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"Quiero ser el último en besar la Copa"

El mito del fútbol, todavía a los 49 años, reflexiona sobre su propio papel como entrenador, de la figura de Messi, las comparaciones con él y sobre las posibilidades de ganar el Mundial.

Marcelo Sottile / Especial de ‘El País’, Pretoria
27 de junio de 2010 - 09:51 p. m.

Por ahora les calla la boca a sus detractores. Este domingo su selección venció 3-1 a México y siguió con vida en Sudáfrica. Alemania, su próximo rival.

Diego Armando Maradona no cabe de la dicha. Salta, abraza y besa a todos sus jugadores. Sí, más que de costumbre. Y no es para menos. La selección de Argentina ya está instalada en los cuartos de final de Sudáfrica 2010. Su rival, nada más ni nada menos que Alemania. Este domingo, con un primer gol en un claro fuera de lugar de ‘Carlitos’ Tévez, les ganó el pulso a los mexicanos 3-1. Y por eso Maradona, la verdad, es que no cabe de la dicha.

¿Messi ya está para ser el Maradona del 86 o hay que pensar en el Maradona del 82?

Messi rompió los moldes. Hay que terminar con las comparaciones. Ya está para salir a la cancha con la corona.

Lionel declaró que está como está por usted.

Le agradezco, pero Lío está en este nivel porque él quiere. Se le ve feliz, contento. Disfruta, me pide jugar. Para toda la gente que decía que Messi no cantaba el himno, que lo veían triste... ¿A quién le gusta perder? Y nosotros perdíamos en las eliminatorias. Ahora todo cambió y hacerlo feliz a Messi es orgullo de todos. Incluidos los compañeros, porque hoy lo ves y se tira un chiste con Pastore, con Garcé, con quienes no se había cruzado en su puta vida. O habla con Verón. Yo los espío. ‘La Bruja’ es un intelectual del fútbol: sabe más de fútbol que Lío, pero se trenzan a hablar. Es lindo estar en el medio de esa conversación.

Estaba preocupado por Messi y fue a Barcelona. ¿Ahí empezó la transformación? ¿Qué cambió además de la posición?

 Nunca pensé en un Messi estático en una posición. Quiero que él se sienta cerca de la pelota. Cuando él tiene esa posibilidad hay chances de salir de contra, de tenerla, de crear una situación de gol o de meter un pase de gol. Todavía no pudo meter ninguno, pero no se olviden de que yo aparecí en los cuartos en México 86. Ahí lo vamos a ir todos a abrazar.

¿Él le dijo dónde se sentía más cómodo?

No. Yo le fui a contar a Messi que a mí nadie me dijo dónde tenía que jugar. Entonces, yo no le tenía que decir a Messi dónde debía jugar. Él tenía que decidirse a jugar donde él quisiera. Y ya era grandecito y hombrecito como para tener las pelotas de decir ‘esta pelota es mía, muchachos, soy el que la sabe interpretar mejor que nadie’. Yo lo hice en su momento, ahora le toca a Messi.

El mensaje para Lionel fue ‘yo te voy a respaldar, pero tienes que rebelarte, ser tú mismo’.

Es que los tiempos te van marcando. No es el mismo Messi el de los 18 años, que el que hoy cumple 23. Los tiempos lo van llevando a madurar a toda velocidad, porque así te lo requiere el mundo, el Barcelona, la selección argentina, los árabes. Y vos tenés que estar preparado como está Lío. A mí me pone bárbaro cuando me dice ‘quiero jugar’, como pasó antes de Grecia. ‘Daaaale, poneeeeme’, me pidió. Eso es algo maravilloso para mí. Aunque yo lo iba a poner en cualquier caso. Eso es lo que yo le quiero contar a la gente: el amor de Messi por la pelota y por la camiseta argentina.

¿Su perfil como entrenador es dejar hacer al jugador?

Sí, pero cuidado. Dejarle hacer al que entiende qué hay que hacer. Vos no le podés dejar hacer lo mismo a Messi que a Bolatti o Jonás. Hay que ver a quién dejás hacer. Eso es una interpretación mía en la cancha. Y tengo que ver con quién se lleva mejor, con quién tiene mejor ‘feeling’, a quién prefiere.

Otra diferencia en Messi es su cara. Antes hablaba mirando para abajo, ahora va con la cabeza arriba.

Es un hombre, es un hombre. Y es muy lindo estar a su lado en este momento. Poder hablar con él, no aconsejarlo porque tiene a sus padres, pero sí estar cerca.

Habla del potencial de los jugadores. Y se dice que el valor de la selección pasa por ellos. ¿Se siente orgulloso o desvalorizado?

Orgulloso. Quisiera ser el último en besar la Copa, porque la ganaron los jugadores. Que eso quede bien claro. Quiero ser un hombre feliz con la camiseta argentina.

¿De todos modos percibe un respeto al Maradona técnico que antes no había?

Nunca creí todo lo que me decían algunos. Sabía de mi capacidad, lo que podía dar. Y como no les creí, no es tanto el choque de lo que decían en las eliminatorias a lo que pueden opinar. Siempre tuve mi personalidad y sabía que este momento iba a llegar, que iba a tener al Mascherano que tengo hoy y no al Mascherano que estaba con el 50% de su cabeza en el Real Madrid y el otro 50% en el Barcelona. Sabía que iba a tener a este Messi, a este Tévez...

Es el único entrenador que da besos. ¿Tiene un estilo distinto?

Siempre fue lo mismo. Si querés podemos trabajar mañana, mediodía, tarde y noche, pero si no hay ‘feeling’ con los jugadores, no hay historia. Esta historia se escribe a través de los futbolistas. Que nadie se crea que hay un mago. Acá la magia la tienen los de pantalones cortos y la tendrán hasta la última pelota del mundo. Existen los Guardiola, los Mourinho, los ‘Rafa’ Benítez, los Menotti, los Bilardo, los Basile, hay un montón de técnicos que han dejado cosas. Pero lo han hecho a través de sus jugadores.

¿Qué le diferencia de esos entrenadores?

Que llego en el momento justo, con una camada de jugadores argentinos que se han juntado para darle alegría a la gente. Quizás a otros técnicos le faltaba uno o se quedaba el otro en el camino. Gracias a Dios los tengo a todos y están sanos. ¿Entonces, qué más puedo pedir?

Los que definen son los jugadores, claro, pero hay técnicos que chocan Ferraris. ¿Usted se siente en su mejor momento para no chocar?

Puede ser. Maduré como un fórmula 1, porque el Mundial te exige tomar decisiones rápidas. Igual, esto se venía gestando hace mucho tiempo. Sabía que cuando nos metiéramos en la cabeza lo que era la camiseta argentina, lo que es un Mundial, se nos iba a dar. Como decía de Messi...

¿Vio a algún futbolista que se le acerque?

En este Mundial no vi otro jugador ni al 30% de Messi. No sé si mañana dirán que soy soberbio, pero tampoco vi a alguien que sea el 30% de Tévez. Porque ‘Carlitos’ te emociona jugando. Amo a mi equipo. El favorito que me vendieron con Xavi e Iniesta perdió 1 a 0 con Suiza.

¿Dice que no están entre los favoritos para que eso no lleve al éxtasis argentino?

 Hay que dejar que los favoritos sean los otros y que se rompan la cabeza. Nosotros vamos partido a partido. Ahora tenemos a Alemania en el cruce de cuartos.

¿Quién dibuja en el pizarrón las jugadas a balón parado?

Lo hablamos entre los tres, con Mancu y ‘El Negro’. Cuando vemos videos nos vienen jugadas. Aunque a veces me vienen más a mí. Soy el más alocado. La jugada de Heinze en el gol contra Nigeria salió porque vi que ellos defendían fuerte. Entonces dije: ‘Si éstos se creen fuertes, les voy a poner gente fuerte y no van a salir de la línea del área. Les voy a poner tres muros: a Samuel, Tévez, Demichelis. Y vas a ver que los morochos no van a poder salir. Y ‘El Gringo’ en el punto de penal les va a romper el arco’. La hicimos acá en una práctica y no pudieron salir nuestros defensores. Sabía que íbamos a abrir el partido así. Por eso, cuando hicimos el gol, no lo grité. Yo gritaba: ‘¡Salió la jugada!’.

Usted era un jugador táctico. ¿Cuándo se dio el traspaso del jugador al técnico?

Es que tenés que pasar ese río de preguntas y resolverlas en tu casa, pensar en el equipo. Dejar las críticas de lado y darle más bola a lo que podés hacer con los jugadores. Me pasé todo un tiempo mirando jugadores. Por eso fue difícil armar la lista.

¿De quién tomó cosas como entrenador?

Me gusta mucho Mourinho. Y aparte de por cómo me trató. Estuvimos varias horas hablando de fútbol. Mourinho me pareció un tipo para llevártelo a la mesita de luz y preguntarle cosas. Tengo el teléfono suyo, así que por ahí lo llamo.

¿Sería capaz de llamarle durante el Mundial?

Sí, ante una duda, lo llamaría.

Pero no le copiaría la táctica del partido de la Champions entre Inter y Barça.

Noooo. Seguro que no. Pero bueno, eso le dio resultado. Es el campeón de la Champions, imagínate que vos y yo quedamos como boludos si decimos eso. ‘Ah, los boludos estos dicen que no lo harían. ¿Y a mí qué me importa?’, podría decir.

¿Cuándo cambió la idea de los cuatro centrales a este equipo ofensivo?

Hace mucho que lo tenía en la cabeza, pero no contaba con los jugadores para hacerlo. Uno estaba cansado, el otro venía con problemas, el otro se quería ir de donde estaba... Había unos problemas grandes. Pero cuando los tuve libres mentalmente, les dije ‘corran para adelante que saben hacerlo’. No es sólo defender.

¿En ese punto esta selección se parece a la del 94, en tener la pelota?

Es una premisa que repito todos los días: si la tenemos nosotros, no la tienen ellos. Y este equipo está capacitado para manejar más la pelota que cualquier otro equipo del mundo por el pie que tiene. Todos juegan bien. Vos lo ves salir a Demichelis del fondo y decís ‘si lo pongo de 9 por ahí te engancha’. Lo ves a Jonás y decís ‘mirá este flaco desgarbado’, pero te llega al fondo y engancha.

 ¿Tiene algún rival al que quiera enfrentarse?

No, que vayan saliendo. No tengo un rival para elegir.

Antes hablaba de España.

Si lo tenemos en el precipicio, lo vamos a empujar. En un Mundial nadie te perdona. Lo mismo ellos: si nos tienen a nosotros ahí, nos van a empujar.

¿Qué daría por salir campeón del mundo?

Un brazo. Yo daría un brazo por esa Copa.

Hace frío para ir desnudo al Obelisco. ¿Lo pensó bien?

Sí, pero no dije cuándo iba a ir (jajaja).

Por Marcelo Sottile / Especial de ‘El País’, Pretoria

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