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Julián Román, en la piel de Juan Gabriel

El actor, que se hizo célebre por personificar a Carlos Castaño en “Los tres Caínes”, hará una versión más íntima del cantante mexicano.

Un chat con...
14 de abril de 2016 - 04:58 a. m.

“Hasta que te conocí” es la serie que estrenará TNT el próximo 18 de abril. ¿Cómo llegó la historia de Juan Gabriel a la vida de Julián Román?

Mi mánager se enteró que estaban buscando a un actor para que hiciera de Juan Gabriel y que aún no lo habían encontrado. Me propuso que hiciera el casting, y llamé a Alejandro Lozano, que es director mexicano; a Silvia Andrade, diseñadora, y a Fer, maquillador, todos ellos amigos míos, para que me ayudaran. Cuando decidimos hacer el casting nos arriesgamos con Alejandro a hacer un Juan Gabriel diferente, un hombre más controlado, más tímido. Al principio Juan Gabriel dijo que no, porque él quería a un actor mexicano, pero como no encontraban a uno que lo pudiese representar, le contaron la historia de Óscar Jaenada, el español que interpretó a Cantinflas, y finalmente dijo que sí.

Es más una versión que una imitación de Juan Gabriel.

Sí, es un acercamiento a un Alberto Aguilera (nombre real del artista) que la gente no conoce. Juan Gabriel ya está, ahí no podíamos especular mucho, pero la versión de Alberto era la que Juan Gabriel quería contar y a la que nosotros nos aproximamos desde un punto de vista creativo para que el personaje fuese entrañable.

Para la creación del personaje, ¿tuvo la oportunidad de conversar con él?

No, nunca coincidimos. Sé que él entregó todo al equipo de producción, y también sé que no fue capaz de ver los 13 capítulos de la serie, llegó hasta el cuarto, y dijo que no podía soportar recordar ese pasado que, aunque perdonó, le duele. Creamos el personaje a partir de varias entrevistas que la productora le realizó.

¿Fue una carga interpretar al “Divo de Juárez”?

Cargué ese peso durante un mes hasta que hablé con Poncho Pineda, que es el director, y me dijo que no podíamos tener una carga de algo que ya está, nosotros estamos haciendo una interpretación y fuimos escogidos. Y adopté una cosa superbonita y es que a la gente le va a pasar lo mismo que pasa cuando un libro es llevado al cine y eso seguramente va a pasar. Pero creo que más que las diferencias físicas que hay entre él y yo como la estatura o los labios, lo que a la gente le va a gustar es el acercamiento tan bonito y la historia tan fuerte que tiene, porque parece una novela.

¿Cómo era su relación con el artista antes de conocerlo?

Amaba sus canciones. Tenía un freak con la versión de Amor eterno, que cantó en el Teatro de Bellas Artes (México), porque esa interpretación tiene un dolor real. Me erizaba.

¿Qué fue lo que más le sorprendió de su vida?

Siento que él es un héroe. Hay una frase que amé de él y es que nadie te puede cortar las alas.

¿Qué quedó de Juan Gabriel en Julián Román?

Este personaje llegó en el momento indicado. Su vida es inspiración para todos aquellos que no han aprendido a perdonar o que dicen “yo perdono, pero no olvido”. Eso es lo que necesitamos en este país, perdonar. Él decidió amar a su mamá a pesar de que ella lo abandonó y no lo amó porque no era un hijo deseado. A eso mi psicólogo le llama inteligencia emocional.

¿Y cómo le va a usted perdonando?

Creo que no he tenido que perdonar nada en la vida, porque no me han pasado tragedias. No sé qué se siente perder un hijo por la violencia o qué un taxista haya matado a mi padre a machete. Pero, a través de mi trabajo, he estado cerca a ese tipo de historias como en Los tres caínes, en la que tuvimos que recrear la masacre de Mapiripán y cuando llegamos al set, y vimos a los extras ensangrentados y cabezas de mentiras Elkin Díaz y yo comenzamos a llorar, nos partió el alma saber que esto sucedió en nuestro país.

¿Alguna vez han intentado cortarle las alas?

Sí, dos veces. Cuando tenía 14 años, la actriz argentina Delfina Guido me dijo que yo no tenía talento para ser actor, me pegaba y me escupía, y estuve a punto de creerle, pero mi papá no me permitió botar la toalla. La segunda vez sucedió con el protagónico de Valentino el argentino, la novela más corta de la televisión colombiana, tres días al aire. La prensa me acabó y me lo tomé tan a pecho que me fui para Argentina. Fue tan terrible que a alguien se le ocurrió hacer un mural en cartulina que decía: “Julián Román, bulto de sal para RCN”. Me deprimí. Meses después, quienes me habían criticado, alababan mi trabajo en Las muñecas de la mafia.

¿Por qué hay un psicólogo en la vida de Julián Román?

Patricio me ayuda a desarrollar los personajes, porque me gusta comprender algunos comportamientos, como el de Carlos Castaño. Pero también en lo personal, porque hay personajes que son difíciles de tratar y abandonar. Me sucedió con Los tres Caínes, por la noche tenía que colocar películas infantiles o dibujos animados, porque era un nivel de violencia fuerte. Además, me amenazaron a mí y a mi familia para que me retirara de la novela. Alguna vez una señora me dijo que un político de Medellín me estaba haciendo vudú.

¿Cuándo tomó la decisión de ser actor?

Cuando acompañé a mi papá al Teatro Popular de Bogotá. Él estaba en una obra que se llamaba Muerte de un viajante y quedé impresionado con todo lo que pasaba detrás del escenario, era ver adultos disfrazados que se divertían. Por eso decidí ser actor, porque me gusta divertirme.

¿Y su papá estuvo de acuerdo?

Él tenía dos sustos: de qué iba a vivir, y si tenía talento, porque usted puede dedicar toda su vida a estudiar, pero si no tiene talento va a quedar en las mismas.

¿Para qué no tiene talento?

A mí me gusta mucho el fútbol, pero sé que tengo dos pies izquierdos.

¿Cuál considera que es el papel más memorable que ha interpretado?

Leo Reyes. Es un personaje que la gente sigue recordando bastante y que me parece que llegó en el momento justo. Hoy no sé si sería capaz de interpretar un personaje así, porque me gustan otro tipo de proyectos, como La semilla del silencio o Retratos de un mar de mentiras.

Finalmente, si tuviera la oportunidad de reunirse con Juan Gabriel, ¿qué sería lo primero que le diría?

Le agradecería por permitirme contar su vida.

 

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