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El toreo de La Santamaría

José Tomás, Morante de la Puebla, ‘El Juli’, Manzanares, Cayetano y Luis Bolívar serán las principales figuras que actuarán en la temporada en la capital. Estos son sus argumentos.

Especial de Colprensa para El Espectador
08 de diciembre de 2008 - 03:00 a. m.

La Santamaría de Bogotá está lista para ser el escenario de nuevas páginas de la historia del toreo. Ese ‘libro’ que vienen firmando los toreros desde comienzos del siglo XVIII, cuando, en la plaza de Ronda, Francisco Romero escribió la primera de sus páginas.

Dicen que el prólogo se firmó en Grecia, pero el primer capítulo se escribió con un sombrero andaluz, cuando, Francisco Romero, para atraer a un toro que estaba apunto de herir a un caballo y a su jinete, hizo que pasara alrededor de su cuerpo, sin dejarse cornear, engañando al animal con las alas del sombrero.

Desde entonces, miles y miles de páginas se han escrito. Y se siguen escribiendo. En lugar de papel, un ruedo; y a cambio de pluma, capote y muleta. Muchos, sus autores. Incluso, algunos como Joselito El Gallo, Manolete, Paquirri o Pepe Cáceres han utilizado letras de sangre para inmortalizarse en ellas.

La plaza de toros de Santamaría, que ha sido escenario de muchas de estas páginas, se alista para ampliar los capítulos de esta historia. La temporada taurina, que empezará el próximo 17 de enero, sobre el papel (falta ver si en el ruedo) tiene todos los elementos para que sobre la arena se firmen nuevas obras, que como en ningún otro arte se hacen únicas e irrepetibles.

Y se dice que en el papel, porque sobre los carteles que pronto serán puestos en las paredes de la plaza están anunciados algunos de quienes son considerados los mejores escribientes del toreo contemporáneo.

José Tomás, quien hasta la fecha sólo hará un paseíllo en América, el del 8 de febrero en Bogotá, es quien mayor ilusión despierta. Tras cinco años de voluntaria ausencia regresó para escribir las líneas más puras y emocionantes de la tauromaquia moderna, al punto que las plazas de España se han visto insuficientes para albergar a cuantos quieren disfrutar de su inexplicable expresión del toreo.

Pero además, La Santamaría será la única plaza en Colombia de tener el privilegio de la presencia de José Mari Manzanares y Cayetano, dos jóvenes toreros que decidieron sumarle un capítulo al que ya escribieron sus antecesores. Manzanares, el de su padre, considerado el ‘torero de toreros’ de finales de los 90. Cayetano, el de la pléyade más taurina de la historia, esa que inició Niño de la Palma y continuó Antonio Ordóñez, y a la que se sumaron por sangre y parentesco Luis Miguel Dominguín, Curro Vázquez, Paquirri y Rivera Ordóñez.

Pero la historia de la próxima temporada en Bogotá será escrita por figuras consagradas como El Juli, cuya tauromaquia alcanza cada vez carácter de maestría; Morante de la Puebla, quien es el mayor exponente del arte y la inspiración como argumento; El Fandi, líder del también importante capítulo de las estadísticas; y Luis Bolívar, dueño de las letras de la esperanza del toreo colombiano.

Junto con ellos los colombianos Pepe Manrique, Dinastía, Cristóbal Pardo y el ecuatoriano Mariano Cruz Ordóñez, quien también han escrito y tienen por escribir. Así como los rejoneadores Joao Moura hijo, Álvaro Montes y Jorge Enrique Piraquive, y los novilleros José Manuel Mas, Juan Solanilla y Sergio Blanco.


Para redondear las obras, las embestidas de los toros de ganaderías avaladas por resonantes triunfos, o simplemente por tradición, se vislumbran como garantía: Las Ventas (de César Rincón), Juan Bernardo Caicedo, Achury Viejo, Dosgutiérrez, Armerías y Alhama.

Si todos estos nombres están en Bogotá, es porque tienen argumentos para soportar su inclusión. Sólo basta revisar algunas de las páginas que han escrito en el libro del toreo y que han merecido el reconocimiento de críticos y cronistas.

Manzanares

“José Mari resucitó el espíritu de uno de los más grandes de la historia del toreo. Porque la faena al quinto de la tarde contuvo, de forma extraordinaria, altas dosis del toreo de Ordóñez. La forma de citar, de templar, de dar el pecho y de embarcar las embestidas. Una faena para el recuerdo por todo lo que hizo, por la torería y la profundidad que contuvieron las series y la forma de ejecutarlas. Una delicia para el aficionado. De momento, hace resucitar al mismísimo Antonio Ordóñez. Ahí es nada”. (Fernando Carrasco, crítico del diario ‘ABC’. Ronda, 7 de septiembre de 2008. Manzanares cortó tres orejas en la Corrida Goyesca).

José Tomás

“Desde el paseíllo de purísima y oro, como en las grandes tardes, se notó que José Tomás venía a decir algo alto y claro (…) y hasta la clamorosa salida a hombros por la Puerta de Madrid, la tarde fue más que perfecta, sublime. No lo digo yo, lo dicen las miles de personas de todas las clases sociales que lo aclamaban sólo por donde se ponía a citar a cada toro, por donde los toros cogen el camino de la gloria. Hacía cuatro décadas que ningún torero cortaba cuatro orejas en Madrid, en la misma tarde. Fue José Tomás. Yo lo vi. Fue una tarde perfecta, sublime”. (Madrid, 5 de junio de 2008. Joaquín Sabina, cantante y compositor español. Diario ‘El País’. José Tomás cortó cuatro orejas en la tarde de su reaparición en Las Ventas).

‘El Fandi’

‘El Fandi’ colocó seis pares de banderillas, “en especial los tres últimos, francamente buenos. Los del sexto toro tuvieron la cualidad del temple, algo difícil de realizar en esa suerte. El granadino se atemperó a la velocidad del toro recreándose en la acción para clavar arriba con extrema facilidad. Su forma de correr hacia atrás ante la cara de la res, para dejarla parada en el centro del ruedo, levantó de los asientos al público…” (Juan Posada, matador de toros y crítico del diario ‘La Razón’. Pamplona, 11 de julio de 2008. ‘El Fandi’ cortó una oreja).


Luis Bolívar

“En una tarde marcada por la sugestión los toros del Palha, más duros y ágiles que bravos, el protagonista fue el colombiano. Así de claro. (…) Nunca dudó. Sin importarle lo que pesaba dejarse llegar al toro a distancia, con firmeza y la muleta adelante, lo empujó y lo ligó a su altura, evitando así las protestas del animal. El toro acudía, pero el mérito estaba en llevarlo y despedirlo con más largura y más profundidad que la que de por sí ponía la embestida. Y en una última tanda en redondo, la más honda, demostró quién había mandado allí. Pero la espada se negó a reconocerlo”. (Alfonso Santiago, crítico español. Madrid, 29 de mayo de 2008. Luis Bolívar pudo salir a hombros por la puerta grande de Madrid).

‘El Juli’

“De niño prodigio, Julián ha pasado por ser un torero popular, una figura con su trono y ahora un maestro de época, sabiendo mezclar el arte con el buen gusto de las cosas refinadas. Inmenso es una palabra minúscula para definir a este gigante del toreo (…). Y hablando de naturales, hubo una tanda alucinante en el último toro. Lagrimeábamos”. (Vicent Bourg ‘Zocato’, crítico francés. Nimes 19 de septiembre de 2008. Diario ‘ABC’. ‘El Juli’ cumplía 10 años de alternativa. Lidió seis toros y cortó siete orejas y un rabo).

Cruz Ordóñez

“Lo que lo distinguió no fue una superior destreza, ni tampoco un mejor trazo. Fue algo de mayor enjundia. Su capacidad para hacer virtud de sus presuntas carencias. De su aparente falta de fondo, inspiración. De su necesidad de triunfo, valor. La larga faena de Ordóñez al toro de José Luis Cobo no fue en rigor una faena sino varias, enlazadas por una actitud inventiva, que provocó, pase a pase, una ebriedad ‘in crescendo’ hasta que los tendidos y los toreros allí presentes se desbordaron de pasión” (José Arévalo. Quito, 3 de diciembre de 2004. 6 Toros 6. Salió a hombros y ganó trofeo a la mejor faena).


Cayetano

“Lo mejor de la actuación de Cayetano fue la larga, de pie, con que respondió al quite de Morantye en el sexto. Fue el preludio de un quite por gaoneras que restauró la larga de Antonio Ordóñez en El Toreo de Cuatro caminos. Tuvo sello de toreo grande. Como también lo tuvo su faena de muleta. Una faena cuya calidad artística compensó fallos técnicos. Pero lo bueno era muy bueno y los desajustes se superaban de inmediato. Y la plaza vibró, entregada, cuando Cayetano ligaba los pases en redondo, con la derecha”. (José Carlos Arévalo, crítico español. ‘6 Toros 6’. Madrid, 4 de junio de 2008. Cayetano cortó una oreja en su debut en Las Ventas).

Morante de la Puebla

“La gente despertó, o mejor, volvió en sí cuando José Antonio volvió de pintar el cuadro. Ahí, durante unos minutos, en las verónicas templadas de manos bajas, en ese quite hecho de la tela más suave y en los muletazos como trazos de antigüedad, los tendidos abrieron las puertas al asombro puro que cayó a raudales, como la lluvia de los otros días. Y Morante, quien se había ido a meter tras las tablas, salió a saludar, sin entender que la gente quería darle no las orejas, sino la plaza entera”. (Víctor Diusabá, Colprensa - El Espectador. Manizales, 8 de enero de 2006. Morante de la Puebla pudo cortar dos orejas y llevarse el trofeo de la Feria).

“Dinastía”

“Ha vuelto José. Y por lo visto, ha vuelto para quedarse. El ‘Dinastía’ de esta tarde en La Macarena es el torero al que esperamos por mucho tiempo. (…) Indultó el quinto, un toro para regodearse. José lo citó de largo y el animal fue a tragarse el trapo, en el mismo viaje se repitió con gusto ante el cite inmediato, más de un aficionado de esos de libro comenzó a buscar el pañuelo en el bolsillo del pantalón o en la cosmetiquera”. (Víctor Diusabá, Medellín 11 de febrero de 2006. Colprensa-El Espectador. Dinastía cortó tres orejas).

Pepe Manrique

“(…) Pepe Manrique estuvo toreando toda la tarde, y eso no es cosa frecuente (ni en él ni en casi ningún otro). Toreó a su toro bueno y a su toro malo. Al manso rajado que le tocó de cuarto, al que supo retener, sujetar, obligar; y al noble y encastado que salió de primero, con el que desplegó su habitual limpidez de elegancia y una decisión que no le estábamos viendo desde sus comienzos de matador de toros, que empiezan ya a estar lejos. Templadísimo con la muleta, tanto por el franco pitón derecho como por el incómodo izquierdo. Y sapientísimo con el capote. Para explicar eso de que ‘toreó’ voy a poner el ejemplo de su tercio de quites, que remató con una espléndida revolera en la que el toro iba toreado: si en un remate el toro va toreado es porque ya venía toreado, quiero decir, llevado por el torero, desde antes. Torear es eso: llevar toreado al toro”. (Antonio Caballero, ‘El Tiempo’. Bogotá, 20 de enero de 2008. Pepe Manrique cortó una oreja).

Por Especial de Colprensa para El Espectador

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