Pasaron más de 30 años luego de que hubiera comenzado a circular el primer número de El Universal, el 8 de marzo de 1948, para que algunos historiadores, literatos y biógrafos descubrieran que en mayo de aquel sangriento año empezó a escribir en esas mismas páginas un ignorado cuentista llamado Gabriel José García Márquez, quien venía huyendo de la violencia.
El entonces aprendiz de periodista había sufrido desde una destartalada pensión de Bogotá los desmanes del 9 de abril. Luego hablaría de muertos, pilas de muertos que se amontonaban por el centro de la ciudad, y de incendios, de francotiradores apostados sobre las azoteas de los edificios más altos, de miedo y terror. La suerte lo salvó de morir, o el instinto de conservación, jamás se sabrá. Lo cierto fue que García Márquez salió como pudo de Bogotá, pasó unos días por Barranquilla y terminó en Cartagena, pues de todas las universidades en las que hubiese podido continuar con sus estudios de Derecho, sólo la Universidad de Cartagena estaba abierta.
Una de aquellas noches en las que incluso, recordaría, tuvo que dormir en la calle, se encontró con Manuel Zapata Olivella. García Márquez le debió haber contado sus penurias económicas a Zapata, que lo llevó entonces a El Universal, donde tenía varios amigos, y lo puso en contacto con Clemente Manuel Zabala, el jefe de redacción. Con el tiempo, Zabala, un enigmático intelectual que hizo parte del grupo de poetas “Los Nuevos” en los años 20, se volvió tan importante para García Márquez, que alguna vez se le oyó decir que su influencia había sido mayor que la del sabio catalán Ramón Vinyes.
García Márquez escribió 37 notas firmadas en El Universal, unas con su nombre completo, otras con sus iniciales, y algunas más que aparecían en la sección “Comentarios”. La más polémica tuvo que ver con una matanza perpetrada por el ejército nacional en El Carmen de Bolívar. Según la columna, había sido un ataque aleve contra una pacífica procesión religiosa. Fue tal la obsesión del periodista con el tema, que una tarde de aquellas un militar le avisó al director y fundador del periódico, Domingo López Escauriaza, que si las notas seguían apareciendo, le iba a ir bastante mal al redactor. López habló con su redactor para que, por su bien, le bajara el tono al asunto.
Aquellas fueron algunas de las pocas escaramuzas que salpicaron a la Cartagena de aquellos tiempos como consecuencia del asesinato de Gaitán. La ciudad estaba tan alejada de la violencia, que El Universal no sólo surgió en plena época de barbarie nacional, sino que se mantuvo intacto hasta el día de hoy. Criticó, retrató, informó y opinó todos los días, como si sus páginas hubieran circulado siempre más allá del bien y del mal. Los cartageneros suelen decir que en esas páginas comenzó a hacerse escritor García Márquez. No obstante, prefieren comentar que El Universal, más que un diario, es una rutina de vida, una costumbre de todas las mañanas.