"Maduro es un hermano para Chávez"

Piedad Córdoba habla sobre su amistad política y personal con Hugo Chávez y con Nicolás Maduro, quien asumiría la Presidencia venezolana en caso de que haya un desenlace fatal.

Cecilia Orozco Tascón / Especial para El Espectador
16 de diciembre de 2012 - 02:00 a. m.
Piedad Córdoba dice que Hugo Chávez ha sido solidario con ella y que varios jefes de Estado latinoamericanos le han ofrecido asilo político.  / EFE
Piedad Córdoba dice que Hugo Chávez ha sido solidario con ella y que varios jefes de Estado latinoamericanos le han ofrecido asilo político. / EFE

Cecilia Orozco Tascón.- Muchos en Colombia y Venezuela dan por seguro que usted es una persona muy cercana a Hugo Chávez. ¿Cuánta amistad política y personal ha tenido con él y con su círculo?

Piedad Córdoba Ruiz.- No creo que sea posible sostener relaciones políticas sin involucrar lo personal. A partir de la cercanía política se tejen acuerdos y desacuerdos como en toda relación humana. Como el país sabe, durante todo el tiempo del proceso de liberación de los miembros de la Fuerza Pública por parte de las Farc, contamos con el apoyo del presidente Chávez a los familiares de los retenidos. En todo ese tiempo también se estrecharon los lazos de amistad entre él y yo.

C.O.T.- ¿Cómo conoció usted a Chávez?

P.C.R.- Mi encuentro con Chávez es parte de esas historias que el universo posibilita, tal vez porque las aspiraciones humanistas tienen sintonías. Ocurrió mucho antes de que Uribe nos autorizara construir puentes con las Farc. Esa sintonía fluyó fácilmente porque compartimos nuestra preocupación por la justicia social, los derechos de los pueblos y una América unida.

C.O.T.- Pero, ¿cuándo, dónde y por qué se presentó la ocasión?

P.C.R.- Lo conocí cuando vino a la posesión del presidente Uribe siendo yo senadora. En la visita que hizo al Congreso, fui de los pocos que se le acercó para decirle que lo admiraba y que, por lo que había leído sobre él, sabía que nos unía la ideología política, los intereses sociales y hasta el gusto por la música llanera. Luego, él me invitó al palacio presidencial en Caracas y cuando fui nos sentamos una noche desde las 8 hasta las 2 de la mañana a conversar de política de ambos países y de temas personales.

C.O.T.- ¿Como cuáles?

P.C.R.- Por ejemplo, hablamos de que quienes nos dedicábamos a la política, no podíamos tener una vida sentimental normal o unas relaciones de pareja estables porque es muy difícil que la otra persona comprenda tantas ausencias. Esa noche, él me relató cómo había sido el golpe de Estado que intentaron darle y cómo había pasado el tiempo en que estuvo en la cárcel. Yo, por mi parte, le conté quiénes eran los miembros de mi familia. Le hablé de mis hijos y de su padre, y de las dificultades de mi trabajo político. Fue una reunión tan cálida como la que se tendría con un amigo de toda la vida.

C.O.T.- Me disculpa la pregunta tan personal, pero también se habló de una relación sentimental entre ustedes.

P.C.R.- Esos comentarios son producto de la cultura machista. Simplemente por ser mujer se piensa que cuando hay una relación con un hombre, tiene que ser amorosa. Si los encuentros hubieran ocurrido entre hombres, la gente hubiera dicho que se trataba de dos líderes hablando de alta política y nadie pensaría en otra posibilidad.

C.O.T.- Usted pasó momentos difíciles cuando le abrieron varios procesos judiciales en Colombia por sus supuestos nexos con la guerrilla. ¿Comentó esos temas con Chávez?

P.C.R.- Sí. Con los amigos y amigas se dialoga de las cosas de la vida. Una de ellas era la de la persecución de que estaba siendo víctima aquí. Él se preocupó por mi seguridad y la de mi familia, y se puso a mi disposición para ayudarme. Dijo que era infame lo que me sucedía. Alguna vez él le habló al presidente Santos sobre mi seguridad.

C.O.T.- A propósito: al presidente venezolano también lo acusan de proteger a miembros de las Farc y de permitirles vivir en su territorio. ¿Qué piensa de las afirmaciones que circularon en los medios contra él por este motivo?

P.C.R.- Las directrices que generan los sectores de poder desfiguran la realidad. Chávez nunca ha apoyado militarmente a las guerrillas. Comprende las raíces del conflicto y siempre ha buscado aportar a la humanización del mismo y a su salida política. Creo que eso lo ha constatado el presidente Santos y por eso Venezuela es acompañante en las actuales conversaciones de paz. Una cosa es comprender y otra cosa es apoyar. Incluso, una cosa es tener ideas afines sobre contenidos democráticos y otra, ser parte de la confrontación militar.

C.O.T.- Y, entonces, ¿cómo se explica que líderes y grupos de la guerrilla pasen a territorio venezolano o vivan en él?

P.C.R.- Nunca he descartado que, dada la imposibilidad de tener control fronterizo absoluto y de medios físicos de definición de territorios, las guerrillas hayan cruzado las fronteras, pero ya no sólo con Venezuela, sino también con Brasil, Ecuador y Panamá. Y esto no significa que todos esos Estados estén apoyando a las Farc o al Eln.

C.O.T.- ¿Alguna vez Chávez le ofreció asilo político en Venezuela?

P.C.R.- No. Me brindó su apoyo como amigo y su solidaridad como líder político. Él sabe del amor que profeso por mi país y de mi voluntad para que en Colombia vivamos todos en una democracia respetuosa de las libertades y los derechos.

C.O.T.- Pongamos la situación al contrario: ¿usted consideró —o ha considerado— asilarse en Venezuela o en cualquier otro país?

P.C.R.- No, nunca. Luego de salir del país a finales del 99, cuando tuve que refugiarme en Canadá con mis hijos debido a las amenazas de que fui —y aún soy— objeto, no deseo volver a recorrer ese camino porque es muy duro. Se padecen muchos obstáculos y soledades, pero sobre todo se trunca el proyecto de vida. Sí ha habido algunos ofrecimientos de asilo por la buena voluntad de varios presidentes de la región, dada su preocupación por mi integridad y la de mi familia. Pero por mi experiencia, sé que instalada en el exterior, estaría muerta en vida. Aquí tenemos que lograr plenas garantías para la libertad de expresión. Por eso hay que continuar diciendo lo que corresponde, así no guste. En otras palabras, hay que luchar en vez de huir.

C.O.T.- Usted también parece ser cercana a Nicolás Maduro, el sucesor designado por el presidente venezolano. ¿Cómo define la personalidad del actual vicepresidente y cuánto se parece a la de Chávez?

P.C.R.- Ellos son diferentes, pero tienen varios puntos en común: tienen buen sentido del humor, amor por su gente y preocupación por la injusticia. Nicolás Maduro es un gran ser humano, tal como es Hugo Chávez. Si no tuvieran esas mismas características, no hubieran estado tanto tiempo unidos. Más que un amigo, Nicolás es un hermano para el presidente. También para mí.

C.O.T.- ¿Está Maduro listo para gobernar Venezuela de manera tan imprevista?

P.C.R.- No soy quién para opinar de asuntos que competen al pueblo venezolano y al Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), el movimiento chavista. Sólo puedo decir que Maduro es, además de copartidario del presidente Chávez, un amigo leal. Ambos construyeron al lado de muchos de sus compatriotas, su proyecto político. Son muy cercanos, pero cada uno tiene su propio estilo e identidad.

C.O.T.- Desde ese punto de vista, ¿un gobierno de Maduro sería parecido al de Chávez o tendría variaciones importantes?

P.C.R.- Como le decía, cada gobernante tiene su identidad y estilo. Si Maduro llega a ser presidente, no lo será como resultado de ser amigo de Chávez. Llegaría por su propio liderazgo y por su compromiso con el proyecto político del Partido Socialista Unido. Estoy segura de que daría la talla y de que no defraudaría al pueblo venezolano. Lo sustancial es que hay identidad programática entre ellos.

C.O.T.- Si Maduro tiene que ir a elecciones en enero, porque el presidente electo no se pueda posesionar, ¿el chavismo votaría tan entusiasmado por él como lo ha hecho por Chávez?

P.C.R.- Por el presidente Chávez y por lo que él representa como líder continental, espero que lo que usted sugiere en su pregunta no suceda. De darse esa posibilidad, será el pueblo venezolano el que decida autónomamente su destino.

C.O.T.- ¿Qué cambiaría política y socialmente en Venezuela sin la presencia de Chávez?

P.C.R.- Todo proceso social y político cambia no sólo por las improntas y estilos de los líderes, sino también por las dinámicas nacionales e internacionales. Los procesos no son estáticos. Espero que las nuevas circunstancias, si se presentan, contribuyan a fortalecer el proyecto político que lidera el presidente Chávez.

C.O.T.- Sé que para los amigos del mandatario venezolano, y para sus seguidores y partidarios, es difícil pensar en su desaparición, bien como gobernante —por incapacidad—, bien porque fallezca. Este es un escenario probable, puesto que así lo han planteado los médicos que lo operaron. ¿Por qué no lo considera usted también?

P.C.R.- Porque creo en su fortaleza y en que él es un guerrero que así como ha luchado por sus ideales y por su pueblo, dé también la batalla por su vida.

C.O.T.- ¿No cree que sin la presencia tan fuerte de Hugo Chávez el chavismo podría dispersarse?

P.C.R.- Eso depende de la fortaleza del proyecto político y del partido chavista, pero sobre todo de la solidez de los cambios sociopolíticos que se han dado en Venezuela en los últimos años. Entiendo que la llamada “revolución bolivariana” es un proyecto de Estado y de sociedad construido colectivamente. Le pregunto: ¿cree que quienes han ganado en ciudadanía y derechos en el país vecino están dispuestos a perder los derechos conquistados?

C.O.T.- En Colombia usted está participando en un nuevo movimiento: Marcha Patriótica. ¿Qué conexiones tiene esta agrupación política con el chavismo?

P.C.R.- Ninguna, más allá de las normales por las coincidencias ideológicas y políticas de los movimientos similares en América Latina. Marcha Patriótica, como otras agrupaciones políticas y sociales del continente, tiene como ideario político el logro de la justicia social, al igual que la denuncia del sistema económico que empobrece a grandes sectores de la población y enriquece a unos pocos. Por tanto, la vinculación de unos movimientos y otros es la propia de las relaciones entre grupos o partidos similares en diferentes países.

C.O.T.- ¿Su participación en Marcha Patriótica significa que su militancia en el Partido Liberal se terminó definitivamente?

P.C.R.- Hay que preguntárselo al partido. De mi parte, repito: participo en el movimiento sociopolítico Marcha Patriótica como una expresión de las ideas liberales, del humanismo social que retoma la memoria del partido en los matices de izquierda, el mismo que representa el poder ciudadano. En Marcha Patriótica hay múltiples convergencias de organizaciones y comunidades urbanas y rurales.

C.O.T.- A Marcha Patriótica se le atribuye cercanía política con las Farc. ¿No teme que suceda con su movimiento lo mismo que ocurrió con la Unión Patriótica de los años 80?

P.C.R.- Soy tajante en esta respuesta: no somos de las Farc. Somos una expresión social y política de quienes pensamos que el país requiere reformas profundas, tal como lo piensan otros movimientos democráticos de Colombia y del continente.

C.O.T.- Falta que me responda la segunda parte de la pregunta: ¿hay temores sobre riesgos de la vida de los militantes de Marcha Patriótica?

P.C.R.- Por supuesto que existen temores fundados de persecución que podrían derivar en un exterminio como el de la UP. Infortunadamente la mentalidad actual de algunos sectores militares, políticos y económicos no hace que sea descartable esa posibilidad. Por el contrario, nos han empezado a estigmatizar en medios y se ha continuado con montajes desde sectores del Gobierno. Dada esa circunstancia, le hemos pedido al Estado garantías y transparencia, y que nos investiguen en términos del debido proceso. Lo mejor y lo deseable para la democracia sería que el presidente Santos impidiera que una situación como la de la UP se repita. Él tiene la capacidad y el poder de lograrlo.

Liturgia por Chávez en Bogotá

Cecilia Orozco.- Usted viajó en las últimas horas a Caracas, ¿cómo está el ambiente en el círculo cercano al presidente Chávez por su delicado estado de salud?

Piedad Córdoba.- La gente está triste y preocupada, pero firme. Sus amigos tienen mucha esperanza en su recuperación. Y en el plano político están optimistas con respecto a las elecciones que se adelantan hoy.

C.O.- En varios países latinoamericanos se están celebrando actos religiosos por la salud del mandatario. ¿Es cierto que en Bogotá también se organizó uno para rogar por él?

P.C.- Sí. Se celebró una liturgia ecuménica liderada por Colombianas y Colombianos por la Paz, Marcha Patriótica, Poder Ciudadano, el Congreso de los Pueblos, varias iglesias cristianas, la maronita, la musulmana y Yoruba, etc.

C.O.- ¿En dónde se realizó y cuántas personas asistieron?

P.C.- La hicimos el viernes en el salón de convenciones del hotel del Parque. Asistieron cerca de 500 personas.

C.O.- ¿Cómo lograron ponerse de acuerdo esa variedad de grupos?

P.C.- Todos tenemos conciencia de lo que ha significado Hugo Chávez para América Latina. Por eso decidimos unirnos a una cadena nacional e internacional que ruega por la salud del presidente. La energía de tantas fuerzas y voluntades da buenos resultados.

“No me desvela estar en la mesa de negociación”

C.O.- ¿Cuántas posibilidades  que tiene la negociación del Gobierno con las Farc?

P.C.- Creo que soy la colombiana más optimista. Hay voluntad política de las partes, más apoyo nacional. Las voces en contra son minoritarias. Por supuesto, se enfrentan obstáculos, pero hay que superarlos. Debemos ser conscientes de que en la mesa están sentados actores que durante décadas se han combatido política y militarmente.

C.O.- El Eln pide entrar al proceso de paz, ¿no chocarían intereses diferentes?

P.C.- Para que el proceso sea cierto se debe incluir al Eln y al Epl. También se deben facilitar formas de participación de las víctimas y de los movimientos sociales.

C.O.- ¿Con las víctimas en la mesa es más probable que usted esté  en Cuba?

P.C.- Las víctimas deben tener voz propia para expresar sus necesidades y ellas tienen que ser dignificadas. En cuanto a su pregunta, no me desvela estar en la mesa, que es útil porque es un mecanismo para finalizar el conflicto armado. Pero de allí no surgirán todas las soluciones. Y en la dura y larga tarea de construir la paz siempre estaré.

C.O.- ¿Por qué el presidente Santos ha querido mantenerla alejada del proceso?

P.C.- La respuesta debe darla el presidente, no yo.

Por Cecilia Orozco Tascón / Especial para El Espectador

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