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'Gabo no contado'

El periodista recuerda a Gabriel García Márquez como un hombre simpático, buen amigo, fiel, de principios y transparente, hace un homenaje a su amistad y busca que lo reconozcan como una persona “totalmente espectacular”.

El Espectador
11 de septiembre de 2014 - 03:16 a. m.
En su oficina, el director de noticias Caracol Radio Darío Arizmendi habla con cariño de su amigo Gabo, quien quiso ser recordado como periodista. / Luis Ángel
En su oficina, el director de noticias Caracol Radio Darío Arizmendi habla con cariño de su amigo Gabo, quien quiso ser recordado como periodista. / Luis Ángel
Foto: LUIS ANGEL

¿Cuál fue su primer contacto con Gabo?

En febrero de 1982, cuando aún no se había ganado el Nobel, llegué a mi oficina y encontré un sobre que decía “personal” y por detrás “R. García de México DF”. Lo primero que se me ocurrió es que no tenía amigos en México.

¿Qué decía la carta?

Era una carta de dos páginas a máquina en la que decía que desde hacía uno o dos años estaba analizando la prensa colombiana y había llegado a la conclusión de que el periódico El Otro, que él quería hacer, se asimilaba a su concepción de El Mundo de Medellín, y si era de mi interés profundizar en la posibilidad de asociarnos y fundar El Otro en Bogotá.

Lo que más recuerda de la carta.

La segunda página decía: “Un abrazo, Gabriel García Márquez”.

¿Por qué no prosperó ‘El Otro’?

Dijo que el Nobel le iba a significar entrar en un año sabático, de conferencias, de encuentros, de presentación de libros y viajes, y un periódico necesita dedicación completa y absoluta. Luego llegó todo el rollo de los narcos y de los carteles de Medellín y Cali, y nos dimos cuenta de que no había condiciones en el país para desarrollar ese proyecto.

¿Estuvo cerca de ser fundado?

Ya habíamos adelantado muchísimo trabajo, reuniones, adquisición de maquinaria, estructura de la planta de redacción... Todo estaba listo realmente.

¿Cómo era Gabo de amigo?

Fundamentalmente bueno, mamagallista, simpático, querido, buena gente, humano, un papá excelente, abuelo extraordinario, un hombre que se preocupaba por las necesidades de los demás, un buen amigo, muy leal en la amistad, fiel, de principios y transparente.

Lo que más recuerda de él.

Sus poses. Cuando estaba sentado en una reunión con amigos siempre se echaba para atrás en un sofá. Seguramente tenía ideas para escribir algo, escuchaba mucho. Era un hombre muy prudente a la hora de hablar y participar.

Una palabra que lo describa.

Amor: cada vez que le preguntaba de qué era la novela que estaba escribiendo me respondía que de amor. Era un soñador, romántico, enamorado de la vida, de su familia y de Colombia, aunque muchos piensen lo contrario.

¿Por qué cree que quiso ser recordado como periodista?

Se sentía un reportero y lo demostró hasta el final; vivía obsesionado con el buen periodismo. Quería hacer de El Otro una escuela de periodismo, donde los reporteros fueran menores de 30 años, pilos, que no tuvieran ningún vicio de lo que él llamaba “la prensa tradicional colombiana”, sino un nuevo espíritu de investigación, una actitud crítica independiente a la realidad nacional.

¿Cómo recuerda el día del Nobel?

Una parranda, una fiesta, un sueño. Fue una experiencia inolvidable.

Gabriel García Márquez y Fidel Castro.

Él lo tenía como un hermano. Decía: “Antes que nada, Fidel es mi amigo, mi hermano, y comulgo con algunos, no todos, sus puntos de vista”. Fueron fortaleciendo lazos, como hacen los amigos, y a través del tiempo Gabo iba mínimo una vez al año a Cuba, donde veía a Fidel y Raúl. Era un hombre muy franco en privado con él, tenían discrepancias y discusiones.

¿Qué representa ‘Gabo no contado’?

Un homenaje a mi amistad con él. Me sentí en la obligación de escribir ese libro para que muchos colombianos, gente joven que puede tener una imagen distorsionada de él o que sólo lo conoció a través de los libros, sepa quién era como ser humano, una persona totalmente espectacular.

El periodismo es lo que más feliz lo hace y a la vez lo que más le disgusta. ¿Por qué?

No creo que hubiese podido hacer otra cosa distinta, es mi profesión, mi vida, es vitalmente lo que me hace inmensamente feliz. Me disgusta porque no tengo más tiempo para mí, mi familia, viajar. Veo que el tiempo se va acabando y nunca lo voy a tener.

¿Ha pensado en escribir un libro acerca de usted?

Estoy considerando esa posibilidad, tengo un par de propuestas. Al fin y al cabo son muchos años de ejercicio profesional con muchas historias, anécdotas, personajes, satisfacciones y problemas.

¿Qué lo inspira?

La vida, soy vital, un gocetas. No me complazco en el dolor o el sufrimiento, los evito, procuro ser feliz. Me inspira tratar de ser feliz.

Por El Espectador

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