Publicidad

El mejor papel de Nicolás Montero

Reconocido como uno de los mejores actores del país, el antropólogo antioqueño dice que aunque lo crean una persona tímida, no tiene conciencia de haberlo sido.

El Espectador
16 de marzo de 2015 - 02:34 a. m.
Nicolás Montero comenzó en la actuación hace 30 años con el grupo de teatro de su universidad. /Andrés Torres - El Espectador
Nicolás Montero comenzó en la actuación hace 30 años con el grupo de teatro de su universidad. /Andrés Torres - El Espectador

¿Cómo evitar que la serie que trata la vida de una persona, que por sus necesidades es llevado a hacer cosas ilegales, se confunda con una novela de narcotráfico?

Con eso lo que quieren es atacar la serie. Ésta trata de un hombre que se parece a un criminal y éste quiere usarlo para desaparecer. No es una apología al narcotráfico, es sólo que en la realidad y en la ficción es un tema presente en el mundo contemporáneo, en el que un criminal que quiere tener dinero se mete en el narcotráfico.

¿Qué tiene Nicolás Montero de su personaje, el capitán Gaspar Acevedo?

Un personaje es un encuentro entre la psicología que está propuesta desde el texto y uno, y con este personaje lo único que encuentro en común es el pelo y la barba.

¿Le cuesta desligarse de sus personajes?

El oficio es interpretar y desaparecer. Pero hay preguntas que sí van quedando y no es quedarse pegado a la psicología del personaje, es sólo que sus preguntas siempre están ahí.

¿Cuál es la pregunta que le plantea Gaspar Acevedo?

Si estoy del lado de la ley y estoy obsesionado por capturar a un criminal, ¿en mis procedimientos para capturarlo debo cruzar la línea de lo legal? Creo que esta es una pregunta que hoy está presente en todo. Precisamente de este personaje me interesa explorar esos límites.

¿Cuál ha sido ese papel que no pudo hacer, pero quería?

No se trata de los personajes, creo que más bien es algo de los temas que me gustaría hacer.

¿Y cuáles son?

Pienso que abordar historias que nos hablen sobre el perdón, la corrupción y las víctimas, es algo que nos permitiría comprender nuestra historia. En ese sentido cualquier personaje me interesaría tanto malos como buenos.

¿Cuál ha sido el momento más difícil en su carrera?

Poder tener un mínimo control sobre el contenido que uno quisiera hacer, aunque he tenido suerte para mediar los intereses con las ofertas de trabajo, es complicado hacerlas conciliar.

Estudió dirección de teatro en Inglaterra. ¿Qué prefiere, que lo dirijan o dirigir?

Las dos son interesantes. El actor es un narrador que usa su cuerpo y sus emociones para contar una historia y puede ser un poco irresponsable, mientras que el director es el que trata de organizar las piezas, por lo que debe ser más responsable.

¿Por qué considera a Mónica Agudelo como la mejor libretista del país?

Porque en sus historias exploraba la condición humana y creaba personajes que cuestionaban eso permanentemente, además el público lograba verse a sí mismo.

¿Es verdad que es un hombre tímido?

No tengo conciencia de ser tímido o no serlo. Pero de niño los recreos me parecían como una especie de jungla por la gritería y el desorden, además las fiestas infantiles me parecían una pesadilla.

¿Y qué travesura inolvidable cometió en su infancia?

De niño sentía fascinación por el fuego, me acuerdo que prendí un paquete de papas y se quemó más rápido de lo que esperaba, hasta se incendió el clóset.

¿Cómo nació su interés por coleccionar caleidoscopios y bestiarios?

Los caleidoscopios son porque una amiga me echó un cuento sobre eso, y mi papá me enseñaba a hacerlos, me parece lindísimo, es un universo pequeño con muchas posibilidades de combinación. Y los bestiarios por ese mundo mágico que tiene el pensar si los unicornios existen.

Por El Espectador

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar