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La Asociación Internacional de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans e Intersex (ILGA) es una de las agremiaciones más importantes en la defensa y la documentación de los derechos de las personas lesbianas, gais, bisexuales y trans. Agrupa a más de 1.900 organizaciones de más de 160 países y territorios que trabajan a favor de los derechos humanos y la diversidad sexual.
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En entrevista con El Espectador, Jorge Armando Virviescas, miembro del consejo regional de ILGA en Latinoamérica, opina sobre la situación actual en Colombia, los proyectos de ley que tienen que ver con las realidades de las personas LGBTIQ+ y las más recientes declaraciones del papa Francisco, sobre la mal llamada “ideología de género”.
Hablando de avances en términos de derechos de personas LGBTIQ+, ¿cómo ve a Colombia respecto a los otros países de la región?
Hay un avance frente a otros países de la región, pero falta mucho en el ámbito cultural y social para hacer reales esos derechos consagrados formalmente. Existen muchas situaciones de violencia. Todavía se discrimina a las personas por expresar su identidad de género, su orientación sexual; y de la mano del conflicto armado interno, todavía sigue habiendo desplazamientos y amenazas. Aún estamos un poco crudos, pero por lo menos hay una arquitectura institucional de la cual podemos echar mano.
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En el caso colombiano hay un escenario interesante porque se está nivelando un poco la cancha. Lo que habíamos tenido hasta este momento eran acciones casi siempre por la vía judicial, se han ganado los derechos por vía de tutelas, por litigio estratégico, como el matrimonio. Pero en este nuevo gobierno de Gustavo Petro hemos visto que se ha intentado desarrollar una arquitectura institucional para garantizar derechos. En especial, con el nuevo Ministerio de la Igualdad y el Viceministerio de las Diversidades, que está empezando a desarrollar acciones para desarrollar el decreto de la política nacional LGBTIQ+.
En los próximos meses se radicará el proyecto de Ley Integral Trans. ¿Qué opina sobre esta iniciativa?
Me parece importante, porque la experiencia que nos han dado las políticas públicas LGBTIQ+ regionales ha demostrado que efectivamente ayudan a avanzar en derechos. Pero también que no son suficientes, sino que dentro los sectores LGBT hay sectores mucho más vulnerables. Son las personas trans quienes son víctimas de mayores situaciones de discriminación, acoso, desplazamiento, violencia.
Entonces, sí hace falta una ley de acciones afirmativas trans. Sabemos que el movimiento trans ha trabajado en los dos últimos años intentando que sea un proyecto que realmente transversalice todas las entidades del Estado, para lograr que sirva para algo, que tenga dientes y uñas para garantizar el derecho a la salud, educación, trabajo, etc.
Nos preocupa un poco es el ambiente político en el Congreso de la República, porque el Gobierno Nacional ha dicho que lo va a acompañar y ha habido mensajes positivos, pero nos preocupa que no existan todavía las mayorías suficientes para que un proyecto de este tipo salga adelante. Esperamos que los legisladores puedan cumplir con la función de garantizarle derechos a los sectores más vulnerables y sin duda las personas trans están en esos sectores de especial protección.
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El Congreso de Colombia nunca ha legislado sobre temas trans ni LGBTIQ+ en general.
Exacto. El aparato judicial ha cumplido con sus sentencias. Ahora, el Ejecutivo, el Gobierno, está cumpliendo con las acciones del Ministerio de la Igualdad, de echar a andar la Política Pública Nacional LGBTIQ+. Pero hay una tercera pata del Estado, que es la que realmente ha sido más atrasada en el tema garantizar derechos: el Legislativo. Hasta hoy, no tenemos ninguna ley que esté en función de reafirmar derechos de la población LGBTI+ en específico. Tal vez lo que más se acerca es la ley antidiscriminación, pero porque allí estaban muchos otros sectores. Pero, de manera específica, sobre población LGBTIQ+, las iniciativas que se han tramitado han sido hundidas desde los años 90, cuando Piedad Córdoba presentó la primera propuesta de matrimonio igualitario.
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Otro propósito en el Congreso es prohibir las mal llamadas “terapias de conversión”. ¿Lo ve necesario?
Sí, yo creo que toda acción que permita frenar situaciones de discriminación que estén comprobadas son bienvenidas. Esta es una iniciativa que se presentó desde el período legislativo pasado, sin embargo, no alcanzó a hacer todo su curso. Se volvió a radicar para este nuevo periodo. Es positivo que exista esta ley porque evidencia situaciones que la gente no sabe que existen. ¿Cómo cuáles? Algunos grupos fundamentalistas religiosos, que se esconden en las iglesias, generan prácticas de tortura psicológica prometiendo “reconvertir” la orientación sexual o identidad de género.
Tener una ley que tome acciones específicas para evitar este tipo de torturas psicológicas nos parece positivo. Vamos a ver cuál es el ambiente en el Congreso de la República, porque algunos de estos sectores fundamentalistas pueden tener un fuerte lobby en el Congreso. Ojalá que se apruebe.
En el Legislativo también se está intentando limitar a las infancias trans, al prohibir los tratamientos de afirmación de género, su difusión y orientación en los menores de 18 años. ¿Deberían poder decidir los menores de edad decidir sobre su identidad de género?
Sí. Vemos esta iniciativa como una contrapropuesta a la Ley Integral Trans. Se parte de la idea de que los menores de edad no tienen criterio o si estuvieran solos en el mundo para poder construir su identidad de género o su orientación sexual. Los sectores más conservadores han intentado “parapetarse” del tema de la infancia para frenar cualquier posibilidad de acceso a nuevos derechos que se reconozcan en escenarios como la escuela, por ejemplo.
Bienvenidas todas las acciones de protección que haya para la infancia, pero proteger también es garantizar que quien vaya definiendo y construyendo su identidad pueda ser. Y esa libertad no se debería restringir por una mayoría de edad.
Hace poco, el papa Francisco dijo que “la ideología de género” es un “peligro”, porque “anula las diferencias” entre hombres y mujeres. ¿Qué es este término “ideología de género” y por qué se menciona tanto?
El concepto “ideología de género” lo han venido construyendo algunos activistas de grupos fundamentalistas de derecha, entre esos uno de apellido “Laje” argentino, muy cercanos todos al Opus Dei. Han construido un relato para hacer referencia a la ganancia de derechos humanos de las mujeres y las personas LGBTIQ+ en los últimos 30 años. Se usa para no reconocer que, cuando estamos hablando de personas LGBTIQ+, estamos hablando de derechos humanos. Creo que esas declaraciones no ayudan mucho al ambiente progresista que supuestamente representa este papa.
Tampoco ayuda a la garantía de derechos, por ejemplo, en América Latina, donde el tema de la violencia es estructural. Tenemos la tasa más alta de homicidios contra personas trans. Es lamentable decir que las personas que reclaman sus derechos son simplemente una ideología, porque no genera el mejor ambiente para proteger la vida de las personas.
Hay un sector del feminismo que excluye a las mujeres trans del movimiento y en Colombia se están generando tensiones. Lo vimos en la marcha de la conmemoración de la última sentencia que amplió la despenalización del aborto. ¿Qué opina?
El movimiento LGBTIQ+ viene de la mano del movimiento de derechos humanos y del movimiento feminista. Y este último, en sus inicios, colocó el tema del género y la reivindicación de derechos humanos en el centro. Esas ideas conservadoras no son coherentes con su propio legado de igualdad. El movimiento feminista que esté en contra del reconocimiento de la identidad, como un derecho humano, no ayuda a avanzar.
Nosotros estaremos acompañando a los movimientos feministas que no excluyan a nadie, porque el feminismo por esencia es inclusión e igualdad. Decir que, por una condición biológica, van a excluir a una población, es incoherente con la historia del movimiento feminista.