¿Quién no tuvo cuando pequeño la caja mágica del Mago Lorgia, donde bastaban tres toques con la varita de plástico para que un niño transformara una carta enorme en otra de miniatura? ¿Quién no rió durante años con los chistes excéntricos de un madrileño medio mueco que en el Festival Internacional del Humor, que entre chistes sacaba conejos de su sombrero morado? Sí señor: el mundo se enorgullecerá con Harry Houdini, David Copperfield o David Blame. Pero para los hispanoamericanos, no ha habido mago capaz de hechizar a públicos de todos los tamaños, como el español Juan Tamariz y el mago colombiano Gustavo Lorgia.
La próxima semana, ambos se encontrarán en el Centro Cultural del Gimnasio Moderno, y durante cinco días, a las 8:00 p.m., harán gala de sus habilidades como ilusionistas, prestidigitadores y humoristas.
Tamariz, de 64 años, llega a Colombia a presentar su nuevo espectáculo: El espejo mágico, un show donde hace gala de trucos telepáticos e interactúa constantemente con el público. Uno de los momentos del espectáculo que deja perplejos a la audiencia es durante un interactivo partido de fútbol. Durante el juego, Tamariz adivina constantemente el momento en que se realizan las anotaciones del juego. En un diálogo virtual entre sus fanáticos, el mago recibió todas las flores: "¿cómo es posible que acertaras la predicción de los goles en el futbolín y en qué momento se producían. ¡Fue la leche!?", pregunta uno de ellos. "Porque tengo unos poderes marcianos", responde entre risas Tamariz.
Por su parte, Gustavo Lorgia, nacido en 1951, lleva más de cuarenta años dedicado al estudio y desarrollo de la magia en Colombia. Ha viajado por Medio Oriente y Europa, aprendido de reconocidos magos en esas latitudes, y realizado presentaciones ante importantes personalidades como Artistóteles Onassis y Jaqueline Kennedy.
Sin embargo, su reconocimiento en Colombia llegó en 1981 cuando Alfonso Lizarazo se lo llevara para Caracol a trabajar en Mágico-Mágico. Lizarazo también fue, años más tarde, el creador del legendario Festival Internacional del Humor, lugar donde se popularizaría la figura de Juan Tamariz.
Así, con una decena de premios nacionales e internacionales, y la ocupación de importantes cargos dentro de las principales organizaciones de magia en Latinoamérica, Lorgia regresa a una plaza en Bogotá a demostrar las habilidades que lo han convertido en leyenda de grandes y chicos.
También será ésta la oportunidad para honrar de nuevo el talento y el carisma de Juan Tamariz, un ícono del desaparecido Festival Internacional del Humor, pérdida lamentable de la televisión colombiana. Con Tamariz y Lorgia se revive mágicamente este recuerdo.