Cuando se volvió linotipista?
En 1938 cuando tenía 13 años
¿Dónde empezó a desarrollar este oficio?
En Cartagena. En el seminario Conciliar aprendí y ahí comencé a trabajar.
¿Cuál era el secreto del linotipo?
Era que pasaba de padres a hijos. Mi padre era el jefe de talleres y yo logré aprender por el francés Moisés Pinado. Para ser linotipista se necesitaba una cultura y buena ortografía y sintaxis, y como yo tenía 13 años y no sabía de eso, tenía siempre un diccionario debajo del brazo.
¿En qué momento llega a Bogotá?
Comencé a trabajar en Cartagena, después pasé a Vanguardia Liberal en Bucaramanga e hice un recorrido por varios periódicos del país hasta que llegué a Bogotá a El Espectador.
¿En qué año?
Cuando el periódico quedaba en la Avenida Jiménez con carrera 5. Don Guillermo Cano apenas era un imberbe muchacho y don Gabriel era quien nos daba la bendición diariamente.
¿Es cierto que los linotipistas aprendían a leer al revés?
Sí. Porque los lingotes al salir de la linotipia lo obligaban a uno a leer las palabras que estaban invertidas.
¿Alguna vez se le fue un error?
Sí, lógicamente. El error es el gazapo que nadie ve y que sólo sale cuando el periódico está impreso.
¿Cuándo se volvió mago?
Cuando en Cartagena un tipo, Killer, hizo un show de magia y fue al diario en el que yo era linotipista para que le ayudaran con la publicidad. Me invitó a la presentación que era buena, excepto por su terrible manera de hablar. Cuando me preguntó cómo me había parecido, le dije mi opinión y me invitó para que lo ayudara a cambio de que me enseñara trucos de magia.
¿Cómo es la historia de la asociación de magia?
Los magos me empiezan a buscar para decirme que querían hacer una asociación y me piden ayude para redactar los estatutos y para darla a conocer en los periódicos. Yo era un mago que sin hacer trucos estaba de secretario de la Sociedad Colombiana de Magos.
¿Cómo se volvió periodista de juegos de azar?
Comencé a trabajar en la crónica hípica donde duré 50 años. En ese oficio nos dedicábamos a pronosticar durante toda la semana porque El Espectador siempre informó sobre carreras de caballos y sacaba páginas durante toda la semana.
¿Por qué se acabaron estas carreras?
Por el egoísmo de uno de los propietarios. Culparon al Concejo de Chía, pero hubo una cuestión de fondo .
¿Cuánto duró haciendo revistas de suerte?
Cincuenta años.
¿Qué otras revistas se inventó?
Con El Espectador me inventé Cruz y Suerte y El diario de las loterías.
¿Nunca se ganó una lotería?
Lotería no, pero apuestas de carreras de caballos sí.
¿Qué hace hoy en día?
Colaboro con una revista política que se llama El Congreso y paso la vida al lado de mi familia. Además en este momento manejo las relaciones públicas de la Feria Andina de Juegos de Azar.
¿En qué consiste esta feria?
Lleva 16 años. Y muchas personas no saben lo que esto significa dentro de la economía.
¿Una novedad de esta edición?
Se dará a conocer el mercado de las apuestas futboleras en el país que representan para el Estado 50 mil millones de pesos en un año.
¿Quién le puso a usted el Hemingway colombiano?
Don Guillermo Cano.