Publicidad

Una conversación epistolar con Pablo Escobar

Son pocas las personas que lograron entrar en la intimidad de uno de los capos más buscados en el mundo.

Un chat con...
28 de octubre de 2015 - 03:05 a. m.
Silvia María Hoyos ha contado el conflicto armado desde la producción audiovisual. / Cortesía
Silvia María Hoyos ha contado el conflicto armado desde la producción audiovisual. / Cortesía

Ha dicho que escogió este momento para publicar el libro porque antes tenía miedo a revelar las cartas que usted se cruzó con Pablo Escobar. ¿Qué la llevó a decidirse a publicar “Los días del dragón”?

Hubo dos motivos que entré a considerar puntualmente. El primero es que ya no existen las razones que tuve inicialmente para no publicar las cartas, por ejemplo, la promesa que le hice a Escobar cuando me dijo que estaba de acuerdo en intercambiar cartas, pero que no las publicara. Luego fue esperar el momento indicado, que significaba tener el contexto y la dimensión de las cosas para contar la historia, porque no hubiera querido que fuera algo apologético, por un lado, y por el otro no quería respirar por mi propia herida, evitando escribir desde la rabia.

¿Definiría el libro como un reportaje o una crónica?

Para mí es una crónica, por la manera como está escrito, y esa era justamente la intención. Cuando uno va a contar una historia es muy importante saber desde qué punto de vista va a contarla, y eso fue lo que más tiempo me llevó. Pero quería hacer una crónica sobre ese episodio en Medellín, para que la gente, que no vivió esa época, tuviera otra mirada, otra voz contando lo que pasó. Por eso insisto en que no es un libro sobre Pablo Escobar, sino sobre el momento del país visto con los ojos de un reportero.

Intentó hacer una especie de documental con estas cartas. ¿Qué pasó con esa idea?

Hace como unos cuatro años me presenté a una convocatoria del Fondo para el Desarrollo Cinematográfico. Ya había ganado en dos ocasiones para hacer dos películas, y en esta oportunidad no pasé y eso me desalentó un poco, porque para hacer un documental se necesitan recursos económicos. Así que dejé ese proyecto quieto y empecé a pensar que de pronto no era un documental lo que debía hacer primero, así que comencé a escribir. Definitivamente la manera como conté la historia cambió. Pero insisto en que haré un documental con este material; no sé cuándo, pero lo haré.

¿Cómo tenía armada la historia para el documental?

Intenté contar la historia de mi hija, que es hija de ese momento, de los años 90. Pero finalmente vencí el pudor de hacerlo en primera persona, desde mi propia experiencia y no con los ojos de alguien más.

Recordar hechos tan impactantes, como la muerte de Héctor Abad Gómez, es una especie de catarsis.

No lo hice con esa intención, pero no se puede negar que otra de las cosas que trae hacer ejercicios de memoria, escribir y exponerlo, es que en ese proceso uno termina descubriendo cosas que no había hecho conscientes, no había nombrado, pero cuando les di nombre empezaron a existir. Inclusive sentí que el dolor que tenía era más profundo de lo que sentía. Hace unos años, cuando pensé en el proyecto, tuve la sensación de que había sanado esa etapa y descubrí que no. Me ayudó en otros aspectos de mi vida, como lo de mi exmarido, el padre de mi hija: con este libro volvimos a tener contacto después de muchos años de separación.

Abre su libro hablando de la invitación al matrimonio de la cuñada de Pablo Escobar. ¿En algún momento habló con los hijos de Escobar? ¿Conoció a su hija?

No, nunca la conocí y al hijo mayor de Escobar lo conocí mucho tiempo después de que solicitaron las cartas. Estuve en Buenos Aires, en un festival de cine, y busqué a Juan Pablo. Obviamente teníamos un contacto con él por las cartas. Me impactó mucho verlo. Nunca estuve al frente de su papá, pero cuando lo vi encontré un gran parecido con él y nunca más lo volví a ver. Después de la publicación del libro les envié un ejemplar con la tía Isabel. Ella estaba muy impactada por el libro, hasta el punto de que se le quebraba la voz hablando de las cartas.

¿De qué más habló con ella?

De cómo todos hemos buscado nuestras propias maneras de sanar. Me contó cómo estaban sus sobrinos, que siguen luchando con ese estigma. La esposa está trabajando en temas de crecimiento personal. El libro suscitó todo eso en ella, esa emoción, porque se tocaban cosas muy profundas.

Al final del libro habla de una etapa de esperanza, pero a la vez menciona la situación que se vive en Medellín con las comunas. Es casi un sinsabor. ¿Por qué dejar esa idea de que la historia continúa?

Porque la sangre se estancó, pero esas son heridas muy profundas que tomarán un tiempo largo en sanar. Pero, de todas maneras, es un tema desesperanzador, porque es impresionante ver Medellín y el país hoy: no son los mismos de hace 24 años. Aquí hay otros problemas y otras tragedias, pero por lo menos la guerra narcoterrorista contra la sociedad cesó.

¿Ha tenido oportunidad de hablar con su hija sobre la historia que rodea el lugar donde ella nació, Medellín?

Claro, con María José hemos hablado sobre el tema. Durante el proceso tuve tres lectores y ella fue uno de ellos. Empecé a involucrarla muy rápido, porque ella encontró las cartas como a los doce años, así que desde ese momento no es algo que haya ocultado. A ella le quedaron secuelas de esos momentos tan difíciles que le tocó vivir conmigo, porque fue un embarazo difícil.

¿Cuáles fueron los otros dos lectores?

Juan José Hoyos, escritor de periodismo narrativo, y el papá de mi hija María José, Gustavo.

Usted comenta en el libro que se cuestionó seguir o no en el periodismo. ¿Qué la hizo continuar?

En ese momento decía que si eso era el periodismo, yo no quería ser periodista. Cambié mucho, me alejé de las noticias, pero no del ejercicio de contar historias. Entendí que lo que me gustaba del periodismo era la posibilidad de contar historias y lo que aprendí es que no quería contar las historias de esa manera. Así que dejé la reportería para explorar otras maneras de contar historias y encontré en el documental una posibilidad para transmitirlas.

En el libro menciona a Epigmenio Ibarra, periodista y corresponsal de guerra, como alguien que influyó en su carrera como periodista.

Yo era muy joven y estaba aprendiendo y él, sin proponérselo, me mostró las otras posibilidades de contar las historias. A través de él pude ver que había una manera de seguir en el oficio desde otro ángulo. Él influyó en ese camino.

¿En el momento está trabajando en algún proyecto audiovisual?

Voy a aprovechar que en noviembre viene Patricio Guzmán, cineasta chileno, a Bogotá y ver si se puede realizar un documental. Lo otro es que estoy organizando información para escribir una historia del Medio Atrato, sobre el conflicto colombiano. Aprovechando que estuve 10 años allí, quiero contar las historias de algunas personas.

Por Un chat con...

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar