“Quien debe dar explicaciones es Ramos, no yo”

El senador Iván Cepeda, denunciado porque —según el abogado del detenido Luis Alfredo Ramos— habría presionado a unos presos para que declararan contra el exgobernador, responde esas acusaciones.

Cecilia Orozco
08 de febrero de 2015 - 02:00 a. m.
Andrés Torres - El Espectador / Andrés Torres - El Espectador
Andrés Torres - El Espectador / Andrés Torres - El Espectador

¿Por qué usted fue admitido como víctima en los procesos por las ‘chuzadas’ del DAS que se le atribuyen, en gran parte, a la recién llegada María del Pilar Hurtado?
Primero hay que decir que llamar ‘chuzadas’ a lo ocurrido en el DAS durante esos años reduce esos hechos criminales a simples interceptaciones telefónicas, cuando su dimensión fue mucho más grave. El DAS, en realidad, se convirtió en una policía política, propia de los regímenes totalitarios y las interceptaciones ilegales que realizó, eran, si acaso, las tareas secundarias de operaciones mayores en que intentaba destruir la vida, la integridad y la reputación de quienes nos opusimos al régimen de Uribe. Para contestar su pregunta, le informo que apenas el Movimiento de Víctimas de Crímenes de Estado del que formo parte, convocó a la marcha del 6 de marzo de 2008 en que honrábamos a las víctimas del paramilitarismo y de los crímenes estatales, surgió una campaña pública para intentar mostrar esa movilización como un acto de las Farc. Años después se encontraron en los archivos del DAS los documentos de la denominada “Operación Estímulo”, cuyo objetivo era, según dice textualmente, el de “involucrar a las Farc como promotoras de la marcha del 6 de marzo”. (VER: www.elespectador.com/noticias/politica/operacion-estimulo-imagen-542773)

¿Cómo supo de esa operación y cómo prueba su existencia?
Obtuve copias de documentos que certifican su existencia. Se trata de falsos panfletos, pasacalles y comunicados que el DAS mandó a elaborar y que hizo circular en las redes sociales y en la prensa como si fueran escritos y enviados por la guerrilla. En esos panfletos las Farc aparecían como convocantes de las marchas para asociar a éstas con acciones ilegales y armadas. Hicieron también un volante con un supuesto homenaje de la guerrilla a mi padre, para desprestigiarme a mí. (VER www.elespectador.com/noticias/politica/supuesto-homenaje-de-guerrilla-manuel-cepeda-imagen-542774Complementando esos falsos mensajes, José Obdulio Gaviria, entonces asesor del presidente, apareció acusándonos de ser los auxiliadores del terrorismo. Seis miembros del movimiento de víctimas, que participaron en la preparación de los actos del 6 de marzo con nosotros, fueron asesinados días antes de la marcha.

Su nombre también ha aparecido, estos días, en el proceso que la Corte Suprema le sigue al exgobernador de Antioquia, Luis Alfredo Ramos, por presuntos vínculos con paramilitares. El abogado de Ramos dijo que usted instigó a supuestos falsos testigos para que declararan en contra de su cliente. ¿Qué puede responder?
Se trata del viejo método de judicializar al contradictor para no responder por los delitos que se imputan. Hemos visto cómo el uribismo ha desarrollado sus estrategias de impunidad: niega hechos delictivos que ya han sido corroborados, realiza campañas para desacreditar al denunciante o a las propias autoridades, ha empleado el arma del espionaje contra los magistrados, ha promovido la evasión ante los llamados de los jueces y ha obstruido a la justicia. Y cuando no queda otro remedio, intenta justificar la ejecución de sus acciones ilegales presentándolas como si fueran legítimas. En el caso que usted menciona, la defensa del señor Ramos pretende sembrar confusión para eludir la respuesta que la Corte espera: por qué su cliente se reunió con paramilitares.

Hablando con nombres y apellidos, el apoderado de Ramos aseguró que el paramilitar desmovilizado Carlos Enrique Areiza declaró que mintió en el primer testimonio que dio contra Ramos, porque usted lo obligó. ¿Conoció a ese preso y por qué?
No conocía la existencia de Areiza. Él le pidió a una organización de derechos humanos que me contactara, en hechos que están debidamente documentados. La historia es así: ese preso se evadió de la cárcel de Bellavista en diciembre de 2011, cuando unos guardias lo llevaban a una cita médica. Al día siguiente llamó a la ONG y anunció su deseo de entregarse a las autoridades con mi acompañamiento y a condición de ser trasladado a otra cárcel, porque decía que su vida corría peligro en Bellavista. De inmediato informé al viceministro de Justicia, Pablo Felipe Robledo y, por escrito, al general Ricaurte, director del Inpec de la época. Uno o dos días después lo llevé a la cárcel de Itagüí y cuando enteré al director de la prisión de la situación, me fui.

¿Lo volvió a ver?
Un mes después ese preso volvió a solicitar que lo visitara porque había sufrido nuevas amenazas, según dijo. Después de estos episodios supe que la Fiscalía tiene en su poder videos en los que aparece Areiza extorsionando a personas a cambio de no testificar en su contra.

¿Ese sujeto se refirió a Luis Alfredo Ramos y le dijo que iba a declarar contra él?
No hizo ese tipo de precisiones. Mencionó, en general, que había estado en reuniones de paramilitares con políticos. Le reitero que vi a Areiza a finales de 2011 y a comienzos de 2012. Si mal no recuerdo, a Ramos lo capturaron cerca de septiembre de 2013, es decir, casi dos años más tarde. Si el preso hubiera dicho algo concreto, yo lo habría puesto en conocimiento de las autoridades de inmediato y por escrito, como siempre lo he hecho, por ejemplo, cuando recibí las denuncias de los paramilitares Pablo Hernán Sierra, alias Alberto Guerrero, y Juan Monsalve, alias Guacharaco. En la Fiscalía General constan mis denuncias sobre estos dos casos.

Sabiendo que los delincuentes son tramposos, ¿tuvo la precaución de dejar constancias de las circunstancias en que conoció al detenido?
Sí. Hubo testigos presenciales de ese encuentro y, como le dije, informé del hecho al Gobierno. Por eso, las supuestas afirmaciones de Areiza en mi contra no sólo son mentirosas y contradictorias, sino que pueden ser refutadas fácilmente.

Senador: aunque el apoderado de Ramos, Luis Gustavo Moreno, se cuida de salvar su propia responsabilidad si se descubre que hay un montaje contra usted, pues advirtió que “son los testigos quienes, bajo juramento, tendrán que hablar sobre ese punto”, deja una enorme duda de su conducta. ¿Conoce al abogado?
No, pero es evidente que sus afirmaciones oscilan entre las acusaciones temerarias y la evidencia de que no tiene cómo sustentar una acusación en mi contra. Le repito, lo que se busca es crear un ambiente de confusión en que se pierda la cuestión esencial. Esta es que Ramos confesó que se reunió con alias Ernesto Báez y que existen indicios de otros encuentros suyos con jefes paramilitares. Por supuesto, quien debe dar explicaciones es él, no yo.

Pero las acusaciones en su contra no se limitan al caso Ramos. Según el abogado Moreno, el detenido habría declarado que, además de sus “presiones” en el caso del exgobernador, también habría sido amenazado “si no enredaba” a Uribe, a su hermano Santiago y a José Obdulio Gaviria. ¿Usted habló con el exparamilitar de toda la cúpula del uribismo?
Volvemos a la táctica: crear una gigantesca confusión en la opinión pública y en el ámbito de la administración de justicia para no enfrentar las denuncias judiciales. Quien acusa es acusado y los hechos reales se presentan como si fueran falsos utilizando para ello a falsos testigos que declaran nuevas falsedades para distorsionar la realidad. Mire usted este trabalenguas: así de retorcida es la estrategia de impunidad del uribismo.

Disculpe la insistencia en el tema, pero también señalan a otro preso que estaría afirmando que le ofrecieron plata a cambio de declarar contra Ramos. Se trata de Ramiro de Jesús Henao, alias ‘Simón’. ¿Sabe quién es?
Sé quién es, pero, desde luego, lo que dice es totalmente falso. Además de Areiza, hay dos paramilitares presos —este que usted menciona y otro— que, según Ramos, yo habría buscado para que hablaran en su contra. Se trata de los mismos personajes que Uribe cita, en otro proceso, como quienes le habrían contado que yo estaba recolectando pruebas contra él. Otra rareza: los dos estaban recluidos en la misma cárcel: la de Itagüí. ¿Estamos ante una gran sucesión de coincidencias o, más bien, ante una fábrica uribista de testigos falsos que usa ese círculo de poder?

Pero, queda la inquietud: ¿por qué aparecen tantos testigos en su contra?
Estas “denuncias” contra mí surgen, curiosamente, después de que realicé el debate de control político por los presuntos nexos del senador Uribe con el paramilitarismo y el narcotráfico. A los pocos días se incrementaron las denuncias del Centro Democrático en que me involucran. Ha sido demostrado que Uribe contrató al menos a un investigador privado que hizo aparecer esos paramilitares para intentar inculparme. En realidad son montajes bastante burdos y plagados de contradicciones.

A propósito del expresidente y de alias ‘Simón’: ¿es cierto, como se ha dicho en medios virtuales, que Uribe ya se había referido a este preso antes de que se supiera que iba a declarar en su contra?
Sí, es cierto. El 27 de diciembre de 2014 Uribe escribió, antes de que ninguna autoridad lo informara, que alias Simón había sido trasladado de Itagüí a la cárcel de La Dorada, dizque para intimidarlo. Uribe debe tener muchos contactos en las prisiones o, al menos, en la de Itagüí, al punto que pudo establecer, en tiempo real, que su testigo Ramiro de Jesús Henao estaba siendo enviado a otro reclusorio, pues luego se supo que sí fue trasladado ese día en que Uribe lo anunció. (https://twitter.com/AlvaroUribeVel/status/548996045829840896?s=17)

Hechos falsos o verdaderos, lo cierto es que se ha creado un cúmulo de contradicciones. ¿No teme quedar enredado en esa maraña y perder su investidura?
La justicia debe valorar los hechos verificables. El testigo principal contra Ramos es el propio Ramos. Ojalá la defensa no lo declare “falso testigo”. Él reconoció haber sostenido reuniones con paramilitares. ¿Por qué fue a verlos? ¿Tenía propósitos electorales, como los de los parlamentarios que suscribieron el pacto de Ralito? ¿Ramos es otro más de los hombres de la parapolítica o sólo iba a conversar con las Auc sobre el “proceso de paz”? Eso es lo que debe determinar la Sala Penal de la Corte Suprema.

Este pleito, ¿podría ser el coletazo de sus enfrentamientos con el expresidente?
Este es un enfrentamiento largo que tiene distintas fases. La cadena de hechos que se le imputan a Uribe es inagotable, y hasta ahora él no ha podido refutar uno solo de ellos. Por el contrario, cada vez surgen nuevas evidencias, nuevas decisiones judiciales en su contra. Esta semana, para no ir más lejos, fue acusado de tener responsabilidad en la masacre de El Aro. Tarde o temprano se esclarecerá la responsabilidad penal e histórica que le cabe. Por mi parte, no voy a eludir el llamado de los jueces, y voy a preparar con serenidad mi defensa y mis argumentos. No tengo nada que ocultar.

¿Usted duda de la imparcialidad de los jueces o argumentaría, si la decisión es en su contra, que se trata de persecución política?
Una cosa son las críticas válidas a los graves problemas de nuestro sistema judicial, y otra el desacato. Los ciudadanos debemos respetar la justicia, sus instituciones y sus magistrados. No se puede promover la idea de que cuando se investiga, se está haciendo persecución política; de que cuando no gustan las decisiones judiciales se puede eludirla y desprestigiarla o, peor, que cuando se comprueba la comisión de delitos se patea el tablero y se presenta a los jueces como maleantes.

¿Cuántas denuncias hay contra usted y por cuáles hechos?
Actualmente, él o miembros del Centro Democrático me han acusado ante la Corte Suprema de Justicia y la Procuraduría por abuso de función pública, fraude procesal, calumnia y prevaricato. Existe una demanda de pérdida de investidura ante el Consejo de Estado, interpuesta por haber realizado el debate de control político sobre Uribe y la parapolítica en septiembre del año anterior. En total son cerca de diez procesos.

Con todos esos antecedentes, debe ser muy incómodo para todos convivir en el Senado.
Algo que desespera a Uribe es que no lo traten como un ser de “inteligencia superior”. Él adolece del mismo problema psicológico de todos los caudillos: la megalomanía. Para mí es un congresista más y así lo trato. Eso lo saca de quicio. Y, ante todo, lo hace cometer errores.

 

Otro montaje del DAS

En momentos en que reaparece en el país la exfuncionaria del gobierno de Álvaro Uribe, María del Pilar Hurtado, y se reactivan las investigaciones y procesos por el escándalo del espionaje ilegal desarrollado por el Das contra los opositores políticos, las cortes que investigaban a los congresistas de la coalición gubernamental por vínculos con el paramilitarismo, y a los periodistas críticos, el senador Iván Cepeda revela la existencia de la denominada “operación Estímulo” de ese organismo de inteligencia. Se diseñó con el objetivo de “involucrar a las Farc como promotora de la marcha del 6 de marzo de 2008”. Esa marcha se realizó y fue convocada, entre otros, por Movice, el movimiento de Víctimas de Crímenes del Estado, cuyo vocero es Cepeda, entrevistado aquí. En aquel momento, la Casa de Nariño se opuso a su realización argumentando que la guerrilla era su instigadora. Según los documentos cuyas copias tiene el senador Cepeda, el Das envió mensajes falsos a 20 ciudades, a los diarios más importantes del país, a las universidades y a sitios públicos. Hay una relación de panfletos, afiches y pasacalles; de vehículos, hombres, computadores, cámaras y dineros reservados que se dedicaron a ese esfuerzo. Y existen copias de cada uno de esos ejemplares que, en efecto, circularon por todas partes y fueron publicados.

 

“No me arrepiento”

Usted es uno de los hombres más custodiados del país. A estas alturas y después de varios años de su quehacer político, ya debe tener una evaluación ¿Cree que ha valido la pena lo que ha hecho los amigos y enemigos que ha conseguido?
No me arrepiento de ninguna de mis actuaciones y tengo la más sólida convicción de que he procedido de manera ética. He trabajado para que las víctimas del Estado, la parapolítica y el paramilitarismo sean reconocidas; he consagrado mi labor parlamentaria a la defensa del proceso de paz y a la protección de los derechos humanos. Mi padre fue asesinado, he sufrido el exilio, el espionaje, las amenazas constantes, implacables campañas de difamación, seguimientos constantes, hostigamientos y ahora procesos judiciales y disciplinarios, urdidos con mentiras. Nada de eso me hace desistir ni atemorizarme. Quien asume la labor de desafiar poderes que han utilizado métodos tenebrosos, debe estar preparado para asumir las consecuencias. Yo lo estoy. Me siento orgulloso de hacer frente, de manera digna, a tanta persecución por defender los derechos humanos y buscar la paz para Colombia.

Por Cecilia Orozco

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