'Soy terco y apasionado'

El empresario participará en la octava versión de Expo Agrofuturo, que va desde hoy hasta el 6 de este mes en Medellín, con el programa Ceca Panaca, una escuela de agro para la gente del campo.

El Espectador
04 de septiembre de 2014 - 04:06 a. m.
Jorge Ballén dice que a los hijos hay que darles libertad con responsabilidad para que aprendan a defenderse en la vida. / Gustavo Torrijos - El Espectador
Jorge Ballén dice que a los hijos hay que darles libertad con responsabilidad para que aprendan a defenderse en la vida. / Gustavo Torrijos - El Espectador
Foto: GUSTAVO TORRIJOS

Panaca cumple 15 años en diciembre. ¿Cómo nació el parque?

Es un sueño que tenía sentido. Hoy, más del 75% de la población del mundo vive en la ciudad y no reconoce la importancia del sector agropecuario, incluso para su sostenibilidad o alimentación. Me propuse concentrar en un solo lugar toda la zoología doméstica que es inherente y útil al hombre y lo que más se pudiera tener de diversidad agrícola y de manejo sostenible y amigable para el ser humano.

¿Cómo fue el acercamiento a lo rural en su infancia?

Fue por deseo, pasión y rebeldía. Mis abuelos sí tenían negocios del campo, pero mi papá era un magistrado del Tribunal de Antioquia. De los siete hijos fui el único que esperaba el camión de la leche para que me llevara a la finca. Jugaba con los trabajadores y ahí me volví vaquero, ordeñador, azadonero y machetero.

¿Qué dijeron sus padres cuando decidió estudiar agronomía?

Mi mamá me rogaba que no estudiara ‘mayordomía’. Paradójicamente hoy, de sus hijos, todos profesionales, el que ha hecho algo relevante y diferente a los demás fue el que estudió ‘mayordomía’.

¿Cómo es eso de que Panaca incursiona en la educación?

El inventario animal de procesos y productos que Panaca genera para el entretenimiento es a la par útil para la educación. Estamos entregando a los campesinos o a los potenciales empleados, y al mismo estado en su programa de reinserción, desplazados y desmovilizados, oportunidades de capacitación de la gente en artes y oficios del sector agropecuario.

¿De dónde nace la idea?

Entendimos que el mayor impacto que podía tener Panaca era formar gente del campo para el campo, poner la mirada en la base de la sociedad rural, que es el campesino mismo.

Ha dicho que Panaca es único en su temática. ¿Cómo le va con la competencia de otros parques?

Lo simpático y paradójico es que esa sigla Panaca ha sido imitada para darles nombre a otros parques. Pero son regiones, nosotros nos centramos en el Eje Cafetero.

¿Cuánto gasta mensualmente en la manutención de los animales?

No es tanto, porque tenemos una gran colaboración de patrocinadores, algunos dan las premezclas, otros las medicinas, el alimento, las vitaminas, etc., y como somos un granja que busca la sostenibilidad, tenemos una productividad interna de forrajes para los animales que son herbívoros.

Aparte de los animales de Panaca, ¿tiene mascotas en su casa?

Sí, empezando por mis seis hijos, mis primeras mascoticas, cinco perros, 18 caballos y ordeño 35 vacas en mi propia casa.

Hablando de hijos, ¿qué no debe faltar en la crianza?

Libertad con responsabilidad. Generarles confianza y autoestima. El padre que retiene, nunca tiene un hijo que sea capaz de defenderse.

¿El animal más viejo de Panaca?

Yo (risas). En todos los mundos hay animales emblemáticos. Los animales domésticos tienen vidas efímeras para el gran amor que se les da.

Un consejo para el éxito.

Los emprendedores tenemos un grado de terquedad acompañado de demasiada pasión, de convicción, y no podemos ser miedosos, los sueños hay que convertirlos en realidades.

El mayor lujo que se ha dado.

Hacer lo que se me da la gana con sencillez y sinceridad.

Un rasgo básico de su personalidad.

La testarudez, muchas veces soy dictador y hay unas dictaduras exitosísimas. Pinochet sacó a Chile de una circunstancia que lo hubiera llevado a un comunismo fatal, Álvaro Uribe puso a Colombia en escena a tener una oportunidad y una viabilidad.

Una anécdota graciosa.

Un perro que se llama Juicio. Senté a mis hijos y les dije acordémonos de dos palabras del abuelo que sean significativas para que las recordemos en el nombre de dos perros. Ganaron juicio y prudencia. Juicio resultó siendo el más desjuiciado de todos.

¿Por qué?

Cuando pasó su adolescencia se volvió mujeriego y se perdía semanas enteras, hasta que un día no volvió. A los 13 meses lo encontramos, a los ocho días volvió a escapar. Se ganó la capada y desde ahí está como yo, quietecito en el hogar.

¿Y Prudencia?

No fue tan prudente, mordió a mi nieta y tuve que llevármela.

Por El Espectador

 

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