492: la noticia del descubrimiento se dio seis meses después. Ahora casi nos enteramos de las cosas antes de que sucedan.

¿Es del grupo que cree que los medios impresos se acabarán o cómo ve su futuro?

Espero durar tan pocos años como para no ver la desaparición de los medios impresos. Respondiendo con las ganas diría: el periódico es inmortal.

¿En qué periodistas colombianos cree?

Siempre que lo leo me quito el sombrero ante Javier Darío Restrepo. Con él está claro que el periodismo sí tiene cura. Envidio, con envidia de la mala, a cronistas como Gossaín, Gonzalo Castellanos y Germán Castro Caycedo.

Aparte del ajedrez, ¿en qué le han o se ha hecho jaque?

Estoy en jaque perpetuo con mi destino de periodista: es más lo que me falta por aprender que lo que sé.

¿Cuál ha sido la noticia o relato que más le ha costado contar?

Mi mejor trabajo de reportero fue la transmisión que hice hace 30 años por Todelar de la repatriación de un grupo colombianos desde Managua, en plena guerra entre los sandinistas y la dictadura de Somoza. Casi perecemos en el intento.

¿Y la que más ha “sudado”?

Respondo con una generalización: la reportería es una exigencia permanente, exhaustiva, enriquecedora, creativa. Creo haber cumplido como reportero. Es de lo que más me enorgullezco.

¿Cuál es la frase que más le gusta “de esas que dicen los niños”?

Magia es sacar un conejo de un sombrero. Abuelito, ¿tú puedes sacar a Dios de un sombrero? (José Luis, 4 años).

Para usted, ¿qué es el humor?

Una opción de darle entierro de rico a la solemnidad.

¿Un periodista debería sentirse realizado al ganar un Simón Bolívar o un Pulitzer? En ese sentido, ¿qué le hizo falta para un premio tal?

Como las solteras prolongadas, diría que si no me gané ningún premio de periodismo no ha sido por falta de ganas, porque harto le he bregado. Pero sigo haciendo mi viaje a Ítaca, en el que lo importante no es llegar (ganar premios), sino hacer el camino.

¿Cómo tomó la noticia de que “debía irse” porque ya era jubilado?

Fue un pequeño tsunami en mi hoja de vida. Nunca me imaginé que era tan rico el estatus de jubilado. Irónicamente, nunca he disfrutado tanto ejerciendo el oficio de periodista como ahora que he dado un paso al costado. Porque estoy jubilado, no retirado.

¿Qué curiosidades encontraremos en su libro ‘De anonimato nadie ha muerto’?

Espero que los “desocupados lectores” encuentren lo que encontré yo: que ejercer el periodismo es mejor que comer con los dedos.
 

Por El Espectador

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