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La tensión regresa a Corea

Vientos de guerra entre ambas naciones tras el hundimiento de una embarcación.

El Espectador
24 de mayo de 2010 - 11:24 p. m.

Desde Pyongyang, la capital de Corea del Norte, el presidente Kim Jong-il no tuvo demasiados problemas para poner en la cuerda floja el armisticio de 1953, que puso fin a la guerra de tres años con Corea del Sur y comprometía a las dos naciones a cesar sus ataques militares. El norte contaba entonces con el apoyo directo de la relativamente nueva China comunista y el soporte tácito de la Unión Soviética. Del otro lado, del sur se vislumbraba claramente la bandera de los Estados Unidos.

Kim Jong-il dice actualmente estar dispuesto a omitir el acuerdo que su padre, Kim Il Sung , aprobó con su firma. El líder norcoreano dice estar dispuesto a ir a la guerra si Corea del Sur continúa con la idea de imponer sanciones a su país, luego de acusarlo de haber torpedeado el buque Cheonan en las aguas fronterizas del Mar Amarillo.

El hecho ocurrió el 26 de marzo pasado, cuando las autoridades surcoreanas reportaron el hundimiento de uno de sus buques y la muerte de 46 marinos. La investigación, con el aparente hallazgo de rastros de un torpedo, concluyó que se trataba de una agresión de su adversario histórico.

En teoría, el armisticio ya había sido roto anteriormente. Hace un año, Kim Jong-il habló también de accionar sus armas por la decisión de Seúl, la capital de Corea del Sur, de unirse a la llamada Iniciativa de Seguridad contra la Proliferación, impulsada por Estados Unidos con el fin de neutralizar el tráfico internacional de armas de destrucción masiva. Sin embargo, esta vez la tensión entre los dos países hace pensar que las amenazas podrían ir en serio, más aún cuando el presidente del sur, Lee Myung-bak, declaró que está dispuesto a ejercer “de manera inmediata” su derecho  de defensa.

El proceder de Lee hasta ahora se ha orientado a exigir una disculpa de parte de Corea del Norte y castigo para los responsables, una oferta que Kim Jong-il no estaría dispuesto a aceptar. El lunes, el presidente surcoreano anunció que el caso será llevado al Consejo de Seguridad de la ONU, mientras que el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, le ofrecía apoyo militar y el gobierno de China hacía un llamado a la calma.

Por El Espectador

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