“Los estereotipos son cárceles”: primera viceministra de mujeres de Colombia

Diana Gómez Correal es feminista y antropóloga formada en universidad pública. Heredó la pasión por los derechos humanos de su papá, un líder sindical desaparecido y asesinado. Ella es la nueva viceministra de mujeres del Ministerio de la Igualdad. Entrevista.

Pilar Cuartas Rodríguez
03 de octubre de 2023 - 08:39 p. m.
Diana Gómez Correal es la viceministra de las mujeres en el Ministerio de Igualdad.
Diana Gómez Correal es la viceministra de las mujeres en el Ministerio de Igualdad.
Foto: Mauricio Alvarado

Colombia tiene, por primera vez, un Ministerio de la Igualdad y, en su estructura, una viceministra de las mujeres. Se trata de Diana Gómez Correal, antropóloga con doctorado y magister en historia. Una mujer de 45 años que se ha formado en universidades públicas. Se reconoce como feminista y su trayectoria se ha desarrollado mayoritariamente en temas de paz, justicia transicional, derechos de las víctimas, memoria, alternativas al desarrollo y estudios de género. Participó en el equipo que elaboró la primera política de género de la Alcaldía de Bogotá, donde también trabajó en la Secretaría de la Mujer; y ha sido profesora de universidades como Los Andes.

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Le ha interesado entender los problemas que vivimos como sociedad. En su tesis de pregrado, por ejemplo, hizo un análisis antropológico sobre cómo las colombianas y los colombianos leyeron el asesinato del humorista Jaime Garzón. En la maestría se concentró en la historia del feminismo en Bogotá en las décadas de los 70 y 80, pues ya era cercana al feminismo, a través de la Iniciativa de Mujeres Colombianas por la Paz, que interpeló el proceso de desmovilización paramilitar.

Su papá fue Jaime Gómez Velásquez, un historiador y líder sindicalista desaparecido y asesinado en 2006, uno de fundadores de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), concejal de Bogotá y asesor de políticos como Antonio Galán y Piedad Córdoba. Por él, su hija se volcó a la militancia en los movimientos de víctimas y derechos humanos e intentó encontrar con vida a su papá, algo que nunca ocurrió. Por esa labor, tuvo que salir un tiempo del país amenazada.

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En entrevista con El Espectador, la nueva viceministra de mujeres habla sobre los retos de su oficina y su perspectiva sobre el panorama en Colombia.

¿Se considera feminista?

Sí, pero los feminismos son diversos. Entiendo el feminismo como una reivindicación teórica, política y práctica que busca la transformación de las desigualdades históricas que hemos vivido las mujeres y otros sujetos históricamente discriminados. Considero que el feminismo no solo se ocupa de construir una mejor sociedad para las mujeres, sino para quienes han estado en desventaja y, en general, para todas, todos y todes.

En términos prácticos, ¿para qué servirá este viceministerio y cuáles serán sus prioridades?

Tenemos seis ejes. Por ejemplo, tenemos la tarea de liderar la política pública para mujeres en el Estado colombiano; articular lo que hacen las instituciones para avanzar en el reconocimiento pleno de la igualdad entre hombres y mujeres; cerrar las brechas; atender las violencias que estructuralmente han vivido las mujeres; lograr cambios culturales para que las mujeres dejen de ser entendidas como objetos sexuales; cerrar las brechas en la participación y representación de las mujeres, es decir, el por qué todavía seguimos siendo menos en cargos tan importantes como los que están en el Congreso. También avanzar hacia una salud plena para las mujeres, que incluye revisar la política pública de derechos sexuales y reproductivos.

En los últimos años, las mujeres en Colombia han logrado avances en sus derechos, como por ejemplo el aborto, la ley de paridad y la licencia de maternidad. ¿Qué considera que falta para ellas y que es urgente?

Creo que Colombia tiene una particularidad: tiene buen reconocimiento de derechos, hay muchas leyes y está la Constitución del 91. Pero hay que avanzar en la implementación de lo que existe. La gran tarea del ministerio es garantizar los derechos de las mujeres y eso hace necesario que estemos revisando qué existe ya, para ponerlo para ponerlo en marcha.

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El gobierno sigue sin ser paritario, pese a que fue una promesa de campaña. ¿Usted cree en la paridad?

Sí, es un reflejo de una democracia sólida y profunda. Hay que seguir avanzando en los cargos de gobierno y la función pública para que exista paridad. Por la historia que hemos experimentado las mujeres, nuestro camino de socialización, por ejemplo, en la política electoral, es más reciente, pero eso no hace que no haya mujeres preparadas.

La razón de ser de la paridad es que quienes llegan a cargos públicos y de elección popular llegan también representando necesidades y demandas, y también creo que es un derecho propio de las mujeres, pues las mujeres somos el 51.2% de la población. Es un derecho innato que podamos tomar las decisiones de manera colectiva con los hombres.

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Hay un sector del feminismo que excluye a las trans de la categoría mujeres, ¿estarán las trans incluidas en la misión del viceministerio de mujeres?

Sí van a estar y quisiera decir que mi posición personal es que las personas son libres de identificarse como quieran y el Estado tiene que responder por sus derechos. Yo tengo una experiencia de trabajo con las mujeres trans y diversidades sexuales y de género, por el trabajo que tuvimos en la política pública de mujer y género en Bogotá. Ese fue un criterio y sigue siendo un criterio orientador de mi vida y también de este viceministerio.

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Las mujeres no somos un sujeto universal, que es una discusión profunda que se ha dado en los feminismos. Me interesa reconocer que las mujeres estamos cruzadas por diferencias y desigualdades, porque muchas veces algunos feminismos se han centrado en que las mujeres somos diferentes y, sí somos diferentes, pero también somos desiguales entre nosotras. Entonces, cuando hablamos de diversidades, es reconociendo también que tenemos experiencias distintas de la opresión, distintas maneras de concebir la transformación, pero que también hemos estado cruzadas por diferencias culturales, políticas, de trayectoria de vida, de experiencias o procedencia.

También hay molestias por la creación de la dirección de actividades sexuales pagas. ¿Qué hará esta dirección?

Es importante señalar que aquí no tenemos la intención de fomentar las actividades sexuales pagas, sino reconocer que existen mujeres que están ejerciendo las actividades sexuales pagas y que tenemos que garantizar sus derechos. Esta dirección tiene la tarea de adoptar, diseñar e implementar lineamientos y rutas de atención para la garantía de los derechos de las mujeres que están ejerciendo las actividades sexuales pagas. También tenemos la misión de identificar y poner en marcha estrategias que generen oportunidades laborales y autonomía económica, es decir, vamos a buscar generar estrategias para que pueda haber otras posibilidades para que quienes quieran salir del ejercicio de la prostitución, lo puedan hacer igualmente. Vamos a hacer investigaciones que nos den cuenta de cómo son esas realidades, de cuáles son esas necesidades y hacia dónde vamos a avanzar para transformar la vida de estas mujeres.

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Otra de las tareas que tenemos pendientes son programas de formación y capacitación diferenciada para que se abran las oportunidades a estas mujeres e, insisto, sean ellas quienes escojan qué hacer. Quisiera decir también que nosotros como Estado tenemos que responder a lo que ha dicho la Corte Constitucional de garantizar los derechos de las mujeres que están ejerciendo estas actividades y no desconocemos que existe un debate entre regulación vs abolición de la prostitución y que vamos a escuchar a los distintos sectores, incluidas aquellas que van por el abolicionismo, pero también aquellas, porque existen y es importante no desconocerlas, que ejercen la prostitución y quieren continuar en ella.

Es decir que el gobierno respeta la noción de la Corte Constitución de la prostitución como trabajo sexual.

Partimos de ahí para atender los derechos de las mujeres que ejercen la prostitución y abrir posibilidades de vida.

¿Quiénes son las mujeres en actividades pagas? Porque se ha criticado que ese término no existe y se lo está inventando el gobierno.

Ese término existe en la Secretaría Distrital de La Mujer de Bogotá y parte de mirar las experiencias de otras políticas públicas para atender a este sector de las mujeres. Son las mujeres que ejercen la prostitución y están en otras actividades.

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También tendrá una dirección para la prevención y atención de las violencias contras las mujeres y usualmente se suele creer que la violencia solo es física o sexual. ¿Cuál es la violencia contra las mujeres que usted ve más invisibilizada?

Es una pregunta difícil. Yo creo que se ha hecho un gran trabajo reconociendo que existen las violencias físicas y sexuales, pero también siempre hay que anotar que existen las violencias simbólicas, que no están mediadas por lo físico, por un golpe, por el contacto cuerpo a cuerpo y no son reconocidas.

Violencia simbólica tiene que ver también con el reforzamiento de ciertos estereotipos. Para mí, es ver a una mujer representada en una botella de trago o asociada a la publicidad de los carros.

Y también está la violencia política. Las mujeres han sido históricamente excluidas de lo político, pero también se ha ejercido violencias cuando ellas están allí. En algunos casos se ha fracturado la posibilidad de acumular poder político en distintas esferas. Estoy hablando, por ejemplo, de los movimientos sociales y partidos políticos, en un país como Colombia, que está cruzado por la historia del conflicto armado.

La violencia contra las mujeres sigue siendo noticia y el panorama pareciera ser desalentador. ¿Cómo considera que es posible reducir y prevenir la violencia de género?

Yo creo que sí es posible y hay distintos mecanismos, debe haber un cambio cultural y eso pasa por el cambio de los imaginarios de lo que las mujeres podemos hacer. También de reconocer el gran papel que hemos tenido las mujeres en la sostenibilidad de la vida y hay estrategias que tienen que ver con a con la sanción, sin que con eso quiera decir que pienso que todo debe pasar por el punitivismo.

El fútbol femenino también nos ha puesto a hablar sobre género e inequidades. ¿Qué opina de esto?

Esto refleja las violencias simbólicas de pensar que las mujeres somos solo buenas para ciertas cosas y que debemos estar excluidas del resto. Para mí, los estereotipos son cárceles, que limitan a las personas. Lo que están haciendo las futbolistas es revolucionario, es realmente transformador, mostrar que las mujeres podemos estar en distintos escenarios. Debemos avanzar, y este gobierno lo ha hecho, en garantizar que tengan las posibilidades para realizar los proyectos de vida que quieren

El fútbol femenino necesita todo el apoyo del Estado y necesita transformaciones profundas, para que se reconozca que estas futbolistas están haciendo historia, porque hicieron historia y lo seguirán haciendo.

Una palabra que le guste.

Auxilio. Cuando me siento estresada, digo “auxilio”, pero la gente que es cercana a mí sabe que es también una forma graciosa de expresar una alerta.

Un libro recomendado.

“El olvido que seremos” o “El viejo y el mar”.

La canción que le levanta el ánimo.

“Vivir la vida”, de Marc Anthony. Cuando necesito levantar el ánimo, pongo salsa.

A quién llama cuando necesita un consejo.

A muchas personas, a mi mamá, mi pareja, un par de tías, tengo afortunadamente una buena red. Y a amigas, depende del tema (risas).

Qué significan las amigas.

Las amigas significan amor, acompañamiento, solidaridad, no juzgar, pero permitirte ver los errores. Sobre todo, escucha. Tengo poquitas amigas, de cada etapa de la vida, algunas desde el bachillerato, y son compañeras de escucha.

Pilar Cuartas Rodríguez

Por Pilar Cuartas Rodríguez

Periodista y abogada. Coordina la primera sección de “género y diversidad” de El Espectador, que produce Las Igualadas y La Disidencia. También ha sido redactora de Investigación. @pilar4aspcuartas@elespectador.com

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