“La música y la industria van por lados distintos”: Julieta Venegas

Julieta Venegas asegura que lo más importante de hacer un trabajo discográfico es el momento de la composición y por eso le dedica tanto tiempo al proceso de escritura.

Un chat con...
22 de junio de 2016 - 04:44 a. m.
Julieta Venegas en concierto, interpretando la guitarra, uno de los muchos instrumentos que sabe tocar. / AP
Julieta Venegas en concierto, interpretando la guitarra, uno de los muchos instrumentos que sabe tocar. / AP
Foto: AP - Rebecca Blackwell

¿Le gusta entrar al estudio de grabación o se volvió algo rutinario?

Me encanta el estudio de grabación. Nunca es rutinario, porque el proceso de cada disco siempre va cambiando. Sigue siendo para mí un misterio lo que va a pasar con el disco; hasta no terminarlo no doy todo por hecho.

¿En qué confía más a la hora de hacer un disco?

Confío mucho en mi entusiasmo como compositora. Me doy el tiempo para escribir un montón de canciones. Ese proceso tarda como tres meses. La mayor parte del tiempo que utilizo para hacer un trabajo discográfico es la composición, porque me parece que es la esencia del disco.

¿Cómo hace sus canciones?

Me siento al piano, hago el ritmo, utilizo un metrónomo y ya. Estoy ahí por meses escribiendo; me fascina escribir.

¿Por qué hacer un álbum en un tipo de industria que nos acostumbró a los sencillos?

Me encanta ese proceso, me gusta hacer discos. También puede ser como una costumbre mía, pero pienso que la industria y la música se mueven por lados diferentes. Uno no debe fijarse en lo que pida la industria, sino en lo que uno necesita para crecer como artista.

La canción “Ese camino”, de su nuevo álbum, hace referencia a su infancia. ¿Cómo creó ese tema?

Nació del hecho de jugar con la mala memoria que tenemos, pero la infancia marca mucho nuestra vida de adultos y esta canción es una celebración de que, aun siendo adultos, hay algo de la inocencia que teníamos cuando niños.

¿Qué le diría la Julieta niña a la mujer y la artista?

No tengo la menor idea de qué me diría a mí misma. Creo que más bien la adulta le diría a la Julieta chica... pues que todo va a estar bien (risas). Es difícil ser niño, no pienso que sea la mejor etapa de la vida.

¿Cómo recuerda su infancia?

Con mucho cariño. Es muy lindo tener muchos hermanos. Éramos un caos, pero siento que lo disfruto mucho más ahora que somos adultos. De pequeña era muy arisca, no me integraba mucho al grupo.

¿El piano y el acordeón son complicidades distintas para su música?

El piano significa mucho para mí, sigue siendo mi refugio. El acordeón me divierte mucho en los shows, porque me parece un instrumento superfestivo y siempre en cualquier contexto aterriza muy bien.

En la música que hace actualmente, ¿hay algo de su primera banda, Tijuana No?

Permanece como la esencia de curiosidad y de búsqueda. Es decir, mis razones para hacer música siguen siendo las mismas, son como las ganas de expresarme, las ganas de comunicarme. Tijuana No fue muy importante para mí porque ahí descubrí que podía componer canciones.

Hizo música para teatro. ¿Cómo fue ese reto?

He hecho tres obras de teatro, hice una en Tijuana y otras en Ciudad de México. La primera fue sólo piano, la segunda piano y acordeón, la tercera fue mucho más elaborada, pero era música instrumental.

¿La maternidad le abrió una óptica distinta de la música?

Sí, la música tomó un lugar diferente, siempre ha sido importante para mí, ha estado presente en todas las etapas de mi vida, pero siempre fue como una cosa muy solitaria. Ahora siento que las cosas han cambiado: desde que nació mi hija improviso canciones todo el tiempo.

¿Qué canciones suyas le gustan a Simona, su hija?

Mías no le pongo. Es una cosa muy rara. Por ejemplo, ahora le puse una del Guincho y le gustó.

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