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La reinvención de Mabel Lara

La periodista, quien seguirá como presentadora de “Noticias Caracol”, asegura que es una persona contestataria y rebelde, a la que le gusta salir de la zona de confort, y habla de los retos que asumirá a su regreso a Cali.

Un chat con...
07 de marzo de 2016 - 02:00 a. m.

¿Cuál será la dinámica de “Vive Cali”, su nuevo programa en Blu Radio?

La emisora ha querido fortalecer la mirada local de lo que pasa en el país y hablar de los problemas locales. Hemos establecido un piloto en el que queremos debatir temas con expertos locales, desde las elecciones presidenciales en EE. UU. hasta la movilidad en Cali o la seguridad en Barranquilla. El programa será emitido a las 11 de la mañana.

¿Continuará en “Noticias Caracol”?

Sí, me dedicaré a hacer reportería desde las regiones, que es lo que más me gusta, además de informes especiales. También, desde hoy presentaré las noticias de la última edición, la de las 11:30 de la noche, desde Cali.

¿Era un cambio necesario en lo profesional?

Me siento una mujer privilegiada y amo profundamente mi oficio. Soy crítica de él y de mi posición como periodista, así que creo que es una forma de salir de la zona de confort. Me gustan los cambios, porque si no me voy marchitando. Además, porque eso hace parte del oficio del periodista: reinventarse, hacer hoja de vida en diversos formatos, contar las historias, tener contacto con la gente y dejar de hablar de lo mismo. Aunque amo la televisión, la radio es maravillosa, me ayudó a explorar la belleza de la palabra, a acompañar con la voz, además de generar opinión.

¿Es el primer paso que están dando los medios de comunicación para cubrir un país en posconflicto?

Los medios no estamos preparados para el posconflicto y tampoco estamos ayudando. En Caracol hacemos un gran esfuerzo para entregar la información sin ningún tinte ideológico, pero creo que lo estamos contando desde lo que pasa en La Habana y desde el país político, no desde el país local. En el Cauca, los indígenas se están preguntando qué va a pasar con ellos si la guerrilla aún está en la zona. Estamos contando el país desde lo noticioso, pero no nos metemos en las entrañas del país, y creo que es momento de cambiar el discurso. Hay algo que es contradictorio: estamos en un acuerdo de paz y los medios satanizamos la llegada de los guerrilleros al caserío de Conejo, en La Guajira. Entonces, cómo imaginamos esa paz si se están otorgando unas garantías para que ellos estén allí y no estamos desarticulando todo lo que hemos manejado en estos 50 años de conflicto, para que se entienda que el país nos va a cambiar.

¿Qué le dio Bogotá a Mabel Lara?

El reconocimiento nacional que ya había logrado en Cali. En Caracol me formé, aprendí a hacer directos, transmisiones de dos horas en las que tenía que leer mucho, porque el teleprompter siempre fue mi enemigo, me sentía atada. Soy una rebelde, siempre estoy cuestionando las cosas y la forma como se hacen. En el colegio tenía matrícula de honor y matrícula condicional por ser contestataria y por enfrentarme a los profesores.

¿Lo de rebelde lo lleva desde hace 16 años, cuando se inició en Telepacífico?

Para esa época era una Mabel atrevida, soñadora y acelerada. Hoy hay una Mabel que respira, pero que sigue soñando y sigue siendo atrevida.

¿Y lo de estar cuestionando todo fue una de las tantas razones para ser periodista?

Iba a estudiar derecho, pero mi mamá, que es académica, sugirió que me hicieran una prueba de talento. Cuando empecé en esta carrera, llegué dudando, y al final me enamoré de ella, quizá porque siempre ha estado presente mi espíritu altruista.

Un acontecimiento que le haya medido el aceite como periodista.

A mí siempre me prueba Venezuela, porque es un país muy polarizado. Por eso intento mostrar las dos caras de la moneda, desde el lado del oficialismo y de la oposición. También, porque mientras se estaba dando la coyuntura del desabastecimiento, el problema de desnutrición en La Guajira volvió a sonar y mucha gente se preguntaba por qué nosotros estábamos en Venezuela, cuando había niños muriendo en La Guajira. Por eso pedí que me enviaran allí.

¿Qué significa regresar a Cali?

Regresar al centro, a la raíz, a mi familia. Para mí es importante que mi hijo Luciano crezca a lado de sus abuelos. Y, a pesar de que amo Bogotá, esta ciudad se está convirtiendo en un lugar muy hostil.

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