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Un museo como máquina de experiencias

“Tierra como recurso” será la nueva sala que estará abierta a partir de este martes, como parte de la renovación integral del Museo Nacional.

El Espectador
01 de marzo de 2016 - 02:00 a. m.

Mañana, 2 de marzo, el Museo Nacional abre la sala “Tierra como recurso”. ¿El objetivo de este espacio es generar una reflexión en torno al cambio climático y el fenómeno de El Niño?

La sala busca identificar cómo el país ha usado sus recursos naturales, teniendo en cuenta los problemas que han surgido como resultado de una explotación indiscriminada. La sala no puede ser un escenario contestatario en el que sólo se señalen esos problemas, por eso intentaremos equilibrar la dimensión histórica con la actualidad, sin llegar a profundizarlos por temas de espacio, colecciones y temáticas.

Los ejes temáticos han sido divididos en cuatro categorías: “Tierra habitada”, “Tierra conquistada”, “Tierra explotada” y “Tierra representada”. ¿En qué consiste cada una de ellas?

La “Tierra habitada” es un individuo marcando presencia en el entorno en que habita. La “Tierra conquistada” es cuando ese individuo entra a generar conflicto, porque llega a imponer un proceso en ese entorno que genera desequilibrios. La “Tierra explotada” es donde el individuo habita la tierra e identifica las condiciones para su supervivencia, como también quien explota la tierra en detrimento del medio ambiente. Finalmente está la “Tierra representada”, que es el escenario aprovechado por los artistas no solamente para mandar mensajes críticos sobre la explotación o conquista, sino también para la creación.

¿La sala contará con la implementación de tecnologías como material audiovisual?

El museo del siglo XXI es una máquina de experiencias y de encuentros. Tenemos que entender que la interactividad no es la tecnología o el material audiovisual. Un museo como este debe presentar un justo equilibrio entre los apoyos audiovisuales con respecto a las colecciones que son parte esencial de un lugar semejante. Considero que la verdadera interacción es la que puede generar la institución con el visitante, en la que las personas entran a intervenir con sus experiencias y saberes.

Hace unos años el museo trabajaba sobre una línea cronológica. ¿Las temáticas siguen manejando esta estrategia como hilo conductor?

Creo que se debe buscar los puntos medios. Si bien el museo está trabajando sobre temáticas, el visitante necesita el componente cronológico para que no se pierda dentro de él, y sobre esa línea continuamos trabajando.

¿Cómo está integrando el Museo Nacional a la ciudadanía en su renovación?

El pequeño giro que estamos haciendo es que les estamos preguntando a los visitantes cuál es su idea de museo, e incluso, luego del recorrido, preguntamos si su experiencia fue justo como pensaba o fue diferente porque lo hizo cuestionarse.

¿Cuál es la sala que más le gusta del museo?

Hay dos. Creo que lo que va a pasar con “Tierra como recurso” me satisface mucho, porque pude intervenir en la fase final. Sin embargo, también está la sala de “El nuevo reino de Granada”, en la que se lee la primera intención que tuvieron el museo y su anterior curadora: “El museo es el lugar donde el arte, la ciencia y la historia se hacen uno”. Hemos tratado de recibir esa herencia y redimensionar ese triple carácter.

Si el museo tuviera la oportunidad de exponer un acontecimiento histórico, ¿cuál sería?

Lo ligo con mi deseo de generar un vínculo y un diálogo con el visitante, y es la esperanza de cerrar un ciclo muy complejo y de guerra en Colombia. Pero, más que exponer en una vitrina o encapsulada, es la posibilidad de que los visitantes sepan que el diálogo es posible, aun teniendo opiniones encontradas. Además, hay que tener en cuenta que no es tanto lo que está exhibido sino cómo le permito a ese ciudadano intervenir e interactuar con lo que está exhibido. El museo como un espacio de diálogo.

¿Cuál es su museo preferido?

No es porque haya trabajado en él, pero tengo un afecto por el Museo de la Independencia, porque es un espacio que está inspirando la transformación del Museo Nacional. A nivel internacional, el Museo del Holocausto en Washington, que manda un mensaje muy poderoso y es relevante para la historia.

Por El Espectador

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