Sin censura con Stephanie Martínez

La historia de crímenes e impunidad que han atentado contra la libertad de prensa en Colombia es narrada en un documental que incluye testimonios como el de Richard Vélez, exiliado en EE.UU.

Carlos A. Cortés-Martínez, especial para El Espectador
26 de mayo de 2015 - 02:33 a. m.
La periodista barranquillera Stephanie Martínez está radicada en Estados Unidos desde el 2000. / Evan Pike
La periodista barranquillera Stephanie Martínez está radicada en Estados Unidos desde el 2000. / Evan Pike

¿Por qué se interesó en este tema para hacer un documental?

Porque en Estados Unidos se sabe muy poco sobre lo que pasó en Colombia en la década de los ochenta. Se habla de Pablo Escobar y de lo que hizo, pero la gente no sabe la otra parte de la historia: la de las personas que se enfrentaron a él, la de los periodistas como Guillermo Cano, que a pesar de los asesinatos, amenazas y atentados siguieron sacando a la luz sus investigaciones.

¿Por qué es importante que las personas en Colombia vean su documental?

Creo que los colombianos vemos la época de Pablo Escobar como un mito, como un tiempo lejano que tiene muy poco que ver con nosotros. Las nuevas generaciones no conocen la situación de los periodistas de esa época.

Hay muchos periodistas que han sido asesinados en Colombia: Orlando Sierra, Jaime Garzón, entre muchos otros. ¿Cómo seleccionó las historias que hacen parte del documental?

Tomé los casos que me ayudaban a mostrar lo que pasó en cada época. De los años ochenta escogí la historia de la familia Cano y de María Jimena Duzán, que me sirvieron para mostrar lo que pasó con Pablo Escobar. La historia de Richard Vélez, camarógrafo y reportero, es más contemporánea.

¿Qué fue lo que más le llamó la atención de la historia de Richard Vélez?

Su historia muestra la impunidad que aún existe en Colombia. Lo amenazaron en 1996 y cuando comencé a hacer el documental todavía no se había resuelto su caso. Le tocó ir a la Corte Interamericana de Derechos Humanos en 2012 y el proceso se demoró bastante.

Varios reportes de la Fundación para la Libertad de Prensa señalan lo difícil que es ejercer el periodismo en las regiones apartadas. ¿Consideró incluir este tipo de historias en su documental?

Sí. De hecho, la historia de Richard sucedió en una de las regiones apartadas, cubriendo una de las marchas cocaleras en la región del Caquetá.

¿Cómo fue el proceso de investigación del documental?

En Washington hay muchos expertos en seguridad en Latinoamérica. Empecé a preguntarles sobre la prensa en Colombia. Aquí también hay muchos periodistas exiliados. Hablé con ellos, leí bastantes libros y empecé a llamar y a contactar mucha gente.

¿Cómo fue su experiencia al tratar de contar las historias de sus personajes?

La historia de Colombia es muy difícil de contar en términos básicos. Cada personaje tenía algo importante que aportar y no fue fácil articular todos los testimonios. Sin embargo, creo que lo logramos. Me encantó la experiencia de trabajar con ellos, todos son increíbles.

Después de hacer el documental, ¿cuáles cree que son los factores que juegan en contra de la libertad de prensa en Colombia?

Los principales problemas, obviamente, son la corrupción y la impunidad. Todavía se ven las consecuencias de la narcopolítica. El hecho de que no haya un sistema judicial fuerte les permite a muchos atacar a los.

¿Cuándo se va a estrenar el documental en Colombia?

Estoy planeando hacerlo este año, pero todavía no tengo una fecha concreta.

¿Está trabajando en algún otro proyecto?

No quiero comentar mucho al respecto, pero me interesa mostrar una de las tantas caras de la migración.

Por Carlos A. Cortés-Martínez, especial para El Espectador

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