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“La política es humor”: Rubens

Su oficio lo satisface tanto, que lo llena espiritualmente. Con 20 años de actividad, recuerda que sus primeras creaciones eran inspiradas en sus profesores y era algo que hacía de forma clandestina, porque veía en ello una burla.

Jorge Consuegra / Libros y Letras
25 de marzo de 2015 - 02:49 a. m.
Rubén Darío Bustos nació en Albán, Cundinamarca, estudió sociología y cree que ésta le dio las herramientas para la construcción conceptual de sus dibujos. /Pamela Aristizábal - El Espectador
Rubén Darío Bustos nació en Albán, Cundinamarca, estudió sociología y cree que ésta le dio las herramientas para la construcción conceptual de sus dibujos. /Pamela Aristizábal - El Espectador
Foto: PAMELA ARISTIZABAL/EL ESPECTADOR - PAMELA ARISTIZABAL

¿El humor gráfico es un oficio, una pasión o una profesión?

Para mí, el humor gráfico o la caricatura editorial, que es la que practico, presenta los tres aspectos. Cuando un caricaturista comenta sobre su obra, le brillan los ojos, por lo tanto demuestra la pasión, y simultáneamente concibe el humor gráfico como un oficio que lo satisface y lo llena espiritualmente.

¿Quiénes fueron los protagonistas de sus primeros monos en su adolescencia?

Mis compañeros. A ellos los solía dibujar e incluirlos en mis primeros cartones, y lo hacía porque solía imitar a Chapete. Cogía determinado tema o algún hecho relevante del contexto escolar de esa época e intentaba sacarle chiste y a la vez criticar o hacerle mofa. Esa fue mi primer práctica de caricatura, y el espacio que teníamos era el que se realizaba dentro de la clase de español, llamado “centro literario”.

¿Caricaturizaba a sus profesores y condiscípulos?

Claro que sí, fueron mi primera población objeto. Esta labor de caricaturizarlos era en la mayoría de ocasiones en forma clandestina. En la época que me tocó hacer caricaturas fisonómicas, este género no estaba históricamente posicionado, por lo tanto, realizarle la caricatura a alguien era tomado como motivo de burla. Esto significaba que el caricaturizado automáticamente se consideraba víctima de una burla pública y además aludía su afectación en su ego. Todo esto traducido en el protocolo del conflicto no era considerado una obra de arte, sino una categórica declaratoria de guerra.

¿Cuándo empezó a hacer formalmente caricaturas?

Con la inauguración del periódico del colegio. Estoy hablando del INEM, en 1971. Nos pusimos de acuerdo un grupo de compañeros del grado 11 a los cuales nos unía esta afición por tener un órgano informativo. A mí me tocó encargarme de la caricatura editorial y otros asumieron las demás secciones.

Estudió sociología. ¿Ha sido difícil combinarla con el humor gráfico?

Al contrario. Me resultó una herramienta valiosa para encontrarle otros elementos y darle más posibilidades de construcción conceptual. Concretamente, la sociología da una visión amplia para poder conjugar humor y realidad, que es precisamente lo que me interesa en el trabajo que realizo con Checho, el des-hecho.

¿Cómo surgió la idea de crear a Checho, el des-hecho?

Cuando estudiaba sociología, en el momento que culminé un trabajo de campo en la calle del Cartucho. Fue una monografía que se focalizó en la problemática de los indigentes y me interesó tanto que lo centré en un desarrollo gráfico.

¿Qué es lo más complicado de hacer humor gráfico político?

No creo que sea complicado, porque la política es humor y para los caricaturistas lo principal son los mismos políticos.

¿Alguna vez lo han amenazado por hacer humor político?

Afortunadamente, durante mis veinte años de actividad de caricaturista editorial, no.

Por Jorge Consuegra / Libros y Letras

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