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'La minería ilegal es un problema social'

El antropólogo reflexiona sobre las implicaciones de esta actividad en Colombia y dice que Costa Rica, que desistió de la extracción, es un ejemplo para demostrar que sin ésta se puede vivir mejor.

El Espectador
15 de diciembre de 2013 - 09:00 p. m.
El chileno César Padilla realizó una ponencia en el Jardín Botánico de Bogotá   sobre la resistencia al extractivismo minero en el contexto internacional.  / Gustavo Torrijos - El Espectador
El chileno César Padilla realizó una ponencia en el Jardín Botánico de Bogotá sobre la resistencia al extractivismo minero en el contexto internacional. / Gustavo Torrijos - El Espectador

¿Qué lo incentivó a venir a Colombia?

Como coordinador de una red regional de estudio de conflictos mineros, me muevo por toda la región. Tenemos miembros en la mayoría de los países y particularmente con Colombia llevamos una historia larga de mirar los conflictos mineros. La primera vez que vine fue en el año 1992. Esta vez vine como invitado para participar en un seminario sobre sustentabilidad y aprovechamos para venir al Jardín Botánico, para compartir el significado de la minería en América Latina.

¿Cuál es su percepción sobre la minería en Colombia?

Se habla de dos minerías: la de carbón a cielo abierto y la de pequeña escala como el barequeo, que también se conoce como minería informal. En la minería metálica, en la que Colombia quiere incursionar a través de empresas internacionales, hay una amplia experiencia en la región y la queremos compartir, pues esta es una decisión que tiene consecuencias por miles de años. Traigo las experiencias de Chile, Bolivia, Perú y Centro América.

¿Qué ejemplo considera útil para la situación minera del país?

Tenemos lugares devastados por la minería, como Chile y Perú, pero también tenemos casos interesantes como el de Costa Rica, que prohibió la minería y privilegió otras actividades con un potencial natural que no tiene nada que envidiarle a Colombia. Por ser un país no minero no se sufre ningún tipo de crisis económica, ni social. Al contrario, si no hacemos minería tenemos posibilidad de vivir mucho mejor.

¿Qué manejo considera adecuado para la minería ilegal?

La minería ilegal es un problema social más que ambiental. Salvo aquellas comunidades que han hecho tradicionalmente minería, hay focos de ilegalidad por el hecho de que la gente no tiene otras alternativas de empleo. Por ello, la aproximación adecuada debe ser de tipo social.

¿Cuál es la mejor manera para resolver este problema?

Se deben resolver los problemas que tiene la gente. Hacer normas para la minería a pequeña escala, que no tiene los efectos ambientales negativos que tiene la gran minería. Es necesaria la proporcionalidad. La minería artesanal tiene menos impacto que la minería a gran escala. Si se quiere resolver el problema de la minería ilegal, hay que resolver el tema social. Sin embargo, hay un trasfondo de discusión política que no permite que se avance en soluciones reales para la problemática.

¿Debe haber un diálogo campo-ciudad en el marco de la extracción minera?

Lo importante es poder acercar las realidades del campo y la ciudad hacia un lugar de compresión donde se logre entender la necesidad de la interacción entre estos dos espacios. La ciudad no vive sin el campo. Si se destruye el campo se destruye la posibilidad de desarrollar las ciudades. Miramos hacia la ciudad y tenemos el campo a las espaldas. Es desalentador, ya que por tradición dejamos que las industrias extractivas destruyan el campo.

¿Cómo resolver este conflicto?

Lo que se tiene que hacer es volver a mirar el campo y darle la posibilidad de que pueda hablarle a la ciudad. Si ello no se hace, entonces el divorcio entre estas dos realidades va a ser cada día más grande, se va a destruir el campo y la ciudad no va a tener posibilidades de seguir existiendo. Nos olvidamos de esas teorías que dicen que los imperios desaparecieron porque abusaron de la base que los sostenía, y estamos haciendo lo mismo.

¿Cómo lidiar con el conflicto de intereses entre lo gubernamental y lo local?

Hay un divorcio entre los gobernantes que están de la mano con intereses económicos extranjeros y los que están a favor de las necesidades nacionales. Los incentivos externos le apuestan a un modelo donde quieren explotar nuestros recursos naturales. Los intereses de los gobiernos no son nacionales. Están tan influenciados por lo transnacional, que ya no podemos hablar de que el Gobierno sea el representante de los intereses nacionales.

Por El Espectador

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