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'El narrador del ciclismo soy yo': Rubén Darío Arcila

tiene intacta la emoción que sintió al transmitir la victoria de ‘Lucho’ Herrera en la Vuelta a España, en 1987, y dice que con el triunfo de Mariana Pajón en los Juegos Olímpicos ‘la alegría volvió a cabalgar en un caballito de acero’.

Daniela Franco García
13 de agosto de 2012 - 10:00 p. m.
Rubén Darío Arcila señala que desde pequeño le gustaba narrar los juegos de sus amigos, su tribuna era un árbol y su micrófono una caja de galletas./ David Campuzano
Rubén Darío Arcila señala que desde pequeño le gustaba narrar los juegos de sus amigos, su tribuna era un árbol y su micrófono una caja de galletas./ David Campuzano

¿Se le aguaron los ojos con el triunfo de Mariana Pajón?

Sí. Yo sufro de gran emotividad, entonces tuve que contener las lágrimas durante la narración, porque la aguaría un poco y hay que estar conteniéndose mucho y amarrar esa emoción. Apenas suelto el micrófono, descanso y se me vienen las lágrimas.

¿Cómo vivió este triunfo en contraste con el de ‘Lucho’ Herrera?

El triunfo de él se dio tres semanas después de estar escoltándolo en Madrid y dijimos en la narración palabras muy hermosas que aún perduran. Lo de Mariana Pajón lo viví diferente, porque fue un doble homenaje, no solo a Mariana Pajón sino a Jairo Varela. Muchos no encontrarán ninguna relación. Pero hay que recordar que Jairo Varela era un atleta, un hombre disciplinado, riguroso, era un deportista. Él era una medalla de oro de la música y la poesía y por eso los junté a los dos en la narración del triunfo de Mariana Pajón.

¿Cree que al igual que en el 87 con el triunfo de ‘Lucho’ Herrera en la vuelta a España, volvió a “cabalgar la alegría en un caballito de acero”?

Sí, y no solo eso: los niños corrieron, saltaron las piedras y bailaron felices los cipreses.

¿Cómo califica la medalla que ganó Rigoberto Urán?

Fue una fortuna muy grande. Yo abro los juegos en Caracol TV con lo de Rigoberto Urán y cierro los juegos con el triunfo de Mariana Pajón. Me tocó abrir y cerrar el show. Valoro muchísimo la medalla de Urán en Londres, cuando las condiciones del terreno no eran las más favorables. El colombiano en los últimos 8 km arranca y nadie lo esperaba y nos sorprendió a todos.

La transmisión más importante de su vida.

He tenido tres: la del ciclista Martín Ramírez cuando ganó la Dauphiné Libéré en 1984, la de ‘Lucho’ Herrera en 1987 y la de Mariana Pajón. Este es un reinado distinto, un reinado olímpico. Son tres tragos distintos, de diferente marca pero igual de embriagadores.

¿Qué recuerda especialmente del triunfo de ‘Lucho’ Herrera?

Sucedió un detalle que no es muy frecuente: nos llevaron en un helicóptero a dar un paseo por toda la ciudad, incluso vimos toros desde el aire, me llamó mucho la atención.

Un ‘souvenir’ que le hayan dado en uno de esos tantos viajes.

Nunca pido autógrafos, y no suelo tomarme fotos con famosos, pero lo hice una vez con un ciclista muy grande. Hice la cola con la gorrita en mano para que me firmara Miguel Indurain, cinco veces campeón del Tour.

¿Ya leyó el libro de Laurent Fignon?

Él no me gusta, es un personaje apático con los colombianos y aun en la agonía quiso salpicar el triunfo de ‘Lucho’ Herrera diciendo que había plata de por medio. Fignon nunca nos quiso y nosotros tampoco lo quisimos mucho a él. Nunca me provocó leerlo.

¿Cómo ve el ciclismo de hoy?

Es muy diferente hasta en el peso de las bicicletas y hay que acomodarse a él. Las emociones eran muy distintas antes, se pasaba por unas carreteras imposibles, se seguía al líder de la carrera hasta el último pedalazo. No ha podido la gente olvidar las etapas por Dorada en 1959, aún hoy es imposible transitar por ahí. Ahora la cosa ha cambiado muchísimo, la alimentación es distinta, hay más dinero y más método para esto. Antes se hacía a punta de honor deportivo.

Muchos lo califican como una de las voces de la radio que pasarán a la historia, ¿qué piensa de ese calificativo?

Uno es inmortal mientras está vivo, no me pongo a pensar mucho en eso. Yo creo que este momento lo estoy disfrutando con toda mi familia y eso ya es trascender demasiado.

¿Soñaba de niño con esto?

Sí, yo era el narrador del parque, me encaramaba en la rama de un árbol y con un tarro de galletas empezaba a narrar para todos los compañeros, que lo recuerdan todavía. Era narrador desde los siete años.

¿De dónde saca todas esas metáforas y aforismos para narrar?

Leyendo. En la radio y en el deporte se vive mucho de las metáforas desde los tiempos del campeón Carlos Arturo Rueda y bien aplicadas pueden darle sustancia a la transmisión. Además, la vida es eso, una metáfora.

¿Por qué ciclismo?

Yo narraba fútbol, narro tenis, narro matrimonios, hasta la Semana Santa... pero fue el público el que me enseñó el camino, y a pesar de que de vez en cuando narro otros deportes, el público me recuerda que el narrador del ciclismo soy yo.

¿Se ha caído de la bicicleta?

La vida es una bicicleta: si no pedaleas, se queda quieta. Sí me he caído dos o tres veces, pero he tenido buena asistencia de mis mecánicos y he superado el percance a tiempo.

Por Daniela Franco García

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