Un gestor de paz y cultura

Iván Benavides es uno de los encargados de la agenda cultural de la Cumbre de Premios Nobel de Paz. Considera que prestarle atención a la música de las regiones es fundamental para dejar atrás el conflicto.

Redacción Un Chat Con...
01 de febrero de 2017 - 09:30 p. m.
Iván Benavides comenzó su carrera en la música como parte del dueto Iván y Lucía.  / Mauricio Alvarado
Iván Benavides comenzó su carrera en la música como parte del dueto Iván y Lucía. / Mauricio Alvarado
Foto: MAURICIO ALVARADO

La agenda cultural tiene artistas de todo el país. ¿Por qué ese enfoque en la diversidad?

Reconocer la diversidad es algo en lo que hay que trabajar si creemos que el diálogo es mejor que la confrontación. Para la agenda cultural buscamos que las voces de Colombia estén presentes y eso se ve en la participación de las regiones, mujeres, poetas y, sobre todo, de las víctimas, entendidas como portadoras de cultura y agentes de cambio.

¿Cuál cree que sea el papel del arte en la construcción de la paz?

Para mí, alcanzar la paz en el territorio es un trabajo esencialmente cultural y artístico. La mejor manera de encontrarse con los otros es entrar en contacto con las diferentes expresiones culturales que vienen con ellos y, en ese sentido, la música y el arte en general son capaces de crear encuentros en los que la diversidad genera riqueza en lugar de conflicto.

Usted es productor musical, ¿por qué estudió arquitectura?

Los griegos decían que la música, la arquitectura y la matemática eran una sola diciplina. Pienso que tenían razón. La belleza de la humanidad se expresa de distintas maneras y la música es tan sólo una de ellas. Trato de no diferenciar mucho entra música, literatura o el cine, y por eso no me escandalizo cuando Bob Dylan se gana un Nobel de Literatura o cuando dicen que Leonard Cohen es un gran poeta.

¿Cuándo empezaron sus primeros pasos en la música?

El primer riff de guitarra que me sacudió la cabeza fue I feel fine, de los Beatles. Eso fue a los 5 años y todavía me hace saltar el corazón. Pasé muchas horas de mi vida en el estudio de mi casa rodeado de libros y vinilos. Allí aprendí a escuchar música clásica y, tiempo después, música popular y latinoamericana.

¿En qué momento se metió de lleno a su carrera musical?

El día en que entregué mi tesis de arquitectura decidí dedicarme a la música profesionalmente. Me sentía más libre tocando en un bar que en una oficina. En ese momento estaba comenzando a componer mis canciones e intentaba ser un cantautor.

¿Por qué se interesó en la diversidad de nuestra tradición musical?

Estar expuesto a muchos lenguajes musicales en la colección de mis padres influyó mucho pero, Además, entender a Led Zepelin, Violeta Parra y mi tío Augusto que tocaba tiple en Yacuanquer, hizo que moviera la cabeza para otro lado. Más adelante empecé a viajar y me enamoré de la Colombia profunda, ese país memorable pero olvidado.

¿De allí nació “La tierra del olvido”, el disco que hizo con Carlos Vives?

Antes de “La tierra del olvido” hicimos Los clásicos de la provincia, un homenaje a los juglares de la música de acordeón. Ciertamente, el primer paso para crear el álbum “La tierra del olvido” fue el encuentro con los grandes maestros, reconocer su grandeza, aprender de ellos y luego crear nuestro propio lenguaje.

¿Cómo es ese lenguaje que nació de “Los clásicos de la provincia”?

Partimos de reconocer los hilos invisibles que conectan al río Magdalena con el Misisipi, para desde allí llegar a una idea del gran Caribe en la que tratamos de introducir narrativas modernas dentro de lo tradicional. El lenguaje de “La tierra del olvido” también tiene mucho que ver con los 90, una época en la que nos reconocimos por primera vez como un país pluricultural.

¿Cómo sería el lenguaje musical de una Colombia en paz?

Debe pasar por el reconocimiento de las voces que vienen de las regiones apartadas, que generalmente son las más golpeadas por el conflicto y son agentes de cambio y de cultura. Cuando uno ve lo que ha ocurrido en los últimos años con la música del Pacífico se da cuenta de que ese lenguaje ya se está construyendo.

¿Por qué es tan importante prestarle atención a la periferia?

Cuando el gueto habla hay que oírlo. En Agua Blanca los inmigrantes de Tumaco y Buenaventura crearon la salsa choque. En San Andrés y Providencia hay propuestas musicales muy interesantes y existen agrupaciones como Cimarrón que en los Llanos mezclan modernidad y tradición. La tecnología cambió la forma en que la música se crea y circula. Hay muchos nichos que hay que trabajar por visibilizar.

Por Redacción Un Chat Con...

 

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