Publicidad

Maradona, genio y figura

Desde hace mucho tiempo todo lo que pasa en la selección de Argentina tiene que ver con Maradona. De hecho, parece más importante él que el equipo. Eso pasó este sábado, cuando los albicelestes se estrenaron ante Nigeria.

El Espectador
12 de junio de 2010 - 08:00 p. m.

Cuando los jugadores salieron a la cancha del Ellis Park, para hacer el calentamiento, la tribuna, en su mayoría ocupada por fanáticos argentinos, estalló en júbilo. Pero mucho más, apenas apareció el entrenador, quien vestido de sudadera se atrevió a darle un par de toques al balón.

Regresó al camerino y salió impecablemente vestido con un traje gris oscuro, al igual que todos sus ayudantes. Durante los himnos, abrazando a otros miembros del cuerpo técnico, fue el blanco preferido de los lentes de los fotógrafos, que tuvieron que ser sacados por los oficiales de Fifa para que pudiera iniciar el juego.

Apenas comenzaron las acciones, Maradona se paró cerca de la raya lateral y se jugó a muerte  sus primeros 90 minutos como entrenador en un Mundial. Al primero que regañó fue a Jonás Gutiérrez. Después saltó cuando Gonzalo Higuaín desperdició  la primera opción de gol y maldijo cuando el golero Vincent Enyeama le sacó una pelota impresionante a Lionel Messi.

Hasta que llegó el gol de la ventaja,  que le sirvió para descargarse. Repartió gritos y abrazos a jugadores y asistentes, antes de acercarse a la tribuna e invitar a los hinchas a entonar el “Veni, vení, canta conmigo, porque un amigo vas a  encontrar, que de la mano, de Maradona, todos la vuelta vamos a dar…..”

El 10 siguió metido en el partido, nervioso. Tanto que discutió con el técnico de Nigeria, Lars Lagerback, porque sus jugadores no devolvieron el balón  cuando Messi sacó la pelota al costado para que atendieran a un nigeriano. En el segundo tiempo siguió caminando de lado a lado, apretando las piernas cada vez que Nigeria se arrimaba y mirando al cielo cuando sus jugadores creaban peligro, pero no marcaban.

Apenas terminó el juego, besó el rosario que siempre carga, con la imagen de la Virgen de Luján y agradeció la ayuda divina en su estreno. Saludó a cada uno de sus muchachos y alzó a Messi, reconociendo que la victoria, en buena medida, se debió a su talento.

Minutos después, otra vez en sudadera, atendió a los medios con una manzana en una mano y su Blackberry, en la otra. Sonriente respondió todas las preguntas y sobre asuntos tácticos y dijo: “No me preocupan las ocasiones de gol que desperdiciamos, lo importante fue que las creamos”. Explicó que “en un Mundial arrancar ganando te quita presión y te tranquiliza”.

Cuando le indagaron por su aspiración de ganar la Copa Mundo como jugador y entrenador, así como lo hizo el alemán Franz Beckenbauer, aclaró: “No nos parecemos en nada ni vamos a ser iguales. Yo quiero ayudar a este equipo a canalizar todo el cariño de la gente, a hacerse más fuerte y a pelear el título, lo demás no me interesa”.

Y antes de irse no ahorró elogios para Messi: “Brilló, porque estuvo cerca de la pelota. Se divirtió y nos divirtió a todos”. Después abandonó la sala en medio de un fuerte aplauso de los periodistas, que más allá de amarlo u odiarlo, reconocen que en todas las circunstancias, Maradona es genio y figura.

Por El Espectador

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar