El Magazín Cultural
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Cuando el arrabal se vuelve Ultratango

Con un sonido contemporáneo, el grupo argentino se ha dedicado a rescatar la esencia del género de la Pampa.

Juan Carlos Piedrahíta B.
06 de marzo de 2008 - 02:27 a. m.

La música de Ultratango es tan actual como caliente. Los integrantes del quinteto argentino diseñaron una propuesta en la que lo más importante es la manera enérgica de interpretar el sonido tradicional de la Pampa. Por eso, sus líderes, los hermanos Leo y Gastón Satragno, se oponen radicalmente a reconocer que su grupo es fiel exponente de lo que se conoce como tango electrónico. Para ellos, su estilo es contemporáneo y tiene la gran virtud de reunir a varias generaciones. “Hemos tenido muchas presentaciones en diversos países y ahí nos hemos encontrado con personas mayores que asisten a los conciertos con sus hijos y con sus nietos, lo que quiere decir que estamos haciendo música sin rótulos de edad y eso nos llena de orgullo”, manifiesta el teclista Gastón Satragno.

Ultratango no se limita a la utilización de sintetizadores y samplers sino que revalúa la manera convencional de tocar el bandoneón y el violín, pilares fundamentales en la construcción del acorde del 2x4. Desde hace más de 20 años, los Satragno incursionaron en la música de arrabal y lo hicieron con un grupo de tendencia electrónica que le abrió las puertas, a mediados de la década del 90, al formato actual. “Ultratango tiene que ver con los ritmos con los que crecimos y se relaciona con que vivimos en una ciudad que es un puerto y allí llegaban sinfonías de muchos lugares. En resumen, lo nuestro tiene que ver con la particularidad de ser porteño, pero los tiempos han cambiado, la gente también y estas modificaciones hicieron que la forma de hacer música no sea la misma”.

Los hermanos Satragno son descendientes directos de una estirpe muy consolidada del arte en Argentina. Su padre, Raúl Lavié, un cantante que figuró al lado de la máxima figura del tango vanguardista: Astor Piazzolla y su madre es Pinky, una cantante, actriz y estrella rotulante de la pantalla en su país, les ayudaron a formarse como personas y les enseñaron que la música empieza a afinarse con algo que se llama disciplina. Gracias a la guía paterna, construyeron relaciones que facilitaron la consolidación de un estilo que fusiona el tango genuino, el de antaño, con algunas sonoridades modernas.

 “Cuando armamos Ultratango, muchos de los temas que realizamos en nuestra primera década quisimos plasmarlos en nuestro debut discográfico Astornautas. Nos pusimos a hacer las mismas versiones originales y cuando las estábamos mezclando en producción, nos acordábamos de que muchas personas nos decían que estábamos totalmente locos y que eso no iba a funcionar”, recuerda Gastón Satragno para quien los puristas no han entendido que el mundo, en materia musical, evoluciona a pasos agigantados.

Dos discos reflejan el espíritu sonoro de Ultratango:  y Trashnoche. En el primero, el quinteto se dedicó a rendirle tributo a Piazzolla, considerado uno de los músicos más importantes de su país. La sintonía con el carácter vanguardista colaboró con la escogencia del repertorio, porque no era lo mismo interpretar un tango de 1920 que moverse en terrenos conocidos y familiares, como ocurrió con los grandes clásicos del bandoneonista. “En Trashnoche hay también un par de composiciones de Piazzolla, pero nos aproximamos a otros autores. Para ese disco tocamos mucho en vivo y considero que logramos mejorar porque nos arriesgamos con otros temas clásicos pero que revolucionaron el tango. Nuestra propuesta en este álbum se aproximó al techno”, dice Satragno.

Es la primera vez que Ultratango viene a Colombia y tan pronto sus integrantes se enteraron de la invitación, se pusieron a investigar sobre el Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá y se dieron cuenta de su importancia para el arte a nivel mundial. Para el grupo es muy importante el público americano y por eso consideraban tener una deuda con el país. Deuda que está a punto de ser saldada. Ultratango no tiene la frialdad que caracteriza a los grupos electrónicos, al contrario, es fiel representante de la fogosidad de este sentimiento triste que se baila.

Por Juan Carlos Piedrahíta B.

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