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'Lo que falta es público': Alexánder Giraldo

El guionista y músico caleño cree que el cine nacional ha ganado calidad en las historias y la producción y que ahora se necesitan espectadores dispuestos a consumir películas hechas en casa.

El Espectador
27 de febrero de 2012 - 10:03 p. m.

¿Qué puede ocurrir en 180 segundos?

A los personajes de esta historia les cambia la vida. Y esa es la intención de la película, que los espectadores sientan que a ellos también les puede cambiar.

¿Cuáles ha sido los 180 segundos más decisivos de su historia?

Los que ocurrieron cuando nos dijeron que teníamos el presupuesto para hacer la película. Fueron los tres minutos más intensos y alegres de toda mi vida.

El proceso de producción de la película duró tres años, ¿cuál fue la etapa que más disfrutó?

Como guionista me apasiona la creación de la historia, pero me quedo con el rodaje que fue la locura.

La falta de fuerza en los guiones de cine colombianos sigue siendo una crítica recurrente...

El guión es la gran pregunta. El cine colombiano es todavía chiquito... estamos aprendiendo y a veces no hay historias concretas, sino búsquedas de sensaciones. Nuestro cine anda en una búsqueda.

¿Cuál es el mayor obstáculo para producir cine en Colombia?

La financiación. Si haces una película de autor, serán pocos los productores interesados, y si tu película es de género, los tendrás sobre ti pero con ganas de imponerte condiciones para hacerla más comercial. Es un asunto difícil.

¿Qué le falta al cine colombiano para ganar competitividad en las carteleras?

Vamos bien. Estamos viendo películas de buena factura y actores dedicados a trabajar en cine. Ahora falta es tener un público más dispuesto, que crea en el cine colombiano. La competencia no puede ser cuánta gente va a ver una película, sino cuántas personas conscientes asisten a las salas.

¿Qué les ha entregado la Ley del Cine a los jóvenes realizadores?

Es el impulso más importante que tenemos para producir películas. Mi película se estrenará el 30 de marzo en las salas nacionales gracias, en parte, al apalancamiento de la Ley del Cine.

Es su primera vez en Cartagena y la primera vez participando en un festival de cine. ¿Qué trae este desembarco?

Estoy nervioso y ansioso, pero tengo confianza en nuestro trabajo. Simplemente quiero que las emociones de la película gobiernen a la gente.

¿Cuáles son los principales vacíos que encuentra en los guionistas colombianos?

No tener presente que su historia debe ser convertida en imagen cinematográfica. Algunas películas parecen sacadas de la televisión, pero el cine debe verse como cine. El guionista colombiano necesita práctica en el lenguaje cinematográfico, no todo puede ser evidente, hay que aprovechar los símbolos.

Alguna película de cartelera que recomiende.

Me gustó muchísimo la adaptación de Milenium, La chica del dragón tatuado, me sorprendieron su narración y sus actuaciones.

Con este resurgir del cine colombiano a manos de caleños, ¿cómo explica lo que está ocurriendo en su ciudad?

Cali siempre ha sido un monstruo de construcción de historias y creación audiovisual. Lo ha sido desde hace mucho tiempo. Lo que pasa en que la crisis social y económica del país también nos ha tocado. Ahora pareciera que surge una ola de directores caleños, pero la verdad es que esta generación responde a la historia de esa Cali que hace documental, videoarte y ficción.

¿Entonces se siente heredero de Caliwood?

Yo no creo que Caliwood haya existido más allá de que gente talentosa hizo unas películas… Caliwood es un mito. Porque Cali siempre ha tenido una sangre curiosa y mística frente a la imagen: en la pintura, en la fotografía, en el teatro. Mi generación, más que heredera de Caliwood, es heredera de Cali.

¿Dónde dejó los cortometrajes de animación?

La animación es muy costosa. Hice un corto de nueve minutos que a pesar de haber ganado financiación fue muy difícil terminarlo, nos tomó tres años. Es desilusionante trabajar tanto para que a la final no funcione del todo. Además, a la animación también le hace falta público, pero espero volver a ella.

¿Cuáles son sus directores de culto?

Mi película está dedicada a algunos que se han vuelto mis pilares de estudio: Jean-Luc Godard, Stanley Kubrick yKrzysztof Kiéslowski.

¿Y el cine para qué?

Para hacer catarsis y para generar catarsis en los otros.

Por El Espectador

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