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¿Qué lo motivó a escribir un libro sobre Hernán Peláez?
Quería hacerle un homenaje porque creí tener una deuda de gratitud. No se olvide que él renunció a La Luciérnaga, solidario conmigo, cuando salí del programa empujado por Pastrana. (Andrés)
¿En el proceso de escritura del libro hubo alguna conversación que lo impresionara más que las demás?
Me impactó Beatriz, su esposa. Ella, que había padecido un cáncer, le enseñó a Hernán coraje, voluntad férrea y realismo. Nada de lloriqueos frente a la tragedia, lucha diaria para vencer el mal.
¿Cuál es la opinión de Peláez sobre el libro?
Conociéndolo, llegué a pensar que podría desautorizarlo. El único desplante-elogio fue decir que debería dedicarme a la fotografía, a propósito de la foto que le tomé para la portada.
Alguna anécdota durante el tiempo que trabajó con él.
La vez que Alexandra Montoya llevó a Caracol a un admirador, portador de curiosas patillas. Sin darle muchas vueltas, Peláez dijo en voz alta: “Las patillas son para los próceres y los maricas, y los próceres ya se murieron”.
¿Cómo recibió la noticia del cáncer de Hernán Peláez y luego su exitosa recuperación?
La noticia fue demoledora. La recuperación, asombrosa, tras un combate sin tregua por la vida.
De los 14 libros que ha escrito, ¿cuál es su favorito?
‘H.P. Historias particulares de los honorables parlamentarios 2010-2014’, fue el más trabajado. El de Hernán Peláez el más exitoso y gratificante.
Algunas de sus publicaciones han traído incómodas narraciones de la vida política del país. ¿Tiene diferencias con algún político en especial?
Me asquea que se roben lo público. Y conozco a muchos HP (honorables parlamentarios) que viven del saqueo.
¿Qué es la radio?
Mi amigo Germán Puerta la definió acertadamente como el escenario de la mente.
¿Cómo se quita el ‘chip’ de político cuando hace periodismo y el de periodista cuando hace política?
Nunca dejé de ser periodista. Lo mío fue apenas una sentadita en el Congreso, sin quedarme dormido y sin aferrarme a la curul.
¿Qué es lo que más extraña de trabajar en ‘La Luciérnaga’ ?
Ganarme lo que me pagaban por terminar el día a carcajadas.
¿Generó desconfianza en otros senadores el hecho de que usted, siendo periodista, fuera elegido congresista?
Sin ser cómplice, no me convertí en el sapo de la clase. Llegué a decir, sin embargo, que en el Congreso vendían y consumían droga. El único que levantó la mano fue Armando Benedetti.
¿Con quién no le gustaría encontrarse en un ascensor?
Con la gobernadora del Huila, Cielo González, sinónimo de corrupción y cinismo.
Los tres mejores periodistas de Colombia...
Yamid Amat, Hernán Peláez y Daniel Samper Pizano.
¿De qué equipo es hincha?
Millonarios y Huila.
¿Algún cantante u orquesta de la que sea ferviente seguidor?
Me encanta Nana Mouskouri.
¿Cuál es la noticia más triste que ha tenido que contar?
Fui de los primeros periodistas que sobrevolaron Armero, horas después de la tragedia. Vi mujeres y niños moribundos encima de las pocas terrazas que lograron salvarse.
¿Bogotá o su natal Pitalito?
Bogotá para vivir. Pitalito para añorar.
¿Se considera irreverente?
No tanto como quisiera, ni tanto como se me atribuye.
¿Prefiere el silencio o el ruido?
Con los años, como todos los viejos, el silencio.
¿Siente miedo a la muerte?
No mucho, pero que no me oiga.
¿Cómo quedó su relación con el expresidente Andrés Pastrana?
Siento indiferencia hacia el peor presidente que ha tenido Colombia.
¿Qué opina de los premios y reconocimientos?
No sobran.
¿Qué falta por hacer?
Poner a Todelar por encima de Caracol y RCN.
¿Dónde se desempeña mejor, en los medios o en la política?
Los políticos me dicen que lo hago mejor en el periodismo. Y los periodistas que mejor regrese a la política.