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Al volante de: Volvo S60 T8

La firma sueca trae a Colombia la versión híbrida de su sedán insignia. Potencia, lujo y confort en un enchufable que no escatima en dinamismo.

Nicolás Fernández / Nefernandez@elespectador.com
29 de febrero de 2020 - 02:00 p. m.
El S60 T8 alberga un motor de cuatro cilindros y 2.0 litros, supercargado, que al apoyarse en uno eléctrico alcanza los 407 caballos de poder y un torque de 640 NM (de cero a 100 en 4,6 segundos). / Volvo.
El S60 T8 alberga un motor de cuatro cilindros y 2.0 litros, supercargado, que al apoyarse en uno eléctrico alcanza los 407 caballos de poder y un torque de 640 NM (de cero a 100 en 4,6 segundos). / Volvo.

Normalmente este texto se iniciaría con la primera gran impresión que entrega el carro que se está reseñando. Hablaría, por ejemplo, de su desempeño en carretera, tecnologías o confort. Sin embargo, Volvo hizo del S60 un sedán de lujo capaz de competir y quizás superar a referencias alemanas de gran renombre, toda una pieza de ingeniería que entrega buenas impresiones en cada una de las secciones ya mencionadas.

Poco a poco, siguiendo el plan institucional de ofrecer una versión menos emisiva de cada una de sus versiones, la firma sueca ha presentado este tipo de modelos a Colombia, siendo el SUV XC40 y el S60 las más recientes incorporaciones a su portafolio.

Altas prestaciones

Cada vez que uno de los modelos recientes de Volvo recibe a un ocupante parece susurrarle al oído: “Calma, diviértete”. ¿Por qué? Básicamente porque el interior de sus autos es inconfundible, aunque algunos comparten plataforma (como el S60 y la XC60), tienen acabados de alta calidad, generosos espacios en la primera y segunda fila y un sistema de infoentretenimeinto enorme y puntual (pantalla de 9 pulgadas), más inclinado a la funcionalidad que a la estética, algo realmente valioso en la industria.

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La puerta hacia una conducción divertida se abre una vez se pisa el pedal derecho. En su versión T4, que también se comercializa en el país, un propulsor de cuatro cilindros y 2.0 litros ofrecía unos 190 caballos de poder. Las sensaciones ya eran dinámicas. La T8 alberga un motor con el mismo número de cilindros y litros, supercargado, que al apoyarse en uno eléctrico alcanza los 407 caballos de poder y un torque de 640 NM (de cero a 100 en 4,6 segundos).

Este caballaje, sumado a la tracción permanente en las cuatro ruedas (AWD), hace del S60 T8 un coche deportivo nada pretencioso. Aunque tiene un exterior moderno, con la típica silueta de un sedán, no parece alardear del poderío de su corazón. Vale la pena mencionarlo: existen deportivos con precios similares, que gozan de mayor popularidad y con menores prestaciones.

Bien podría decirse que Volvo creó una pieza que no escatima en desempeño y asistencias. Como es bien sabido, la marca es sinónimo de seguridad, por lo que este auto incluye asistencias que evitan colisiones interviniendo tanto la dirección como el freno. Además, la insonorización es más que sobresaliente y la calidad del sistema de audio Bowers and Wilkins es óptima.

Cada uno de los tres estilos de manejo expresa lo mejor de una motorización de este tipo. Son tres y aunque ninguna es incómoda o brinda sensación molesta o de inseguridad, el modo Pure, en el que funciona únicamente el motor eléctrico, resalta por la ausencia de sonidos mecánicos. Al igual que un carro eléctrico, cuando este T8 funciona sin combustible, solo un leve silbido indica el movimiento.

En el modo Hybrid, que combina la propulsión eléctrica y la combustión, el motor se hace sentir auditivamente de mayor forma. Es la opción Power, la deportiva, en la que se siente un S60 completamente dinámico y donde las diferencias con sus hermanos a combustión se hacen presentes. La conducción en carretera es placentera: potente y cómoda.

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Hay que decirlo, esta referencia compite en un segmento que cada vez pierde más terreno en el mercado a causa de la popularidad de los SUV, pero no tiene nada que envidiarle a este segmento.

A su favor se encuentran el confort y el espacio interior, en donde cuatro personas pueden ubicarse de forma cómoda, pues la plaza intermedia en la segunda fila no resulta cómoda para casi nadie más que un niño pequeño, espacio sacrificado en pro de no quitar espacio en el baúl, algo común en los vehículos híbridos.

Del mismo modo sobresalen sus asistencias a la conducción y un consumo que varía según el tipo de manejo, pero que durante la prueba osciló entre los nueve y once litros por cada 100 kilómetros. Es una opción para tener en cuenta cuando se busca deportivo de altas prestaciones con un consumo relativamente bajo, para su tipo, y cuando se cuenta con $259’990.000 para adquirirlo.

Por Nicolás Fernández / Nefernandez@elespectador.com

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