“Prudentes y apropiadas”. Así calificó la secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, las medidas emprendidas por Corea del Sur, tras la publicación de un informe internacional que confirmó que Corea del Norte es la responsable del hundimiento de una corbeta surcoreana el pasado 26 de marzo.
Corea del Sur anunció el lunes el cese de sus relaciones comerciales con su vecina del norte. Pyongyang respondió el martes cesando toda relación diplomática con los surcoreanos, y emprendió desde el miércoles la expulsión de los primeros nacionales de este país: ocho funcionarios que trabajaban en el complejo binacional Kaesong, que alberga 110 empresas surcoreanas y que emplea a unos 44 mil ciudadanos de Corea del Norte.
Mientras tanto, a Seúl llegó Clinton, para darle un espaldarazo a su aliado en la península. La secretaria declaró que el ataque al barco surcoreano fue “una inaceptable provocación de Corea del Norte; la comunidad internacional tiene la responsabilidad y el deber de responder”. Añadió que su gobierno trabaja con Seúl “para definir un plan de acción en el Consejo de Seguridad de la ONU”. China, entretanto, manifestó su neutralidad frente al conflicto y llamó a las partes al diálogo.